INDICE

 

PROLOGO
PRESENTACION

NOTAS SOBRE LOS TEXTOS:

I SOBRE “PROBLEMAS ECONOMICOS DEL SOCIALISMO EN LA URSS”, de STALIN
II NOTAS SOBRE “PROBLEMAS ECONOMICOS DEL SOCIALISMO EN LA URSS
III NOTAS DE LECTURA SOBRE EL "MANUAL DE ECONOMIA POLITICA DE LA URSS”

TEXTO I

SOBRE "PROBLEMAS ECONOMICOS DEL SOCIALISMO EN LA URSS”, de STALIN (Novbre. de 1958)

TEXTO II

NOTAS SOBRE "PROBLEMAS ECONOMICOS DEL SOCIALISMO EN LA URSS" (1959)

TEXTO III

NOTAS DE LECTURA SOBRE EL "MANUAL DE ECONOMIA POLITICA” DE LA UNION SOVIETICA (1960)

1 El pasaje del capitalismo al socialismo
2 El período de transición
3 Carácter idéntico y carácter específico de la revolución proletaria en los diferentes países;
4 El problema del "pasaje pacífico"
5 Algunos problemas concernientes a la transformación de la revolución democrática en revolución socialista
6 Violencia y dictadura del proletariado
7 El problema de la forma del Estado proletario
8 La transformación de la industria y el comercio capitalistas
9 A propósito de los campesinos medios
10 La alianza de obreros y campesinos.
11 La transformación de los intelectuales
12 La relación entre la industrialización y la colectivización de la agricultura
13 A propósito de la guerra y de la revolución
14 ¿La revolución es más difícil de realizar en los países atrasados?
15 ¿La base de la transformación socialista es la industria pesada?
16 Las características de la tesis de Lenin sobre la entrada en la vía del socialismo
17 El ritmo de industrialización es un problema agudo
18 SI se desarrollan simultáneamente granes, medianas y pequeñas empresas, es para una industrialización de ritmo rápido
19 ¿Dos sistemas socialistas de propiedad pueden coexistir durante un largo tiempo?
20 La transformación socialista de la agricultura no puede depender únicamente de las máquinas
21 La pretendida "consolidación definitiva"
22 A propósito de la guerra y de la paz
23 ¿La “unanimidad” es la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad?
24 Los derechos de los trabajadores en el sistema socialista
25 ¿El pasaje al comunismo es una revolución?
26 “No es absolutamente necesario que China adopte una forma aguda de lucha de clases" ¡Una pretendida tesis!
27 El lapso necesario para realizar la edificación del socialismo
28 A propósito una vez más, de las relaciones entre la industrialización y la transformación socialista
29 A propósito de la contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas socialistas
30 El paso del sistema de propiedad colectiva al sistema de propiedad de todo el pueblo, es Inevitable
31 La propiedad individual
32 La contradicción es la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad socialista
33 El proceso dialéctico del conocimiento
34 Los sindicatos y el sistema de jefe único
35 Tomar teorías y principios como punto de partida, no es un método marxista
36 Las experiencias avanzadas, ¿pueden ser propagadas sin dificultad?
37 El trabajo de planificación
38 El aumento prioritario de la producción de los medios de producción y el desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura
39 Las concepciones erróneas del determinismo de la distribución
40 La primacía de la política y el estímulo material
41 El equilibrio y el desequilibrio
42 El pretendido "estímulo material”
43 Las relaciones humanas en las empresas socialistas
44 Las tareas de choque y las tareas que deben cumplirse de manera acelerada
45 La ley del valor y el trabajo de planificación
46 A propósito de las formas de los salarios
47 Dos problemas sobre los precios
48 La adopción simultánea de métodos tradicionales y extranjeros y el desarrollo simultáneo de grandes, medianas y pequeñas empresas
49 ¿Primero los tractores o primero la cooperativización?
50 "Primero el engrandecimiento; luego el refuerzo del carácter comunitario"
51 ¿Por qué se pone especialmente el acento en los Intereses materiales?
52 El hombre es el que hace las cosas
53 El transporte y el comercio
54 El desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura
55 El problema del nivel de acumulación
56 El problema del Estado en el comunismo
57 El paso al comunismo
58 Las perspectivas de desarrollo del sistema de propiedad colectiva
59 La eliminación de las diferencias entre la ciudad y el campo
60 El problema del establecimiento del sistema económico en los países socialistas
61 ¿El desarrollo de los países socialistas puede ser "nivelado"?
62 El problema fundamental es el de los sistemas
63 Las relaciones entre los dos sistemas económicos mundiales
64 A propósito de las críticas sobre Stalin
65 Juicio de conjunto sobre el "Manual"
66 Sobre la forma de redactar un Manual de Economía Política
67 A propósito del método de investigación que consiste en tomar los fenómenos como punto de partida para llegar a la esencia misma de las cosas
68 La filosofía debe servir a la política de su tiempo

