EL SOCIALISMO Y LA GUERRA.[1]

(Actitud del POSDR ante la guerra)

 

 

Prólogo a la primera edición. (Publicada en el extranjero)

La guerra dura ya un año. Nuestro partido ha definido su actitud ante ella, desde su propio comienzo, en el manifiesto del CC, redactado en septiembre de 1914 y publicado (después de haber sido enviado a los miembros del CC y a los cuadros de responsabilidad de nuestro partido en Rusia y de haber recibido su conformidad) el 1 de noviembre de 1914 en el núm. 33 del órgano central de nuestro partido Sotsial-Demokrat[2]. Luego, en el núm. 40 (29 de marzo de 1915) se publicaron las resoluciones de la Conferencia de Berna[3] que ofrecen una exposición más completa de nuestros principios y de nuestra táctica.

Actualmente, en Rusia aumenta con evidencia el entusiasmo revolucionario de las masas. En otros países se ven por doquier síntomas del mismo fenómeno, pese a que en la mayoría de los partidos socialdemócratas oficiales que han tomado el bando de sus gobiernos y de su burguesía se ahogan las aspiraciones revolucionarias del proletariado. Tal estado de cosas hace de imperiosa necesidad publicar folletos que resuman la táctica socialdemócrata frente a la guerra.

Al reproducir íntegros los documentos precitados del partido, adjuntamos breves explicaciones, procurando tener en cuenta todos los argumentos principales en pro de la táctica burguesa y de la táctica proletaria expuestos en las publicaciones y en las reuniones del partido.

  

 

Prólogo a la segunda edición.

 

Este folleto se escribió en el verano de 1915 en vísperas de la Conferencia de Zimmerwarld[4]. Se publicó asimismo en alemán y francés y se imprimió íntegro en noruego en el órgano de la juventud socialdemócrata de Noruega. La edición alemana del folleto se introdujo ilegalmente en Alemania: Berlín, Leipzig, Brema y otras ciudades, donde fue repartido clandestinamente por los partidarios de la izquierda zimmerwaldiana y el grupo de Karl Liebknecht.

La edición francesa fue publicada clandestinamente en París y difundida allí por los zimmerwaldianos franceses. La edición rusa vino a parar a Rusia en número muy reducido y fue reproducida en Moscú a mano por los obreros.

Aquí reproducimos el folleto íntegro, como documento. El lector debe recordar siempre que fue escrito en agosto de 1915. Y eso debe recordarse, sobre todo, en los pasajes que tratan de Rusia: Rusia aún era a la sazón zarista, la Rusia de los Románov...

Impreso en el folleto editado en 1918.

Se publica de acuerdo con el texto del folleto

 

 

 

Capítulo I. Los principios del socialismo y la guerra de 1914-1915.

 

La actitud de los socialistas ante las guerras.

 

Los socialistas han condenado siempre las guerras entre los pueblos, por considerarlas actos de barbarie y vandalismo. Pero nuestra actitud ante la guerra es, por principio, diferente de la de los pacifistas burgueses (partidarios y predicadores de la paz) y los anarquistas. Diferimos de los primeros porque comprendemos la inevitable ligazón de las guerras con la lucha existente entre las clases dentro de cada país, porque comprendemos la imposibilidad de poner fin a las guerras sin suprimir antes las clases y sin instaurar el socialismo. Diferimos también de ellos porque reconocemos plenamente que las guerras civiles, es decir, las guerras llevadas a cabo por la clase oprimida contra la clase opresora —las guerras de los esclavos contra los esclavistas, de los campesinos siervos contra los terratenientes, de los asalariados contra la burguesía— son legítimas, necesarias y progresivas. Diferimos tanto de los pacifistas como de los anarquistas en que nosotros, los marxistas, reconocemos la necesidad de un estudio histórico (desde el punto de vista del materialismo dialéctico de Marx) de cada guerra por separado. En el curso de la historia ha habido muchas guerras que, a pesar de los horrores, ferocidades, calamidades y sufrimientos que toda guerra acarrea inevitablemente, fueron progresivas, es decir, favorecieron el progreso del género humano, contribuyendo a destruir las instituciones más nocivas y reaccionarias (como, por ejemplo, la autocracia o el feudalismo), las formas de despotismo más bárbaras de Europa (la turca y la rusa). Por eso es necesario examinar, precisamente, las peculiaridades históricas de la guerra actual.

 

Tipos históricos de guerras modernas.