ANEXO

1 El problema de la industrialización en China
2 A propósito del lugar del hombre en la sociedad y de sus capacidades
3 Apoyarse en las masas
4 Algunas comparaciones entre los procesos de desarrollo soviético y chino
5 El proceso de formación y consolidación de la línea general
6 Las contradicciones entre los países imperialistas
7 ¿Por qué puede ser más rápida la revolución industrial china?
8 El problema demográfico

 

 

PROLOGO

 

El asombroso desarrollo de la República Popular China en todos los planos exige conocer con profundidad cada vez mayor las bases teóricas en que se sustenta la política de ese pueblo.

Se han editado en nuestro idioma cuatro tomos de las Obras Escogidas de Mao Tsetung y sus Cinco Tesis Filosóficas, así como numerosos folletos y libros con trabajos suyos sueltos o agrupados. Sin embargo, hay aspectos que conciernen al análisis del balance de la construcción del socialismo en la Unión Soviética que no tienen documentación conocida (excepto el notable libro Polémica acerca de la línea general del movimiento comunista internacional, que contiene las cartas cursadas entre el Partido Comunista de China y el de la Unión Soviética, así como otros textos). Por eso, la aparición de las presentes notas de Mao Tsetung tiene una gran importancia, dado que cubren ese difícil período de reflexión y elaboración.

Aunque no provienen de fuentes oficialmente autorizadas, la coherencia general de los textos, así como su correlación con la práctica y documentos del Partido Comunista de China, permiten afirmar que, en líneas generales, se trata de trabajos que responden con fidelidad a las indicaciones acerca de su origen que se desarrollan en las "Notas sobre los textos" que van a continuación.

Ponemos así en manos del lector, un manantial de importancia realmente invalorable.

 

 PRESENTACION

 

“Países como le India, que llevan ya miles de años sin experimentar el menor progreso, atraviesan de pronto una verdadera revolución, y hasta la China va navegando hacia una conmoción revolucionarla. La situación es tal, que la Invención de la nueva máquina, puede dejar sin pan, antes de un año, a millones de obreros chinos...".

(FEDERICO ENGELS)  

Mao Tsetung nació el 26 de diciembre de 1893 en la aldea de Shao Shan, a 45 kilómetros de la ciudad de Hsiang Tan, situada en las riberas del río Hsiang. Su aldea natal se encuentra en la provincia de Hunan, región asolada repetidas veces a lo largo de los siglos por rebeliones y guerras: todo ejército que aspirara a controlar la región y la nación debía atravesar Hunan, ya fuese en dirección norte —para tomar la ciudad clave de Wuhan— ya fuese hacia el sur rumbo a Cantón. Hunan siempre fue considerada tierra de héroes y bandoleros, de campesinos rebeldes y valientes soldados.

La familia de Mao ocupaba una posición destacada en la aldea. Su padre, Mao Jenshen, era un campesino alto y fornido que regía a la familia con patriarcal autoridad. Agobiado por las deudas, debió alistarse en el ejército a fin de escapar de sus acreedores; pero un año más tarde regresó y se dedicó al comercio, lo que le permitió amasar suficiente dinero para comprar una hectárea de tierra. Con gran fuerza de voluntad, inteligencia y dedicación, multiplicó sus bienes hasta convertirse en un campesino rico que poseía no sólo tierras, sino un respetable capital.

Mao Tsetung, en compañía de sus hermanos (Tse-tun, Tse-t’an y Tse-min) así como su hermana Tse-hung, trabajaban duramente en las propiedades del padre. Toda la familia vivía con frugalidad: los niños recogían leña, llevaban estiércol a los campos y ayudaban a plantar arroz.

A los cinco años de edad, el pequeño Mao había comenzado a trabajar en la granja dos años más tarde sus padres, al ver que el muchacho era despierto e inteligente, lo encomendaron a un preceptor para que le enseñara a leer, escribir y sacar cuentas, a fin de que más tarde pudiese ocuparse de la contabilidad paterna. La lectura abrió muchos nuevos horizontes al niño y fueron muchas las tardes en que descuidaba sus deberes en la granja para leer novelas de aventuras, mucho más interesantes que los áridos clásicos tomos que su maestro le obligaba a memorizar.

Cuando Mao cumplió los doce años su padre dio por terminada su educación y lo puso a trabajar en la finca. Al ver que seguía sintiéndose atraído por los libros y el estudio, decidió que su hijo tenía que sentar cabeza de una vez por todas, y la mejor manera de lograrlo era buscarle una esposa. A los catorce años el joven contrajo matrimonio; aunque éste jamás se consumó.

Durante los tres próximos años, el robusto adolescente —ya tan alto y fuerte como su padre— continuó trabajando la tierra de éste, aunque seguía soñando con la posibilidad de estudiar. A pesar de haber cumplido ya los diecisiete años, Mao quería que se le permitiera ingresar en la escuela primaria de la vecina ciudad de Hsiang-hsian; después de largas y amargas discusiones el padre cedió.

El año que pasó en la moderna escuela primaria de Tung-Shan fue decisivo para el joven campesino. Desde el primer día impresionó a sus maestros por su talento literario, su facilidad de aprendizaje y su infatigable afán de leer cuanto libro cayese en sus manos.

En el verano de 1911, terminado su año de estudios en la escuela primaria, rindió con éxito el examen de ingreso a la escuela de enseñanza media de Changha, capital de la provincia. Allí participaría en la primera revolución que vivió China en el presente siglo. El año siguiente Mao se enroló en el ejército donde sirvió como soldado raso, como cocinero y acarreador de agua, realizando, desde luego también, los ejercicios de instrucción militar, todas las mañanas. Durante su tiempo libre se dedicaba a leer o a escribir cartas por encargo de sus compañeros analfabetos.

Una vez caída la monarquía y terminada la revolución, Mao se encontró en una encrucijada: ¿a qué se dedicaría? A los 19 años desorientado y eternamente hambriento —vivía en una posada para estudiantes pobres en Hunan—, su única felicidad eran los interminables días pasados en la biblioteca provincial, donde leyó traducciones chinas de John Stuart Mill, Darwin, Julián Huxley. Montesquieu y Rosseau. Le fascinaba la historia, la biología, la lógica, la economía y la filosofía; pero también ocupaba una buena parte de su tiempo en leer todos los periódicos que llegaban a la sala de lectura. Fue durante ese tiempo que decidió ser maestro, y a comienzos de 1913 ingresó a la Escuela Normal del Magisterio, donde se graduó en el verano de 1918.

Junto con varios compañeros de la Sociedad de Nuevos Ciudadanos, Mao acariciaba el proyecto de viajar a Francia para estudiar. El primer paso consistía en llegar a Pekín. Afortunadamente para Mao, su antiguo profesor Yang Ch’ang-ch, un estudioso de filosofía quien había influido profundamente en el joven discípulo, se había trasladado a la capital, donde dictaba cursos de ética en la Universidad. Gracias a su intercesión Mao logró obtener un puesto en la biblioteca universitaria: debía hacer el aseo y ordenar los libros en las estanterías. El exiguo salario le permitía vivir —mejor dicho, no morir de hambre—, mientras continuaba estudiando y tomando contacto con jóvenes intelectuales de izquierda.