 

La Gran Revolución Francesa inauguró una nueva época de la historia humana. Desde entonces hasta la Comuna de París, es decir, desde 1789 hasta 1871, uno de los tipos de guerra lo constituían las guerras de carácter progresivo burgués, las guerras de liberación nacional. En otros términos: el contenido principal y el sentido histórico de estas guerras era el derrocamiento del absolutismo y del feudalismo, su quebrantamiento, la demolición del yugo extranjero. Esas guerras eran, por ello, progresivas, y todos los demócratas honestos y revolucionarios, así como todos los socialistas, deseaban en ellas el triunfo del país (es decir, de la burguesía) que contribuía a destruir o minar los pilares más peligrosos del feudalismo, del absolutismo y de la opresión de otros pueblos. Así, en las guerras revolucionarias de Francia hubo ciertos elementos de pillaje y de conquista de tierras ajenas por los franceses; pero ello no cambia en nada el sentido histórico fundamental de esas guerras, que destruían y quebrantaban el feudalismo y el absolutismo de toda la vieja Europa, de la Europa feudal. Durante la guerra franco-prusiana, Alemania saqueó a Francia; pero ello no modifica el sentido histórico fundamental de esta guerra, que liberó a decenas de millones de alemanes del fraccionamiento feudal y de la opresión de dos déspotas: el zar ruso y Napoleón III.

 

Diferencia entre guerra ofensiva y guerra defensiva.

 

La época comprendida entre 1789 y 1871 ha dejado huellas profundas y recuerdos revolucionarios. Mientras el feudalismo, el absolutismo y el yugo extranjero no fueran derrocados, no podía siquiera hablarse del desarrollo de la lucha proletaria por el socialismo. Cuando los socialistas declaraban legítima la guerra "defensiva", al referirse a las guerras de esa época, siempre tenían presente, precisamente, esos fines, es decir, la revolución contra el medievo y el feudalismo. Los socialistas entendieron siempre por guerra "defensiva" la guerra "justa" (expresión de G. Liebknecht[5]) en este sentido. Sólo en este sentido los socialistas admitían y admiten hoy la legitimidad, el carácter progresivo y justo de la "defensa de la patria" o de la guerra "defensiva". Si, por ejemplo, mañana Marruecos declarase la guerra a Francia, la India a Inglaterra, Persia o China a Rusia, etc., estas guerras serían guerras "justas", guerras "defensivas", cualquiera que fuese el país que atacara primero, y todo socialista desearía la victoria de los Estados oprimidos, dependientes, de derechos mermados, en la lucha contra las "grandes" potencias opresoras, esclavizadoras, expoliadoras.

Pero figurémonos a un esclavista poseedor de cien esclavos que lucha contra otro, que posee doscientos, por una distribución más "equitativa" de estos esclavos. Es claro que hablar en este caso de guerra "defensiva" o de "defensa de la patria" sería falsear la historia y equivaldría, prácticamente, a una simple farsa de los hábiles esclavistas para engañar al vulgo, a los pequeños burgueses y a la gente inculta. Precisamente así, valiéndose de la ideología "nacional" y de la idea de defensa de la patria, es como la burguesía contemporánea, la burguesía imperialista, engaña a los pueblos en la presente guerra entre los esclavistas por consolidar y reforzar la esclavitud.

 

La guerra actual es una guerra imperialista.

 

Casi todo el mundo reconoce que la guerra actual es una guerra imperialista; pero en la mayoría de los casos esta idea se deforma: unos la aplican sólo a uno de los grupos beligerantes; otros tratan de hacer ver que quizá esta guerra tenga un carácter burgués progresivo y de liberación nacional. El imperialismo es el grado más alto de desarrollo del capitalismo, grado no alcanzado hasta el siglo XX. El capitalismo empezó a sentirse estrecho en los límites de los viejos Estados nacionales, sin la formación de los cuales no hubiera podido derribar el feudalismo.

El capitalismo ha desarrollado la concentración hasta tal extremo que ramas enteras de la industria se encuentran en manos de consorcios, trusts, asociaciones de capitalistas multimillonarios; y casi todo el globo terrestre está repartido entre estos "reyes del capital", bien en forma de colonias o bien de países envueltos en las tupidas redes de la explotación financiera. La libertad de comercio y la competencia han sido sustituidas por la tendencia al monopolio, a la conquista de tierras necesarias para invertir en ellas capital, sacar de ellas materias primas, etcétera. El capitalismo, que en su lucha contra el feudalismo fue el libertador de las naciones, se transforma, en la época imperialista, en el más grande opresor de las naciones. El capitalismo, progresivo en otros tiempos, es hoy reaccionario y ha desarrollado hasta tal punto las fuerzas productivas que la humanidad se halla actualmente ante el dilema de pasar al socialismo o de sufrir durante años, durante decenios incluso, la lucha armada entre las "grandes" potencias por la conservación artificial del capitalismo mediante las colonias, los monopolios, los privilegios y la opresión nacional de todo género.

 

La guerra entre los principales esclavistas por la conservación y fortalecimiento de la esclavitud. 

 

Los datos fidedignos que citamos, sobre el reparto del mundo entre las llamadas "grandes" potencias (es decir, que han tenido éxito ..............................

 

 

[1] El socialismo y la guerra (La actitud del POSDR hacia la guerra): es un trabajo planeado por Lenin con motivo de la preparación de la primera conferencia socialista internacional. En su elaboración participó Zinóviev, pero en lo fundamental fue escrito por Lenin. A él pertenece también la redacción general del folleto.