Pronto descubrió que su aspiración de viajar a Francia se vería malograda no sólo por motivos económicos, sino por su absoluta falta de talento para los idiomas extranjeros. Comenzó a leer a Kropotkin, Engels, Bakunin y Tolstoi, e inició un idilio con Yang K'ai-hui, hija del profesor Yang, la que más tarde se convertiría en su esposa. Pero muy pronto decidió regresar a Changsha, en su provincia nativa de Hunan, donde le esperaba una plaza de profesor primario: fue allí donde pronunció su primera conferencia sobre el "marxismo y la revolución”. En mayo de 1919 organizó una serie de huelgas en apoyo del movimiento estudiantil de Pekín (la revuelta de 4 de mayo) y una vez terminados los desórdenes formó nuevas asociaciones estudiantiles que se caracterizaban por su anticonfucionismo, la exigencia de un gobierno democrático y el elogio al marxismo. Después de leer, durante su estada en Pekín, el Manifiesto Comunista de Marx y Engels y “La lucha de clases" de Kautsky, Mao sintió nacer en su alma “una fe en el marxismo de la que nunca volvía a dudar, una vez que la acepté como interpretación correcta de la historia”.

En julio de 1919 apareció en Changsha el primer número de un semanario revolucionario editado por Mao, el que fue suprimido al cabo de un mes por las autoridades. Luego, huyendo de la persecución policial regresó a Pekín y viajó a Shangai, donde pensaba organizar nuevos grupos revolucionarios. Durante varios meses trabajó lavando ropa ajena para subsistir. Pronto regresó a Shangsha, donde permaneció hasta 1922, dirigiendo una escuela primaria y dedicado en gran parte a organizar grupos marxistas.

En 1921, el mismo año en que fundó junto con otros camaradas, el Partido Comunista Chino, Mao contrajo matrimonio con Yan K’ai-hui, con quien tuvo dos hijos; un varón y una niña.

Nueve años más tarde, ella y el niño fueron detenidos por el gobernador de Hunan, junto a Mao Tsehung, la hermana de Mao. Ambas mujeres fueron ejecutadas por negarse a proporcionar datos acerca del paradero de Mao, quien en esa época (1930) era afanosamente buscado por la policía de Chiang Kai-shek. El niño, Mao An-ying, desapareció sin dejar huellas. En 1957, Mao dedicó a la memoria de su esposa el poema "Los Inmortales" que comienza: He perdido a mi magnífico álamo...

Alamo en chino se dice yang.

En 1923, Mao ya era un destacado agitador y periodista revolucionario y a la vez había sido elegido presidente de la Asociación de Sindicatos de la provincia de Hunan. Líder del creciente movimiento obrero, se vio obligado a huir a Shanghai, cuando se dictó en su contra una orden de arresto por "ideas revolucionarias”. Aquel mismo año se aliaron el Partido Comunista Chino y el Koumintang, heredero del movimiento democrático burgués del doctor Sun Yat-sen. Mientras los "señores de la guerra" asolaban el país, dando origen a numerosas guerras civiles, los dos partidos más progresistas de China aunaban sus fuerzas para actuar coordinadamente en favor de un futuro mejor para su patria.

En Shanghai, Mao trabajó en el Comité Central del PC chino y asistió a su Tercer Congreso. Se le encargó la delicada y crucial tarea de coordinar las políticas del PC y del Koumintang, doblemente difícil para un hombre como Mao que era mirado con desprecio por una élite del Kuomintang, ya que había sido mozo de biblioteca, lavandero y maestro primario. Después de la muerte del doctor Sun, en marzo de 1925, la débil ligazón entre ambas colectividades políticas comenzó a sufrir profundas tribulaciones, lo que indica que Mao no pudo realizar exitosamente la labor de coordinador.

La experiencia convenció a Mao de que le sería difícil ganarse la confianza y el aprecio de los intelectuales; a la vez, su falta de experiencia de la vida obrera urbana lo hacía poco apto para trabajar entre el proletariado. Una enfermedad que le obligó a pasar un largo período de convalecencia en Hunan sirvió para ponerlo en íntimo contacto con el campesinado rural; y fue entonces cuando Mao comprendió que la revolución socialista china tendría que apoyarse en la inmensa masa de campesinos, a los que los intelectuales progresistas consideraban entes incapaces de comprender siquiera la palabra revolución.

Apenas inició sus labores de agitación entre los campesinos de Hunan, Mao supo que existía una orden de arresto en su contra y huyó a Cantón. Allí el partido le envió a dirigir una escuela de cuadros del movimiento campesino, uno de cuyos profesores era Chou En-lai. Al mismo tiempo, tomó parte en un Congreso del Kuomintang, donde se consolidó el predominio del ala izquierda, o sea del Partido Comunista, que ahora formaba parte de esa colectividad; el propio Mao fue elegido miembro del Comité Ejecutivo Central, entidad de 22 miembros, de los cuales sólo 7 eran comunistas. Fue en ese momento que Chiang Kai-shek, consciente de la función directiva que el PC ocupaba dentro del Kuomintang, decidió, mediante un golpe sorpresivo, ponerse a la cabeza del ala derecha del partido, que a partir' de ese momento tomaría una posición violentamente anticomunista.

Mao, entre tanto, dirigía la sección agraria del PC en Hunan. Fue esta circunstancia la que le permitió organizar una asociación de un millón de campesinos que formarían el núcleo de sus seguidores en la sanguinaria guerra civil que se avecinaba. En abril de 1927 las tropas de Chiang masacraban a los obreros de Shangahi y Mao organizaba el primer ejército revolucionario de obreros y campesinos, núcleo del Ejército Rojo que veinte años más tarde, en 1949, le daría la victoria definitiva y obligaría a Chiang a huir a Formosa.

En 1927, después de correr cinco distritos de Hunan, Mao había redactado un crucial informe en que planteaba: 

"Los campesinos de China están a punto de levantarse como un tornado de tal fuerza que ningún poder, por grande que sea, será capaz de vencerlo".

Mientras Chou En-lai y Li Li-san agrupaban los restos del fragmentado PC y lo conducían, —siguiendo directivas de Stalin— a organizar desastrosos levantamientos en las ciudades, Mao insistía en que sólo en las regiones rurales podía iniciarse una cruzada revolucionaria que no estuviera condenada de antemano al fracaso. Al comienzo las circunstancias parecían indicar que se equivocaba: su pequeña banda fue capturada por las fuerzas de Chiang y el propio Mao se salvó apenas de ser decapitado, porque al ser llevado al sitio de la ejecución logró escapar y esconderse en un pantano. Con la ayuda de campesinos amigos pudo reunir una banda de mil hombres, con los que se retiró a un refugio en las montañas de Chiankangshan, estableciendo allí la base de una nueva revolución. En 1928 se le reunió Chu The y a partir de entonces la guerra campesina se extendió rápidamente.

Las bases de guerrillas se multiplicaron; en cada región controlada por sus hombres, se establecieron "soviets" (asambleas) de campesinos, que pasaron a constituir los únicos organismos de gobierno. Se confiscaban las propiedades de los terratenientes, distribuyéndolas entre los campesinos desposeídos; el Ejército Rojo supo captarse el apoyo de la población rural gracias a un reglamento, estrictamente aplicado, que prohibía a los soldados apoderarse de cualquier pertenencia ajena, maltratar de hecho, de palabra, a los civiles, comportarse en forma irrespetuosa con las mujeres o confiscar alimentos o ropa a los campesinos pobres. Aún más: cualquier objeto tomado en préstamo había de ser restituido o reemplazado y el valor de cualquier objeto accidentalmente estropeado debía cancelarse a su dueño. Los asombrados campesinos, habituados al saqueo y al pillaje que habían sufrido desde tiempos inmemoriales cada vez que destacamentos armados pasaban por sus villorrios, se convirtieron en los colaboradores más fieles de las guerrillas de Mao.