Lenin calificó su trabajo como “comentarios de las resoluciones de nuestro partido, es decir una aclaración popular de éstas”. Como consideraba una tarea muy importante aprovechar la primera conferencia socialista internacional convocada en Zimmerwald para cohesionar a los elementos de la izquierda de la socialdemocracia internacional en torno a posiciones revolucionarias, Lenin puso todo su empeño en que el fo­ lleto estuviese publicado para el momento de la conferencia.

El trabajo se publicó en vísperas de ella como un pequeño folleto en ruso y alemán y fue distribuido entre los asistentas. Al final del folleto, como suplemento, se agregaron el manifiesto del CC del POSDR “La guerra y la socialdemocracia de Rusia”, el artículo “Conferencia de las secciones del POSDR en el extranjero” con las resoluciones publi­ cadas en Sotsial-Demokrat y la Resolución sobre el problema nacional aprobada en octubre de 1913 en la conferencia de Poronin del CC del POSDR con los funcionarios del partido. Después de la conferencia de Zimmerwald el folleto se publicó en francés en Francia. El texto íntegro también se publicó en noruego, en el órgano de los socialde­ mócratas de izquierda noruegos. Al mismo tiempo, Lenin hizo varios intentos para que se editase en Norteamérica en inglés, pero esto no se concretó.

Lenin atribuía enorme importancia a la mayor difusión posible de este trabajo. Después de la revolución de febrero de 1917 en Rusia, Lenin reclamaba insistentemente que se reeditaran en Petrogrado, “aunque fuese con el título De la historia de los últimos años del zarismo”, el diario Sotsial-Demokrat, el folleto El socialismo y la guerra, la revista Kommunist y Sbornik Sotsial-Demokrata.

El trabajo apareció como folleto en Petrogrado en 1918 en una edición del Soviet de Petrogrado de diputados obreros y soldados, y tuvo amplia difusión. En ediciones separadas se publicó en muchos idiomas. 399.

[2] Véase el presente tomo, págs.. 103-112 (Ed.)

[3] Se alude a las resoluciones aprobadas en la conferencia de las secciones del POSDR en el extranjero que se celebró en Berna del 27 de febrero al 4 de marzo de 1915. Esta conferencia fue convocada a iniciativa de Lenin y tuvo la importancia de una conferencia general de todo el partido, ya que durante la guerra era imposible celebrar un congreso o una conferencia nacional del POSDR. Asistieron representantes del CC del POSDR, del periódico Sotsial-Demokrat, órgano central del POSDR, de la organización socialdemócrata de mujeres y de las secciones del POSDR en el extranjero: las de París, Zúrich, Berna, Lausana, Ginebra y Londres, así como del grupo Baugy. Lenin dirigió todas las labores de la conferencia. En su informe desplegó las tesis del manifiesto del CC del POSDR La guerra y la socialdemocracia de Rusia. En las resoluciones, aprobadas sobre el informe de Lenin, la Conferencia de Berna determinó las tareas y la táctica del partido en la situación de guerra imperialista

[4] Se alude a la Primera Conferencia Socialista Internacional de Zimmerwald, celebrada del 5 al 8 de septiembre de 1915 y convocada a iniciativa de los socialistas italianos y suizos. Asistieron treinta y ocho delegados en representación de los socialistas de once países: Alemania, Francia, Italia, Rusia, Polonia, Rumania, Bulgaria, Suecia, Noruega, Holanda y Suiza. La delegación del CC del POSDR estuvo encabezada por Lenin. La conferencia aprobó un manifiesto en forma de llamamiento A los proletarios de Europa, en el que, merced a la perseverancia de Lenin y de los socialdemócratas de izquierda, se logró introducir una serie de tesis fundamentales del marxismo revolucionario. Además, aprobó una declaración común de las delegaciones alemana y francesa y una resolución de condolencia por las víctimas de la guerra y solidaridad con los perseguidos por sus actividades políticas; eligió también una Comisión Socialista Internacional.

En esta conferencia se formó el Grupo de Izquierda de Zimmerwald y lo integraron los representantes del CC del POSDR encabezados por Lenin, de la directiva nacional de la Socialdemocracia del Reino Polaco y de Lituania, del CC de la Socialdemocracia del País Letón, de los izquierdistas suecos, noruegos y suizos y del Grupo de Socialistas Internacionalistas de Alemania. El Grupo de Izquierda de Zimmerwald desplegó en esta conferencia una activa lucha contra la mayoría centrista de la misma. Los únicos que mantuvieron una posición consecuente hasta el fin fueron los representantes del partido de los bolcheviques.

[5]  Lenin se refiere al discurso pronunciado por Guillermo Liebknecht en el Congreso de Erfurt de la socialdemocracia alemana, celebrado en 1891

 

 

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