A partir de 1930, Chiang lanzó cinco grandes campañas sucesivas para "exterminar a los bandidos rojos”. En la quinta campaña, que duró casi un año, siguió los consejos de su asesor, el general prusiano Von Seeckt; lanzó un millón de soldados bien armados contra los rojos, estrechando un círculo alrededor de sus posiciones. Conscientes de que esta vez sus cien mil comba-tientes, cansados y mal armados, no podrían hacer frente a las tropas bien pertrechadas de Chiang, Mao inició la épica Larga Marcha rumbo a las montañas de Yenan. El 16 de octubre de1934, con todo el equipo y carga que podía llevar a lomo de mula —tornos, prensas, telares, imprentas, máquinas de coser—, una columna de cien mil hombres, mujeres y niños partió a buscar un nuevo refugio en las montañas del norte.

Durante 368 días la columna fue ametrallada y bombardeada desde el aire por los aviones de Chiang. Cientos de miles de soldados del Kuomintang y docenas de ejércitos pertenecientes a diferentes "señores de la guerra" locales los interceptaban, atacaban y cercaban.

Recorrieron una distancia similar a la que separa México de Alaska, cruzando 18 cordilleras, 24 ríos, varios desiertos y pantanos y seis territorios habitados por aborígenes hostiles. Durante más de doscientas batallas e innumerables escaramuzas sostenidas a lo largo del trayecto, ochenta de los cien mil murieron en combate, de hambre o de frío, o diezmados por epidemias. Entre las treinta mujeres que sobrevivieron la atroz prueba se encontraba la tercera mujer de Mao, Ho Tzu-chen, quien se había casado con él, dos años después del asesinato de Yang K’ai-hui. Ex maestra de escuela y ardiente comunista. Ho Tzu-chen no se movió del lado de Mao durante el año que duró la Marcha. Al comenzar la épica aventura, esperaba un hijo; dio a luz en el camino y poco más tarde fue alcanzada por más de veinte trozos de metralla procedente de una bomba lanzada por uno de los aviones de Chiang. Tres de los cinco hijos que Mao tuvo de ese matrimonio debieron ser entregados al cuidado de campesinos durante la Marcha, ya que no habrían sobrevivido a las penurias de la prolongada aventura.

El 29 de octubre de 1935 los sobrevivientes llegaban a los extremos norteños de la provincia de Shensi, cerca de la Gran Muralla. Dejaban detrás de sí sesenta ciudadades y centenares de aldeas, donde sus instructores políticos organizaban "soviets" y enseñaban al pueblo a autogobernarse. Los teatros ambulantes del Ejército Rojo daban representaciones y grandes cartas proclamaban la liberación de los siervos, la abolición de los impuestos, la expropiación de los latifundios y su repartición entre los campesinos. Antes de abandonar el distrito, los hombres de Mao dejaban organizados unidades de guerrilleros campesinos, armados con rifles confiscados a los "señores de la guerra”.

Un mes después los diarios de toda China anunciaban que Mao Tsetung, el bandido rojo número uno, había muerto de tuberculosis. De los últimos restos de sus tropas, se decía, sólo quedaban algunos centenares de bandoleros hambrientos y enfermos, que serían exterminados en una última operación de limpieza.

La verdad, sin embargo, era muy distinta.

En enero de 1935, en medio de la Larga Marcha, se había efectuado una crucial conferencia en la ciudad de Tsun-yi: los dirigentes rojos entregaron la jefatura de su movimiento a Mao, el que a partir de entonces se convertiría en líder indiscutible de las fuerzas revolucionarias. Una vez llegado a su destino, el nuevo presidente Mao instaló sus agotadas tropas en la remota aldea de Pao-an; en diciembre de 1936, la capital de la República Socialista China se trasladó a Yenan, en un valle rodeado de colinas perforadas por innumerables cuevas, donde se instalaron oficinas, escuelas, hospitales y viviendas de la nueva población.

La vida en Yenan era dura y austera. A pesar de que la ciudad contaba con una universidad, un teatro, periódicos y otras comodidades, las condiciones a las cuales se sometían todos, desde el Presidente Mao hasta el último soldado, parecían inaceptables a cualquier obrero urbano de hoy. La electricidad de la radioemisora de Yenan era producida por pedal, y en las cuevas que servían de vivienda sólo se utilizaban candiles y velas. Cirujanos y escritores, actrices y catedráticos, hombres de ciencia y dirigentes políticos, todos llevaban el mismo sencillo uniforme y se alimentaban de una ración de arroz y algunas verduras que cada uno cultivaba en un pequeño terreno frente a su cueva.

Durante años, Mao vivió en su cueva excavada en la colina, trabajando de noche a la luz de una vela y cultivando con sus propias manos un pequeño sembrado de tomates y plantas de tabaco. Fumador inveterado, sacrificaba los tomates —único vegetal que daba alguna variedad a la monótona dieta de arroz y mijo— para obtener más espacio en que sembrar el indispensable tabaco. Al igual que todos los demás, el gobernante de la cada vez más extensa Zona Roja, llegó a comprender vastas regiones habitadas por más de cien millones de personas, vestía un sencillo uniforme de algodón y a menudo debían usar una mascarilla para protegerse del polvo amarillo que invadía los valles y los cerros. Tanto él como los demás debían realizar a diario cierta cantidad de trabajo manual; además de sus numerosas tareas gubernativas, administrativas y militares —era jefe supremo de un ejército que llegó a contar con tres millones de hombres—, Mao dedicaba su tiempo a escribir, estudiar y pronunciar conferencias.

 En Yenan no existía la vida fácil, ni para el presidente ni para sus camaradas y súbditos. A pesar de la absoluta falta de comodidades, surgió muy pronto una rica y variada vida cultural: la Universidad, la Academia de Arte con su teatro y las instituciones científicas atrajeron muy pronto un elevado número de artistas, intelectuales y hombres de ciencia, de ideas revolucionarias, quienes se incorporaron a la dura vida de la ciudad de las cavernas para contribuir a la "construcción de la nueva China". El propio Mao tomó parte en las actividades artísticas, colaborando en la teatralización de un libro favorito de su infancia, la novela "Todos los hombres son hermanos”.

Durante doce años, Mao siguió ocupando su espaciosa cueva en la ladera de un cerro de Loess, la que fue su único hogar hasta el triunfo de la Revolución. Un piso de ladrillos y paredes blanqueados con cal, además de algunos simples muebles de madera, constituían las únicas comodidades del espartano alojamiento' Allí Mao recibió a los contados periodistas occidentales que lograron llegar a Yenan a fin de conocer personalmente los alcances de un movimiento cuya influencia crecía más y más; desde allí salía periódicamente para asistir a las reuniones y conferencias, y dirigir las campañas militares que terminaron por convertir’ a China en una república socialista.

Las complejas alternativas de la situación política le hicieron vivir algunos instantes duros: a veces parecía que el gobierno de Yenan no podría sobrevivir. A fines de 1942 Mao escribía a propósito del bloqueo económico con que tanto los japoneses como el Kuomintang trataron de destruir sus posiciones:

Durante un tiempo fuimos reducidos casi a estado de desnudez pues no temamos ropas que ponernos ni petróleo para cocinar' ni papel, ni verduras, ni calzado p. los soldados; durante el Invierno la población civil carecía Incluso de ropa de cama".

Siete años más tarde, el 1º de octubre de 1949 Mao Tsetung, elegido Presidente de la Republica China, proclamaba la instauración de la república socialista, por la que había luchado varias décadas. Vestía ropas de campesino y cubría su cabeza con la misma raída gorra que llevara en Yenan. De pie sobre el colosal edificio que dominaba inmensa plaza, abarrotada de una vasta multitud que rugía rítmicamente aclamando a su líder Mao escuchaba el himno de la victoria:

“Tú eres el sol resplandeciente y la bandera de la victoria...

Te seguiremos y entraremos en un mundo nuevo”.

Quedan atrás las penurias y la lucha, las cuevas de Yenan y los refugios clandestinos. Y también el recuerdo de muchos seres amados perdidos en batalla: su hermano Mao Tse-min, ejecutado por el gobernador de Sinkiang en 1943; su otro hermano Mao Tse-hung, ejecutado en compañía de la bella Yang K’ai-hui en 1930; innumerables camaradas caídos durante la Larga Marcha y la sangrienta guerra civil....................................................... 

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