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PREFACIO

Las primeras páginas escritas de este libro datan de hace diez años. En esa época compuse los primeros capítulos, que luego, por supuesto, con los años he venido revisando y pulimentando. Largos años deje dormir el libro, en parte por pereza, porque la labor se me presentaba difícil, fatigosa y arriesgada. ¡Tener que leerse la obra Integra de Marx, en varios idiomas. para buscar el hilo conductor de la teoría de la alienación! Eso parecía una tarea para un equipo de investigadores, y no para uno sólo. Hace cinco años redacté otro capítulo, el correspondiente a La ideología alemana; y luego el libro volvió a dormir. Faltaba aún lo más difícil: enfrentarse a las grandes obras económicas de la madurez de Marx. Por fin, hace un año, decidí emprender la tarea, y lie aquí que por fin le he dado remate.

Esta no es una obra que verse tan sólo sobre el problema de la alienación. En realidad, es el libro mío que algunos lectores esperaban, donde se trata de un modo global el pensamiento y la vida de Marx. Porque no sólo se trata de encuadrar debidamente los principales momentos de su pensamiento: también se trata, como lo comprobará el lector al comienzo de cada capítulo, de ofrecer un panorama de la existencia de Marx en el momento de escribir cada una de sus obras. Se trata, pues, para hablar como Rubel, de una "biografía intelectual" de Marx, pero vista al través del lente de la teoría de la alienación. Las dificultades para componer una obra así son grandes. En primer lugar, como diría Marx, la fase de la investigación. No es nada fácil rastrear en los textos alemanes de Marx —ayudado por traducciones francesas y españolas— las huellas de la teoría de la alienación. Y en segundo lugar, estaba la dificultad de consultar toda la gran bibliografía que hay sobre el tema, producto de los más diversos autores. El problema de la bibliografía es agudo en la fase de las obras de juventud de Marx. Particularmente sobre los Manuscritos de 1844 hay una infinidad de libros y artículos publicados, que me costó mucho trabajo reunir, sobre todo por escribir en un país como Venezuela, donde no existe esa bibliografía y hay que pedirla al extranjero.

Pero al fin y al cabo, fue un placer compulsar toda esa inmensa bibliografía, porque así se me ofrecían puntos de apoyo para sostener mi polémica —ya que este es un libro polémico. Después, en cuanto a las obras de la madurez de Marx, el problema era inverso: no existe casi bibliografía, al menos sobre el problema de la alienación. Sobre los Grundrisse, por ejemplo —que es tal vez el texto de Marx más importante para la teoría de la alienación— apenas si se pueden leer algunas observaciones de Ernest Mandel en su obra sobre el pensamiento económico de Marx, y sobre todo la imponente obra del Roman Rosdolsky Génesis y estructura del capital de Marx, que son unos estudios a profundidad de los Grundrisse. Igual puede decirse sobre las otras grandes obras de la madurez de Marx. Prácticamente el único tema relacionado con la alienación que han tocado los intérpretes ha sido el del fetichismo, basándose en el parágrafo de El Capital dedicado a ese tema. El mejor de los intérpretes de la teoría de la cosificación sigue siendo el Lukács de Historia y conciencia de clase. Sobre la Crítica de la economía política de 1859, que es una de las obras más perfectas de Marx desde el punto de vista científico y literario, no hay nada escrito. Al menos, nada que se relacione con la alienación. Y sin embargo ¡cuan rico es ese texto sobre nuestro problema! Lo mismo hay que decir de las Teorías de la plusvalía, que es un texto riquísimo en referencias a la alienación y, sin embargo permanecía hasta ahora intocado.

Entre los intérpretes de Marx europeos y americanos ha fluido un prejuicio que es producto, digámoslo duramente, de la mas crasa ignorancia. Ese prejuicio consiste en creer que tal teoría de la alienación es un producto exclusivo de la juventud de Marx, y más concretamente de los Manuscritos de 1844. Contra este prejuicio. que es universal, polemiza este libro mío. Yo demuestro, con los textos a la vista, que la teoría de la alienación fue un asunto de toda la vida de Marx. de ahí que este volumen tenga también, parcialmente, el carácter de una antología de textos. No me quedaba más remedio que demostrar con citas mis afirmaciones. Yo no puedo asegurar que en los Grundrisse existe una definición formal de la alienación del trabajo, de carácter científico social, sin citarla completa. Yo no puedo afirmar que en las Teorías de la plusvalía se habla constantemente de la alienación sin hacer una referencia directa. Estas referencias las he hecho, para mayor rigor, a partir de la edición alemana de las Marx-Engels Werke (MEW), citando cuando he podido, las ediciones españolas o francesas. Por cierto, que entre las fuentes francesas me ha resultado preciosa la edición de las obras de Marx hecha por Maximilien Rubel en La Pléiade, que es una verdadera edición científica de las obras económicas de Marx. En cuanto a las traducciones castellanas casi todas de Wenceslao Roces— he tenido que modificarlas constantemente, pues fallan al traducir los pasajes sobre la alienación.

De modo, pues, que este libro está destinado en parte a demostrarles a los europeos y a los norteamericanos que están equivocados en su apreciación de la teoría marxista de la alienación. Guiados por los Manuscritos de Paris, de Marx, han construido una teoría antropológica de la alienación que no tiene nada que ver con la teoría histórica de la alienación desarrollada en las obras maduras de Marx. ¿Por qué ha ocurrido esto así? Yo creo que por dos razones. En primer lugar, por ignorancia. pues todos esos ilustres intérpretes no se han tomado la molestia de revisar las grandes obras económicas de la madurez de Marx (hay excepciones, como Mandel). Y en segundo lugar, hay una razón de orden ideológico. A muchos intérpretes seudomarxistas o directamente burgueses les interesaba y les sigue interesando, presentar la teoría de la alienación Homo una teoría filosófica, en el sentido de una filosofía especulativa: así como también les interesa presentar a Marx como un filósofo al estilo antiguo. Y los Manuscritos de 1844 les dan pie para ello, por las vacilaciones que hay en ese texto, y que yo examino cuidadosamente en el segundo capítulo de este texto, que fue uno de los que más dificultades me ofreció. Contra estos europeos y norteamericanos que desde sus altas cátedras difunden tal necedad y ofrecen tamaña ignorancia, un latinoamericano se atreve a decirles que están equivocados, que no han leído a Marx, y que si lo han leído no han sabido interpretarlo.

La  alienación en Marx puede ser considerada como un concepto filosófico, pero no al estilo hegeliano. no al estilo especulativo. Es filosófico porque es un concepto de la máxima generalidad, aplicable al entero sistema de pensamiento de Marx y aplicable a toda la historia conocida. Pero sus raíces, su basamento, están en la teoría económico-social de Marx. La alienación es el paso universal del valor de uso al valor de cambio. Ésta, y no otra,  es la definición que se desprende de las grandes obras económicas de Marx. Para comprenderla en toda su profundidad hay que leerse esas obras. Pues Marx es un economista muy singular, y en ello reside su genio: cuando habla en términos económicos —como valor de uso, de cambio, etc.—, Implica en ellos toda una teoría de la sociedad. de su evolución y de su estado presente. Este es el secreto de la perdurabilidad del pensamiento de Marx.

Marx podrá haberse equivocado en algunos detalles, incluso en detalles importantes; pero el hueso de su teoría, y su método dialéctico, siguen teniendo vigencia. Por ello he considerado útil establecer en este libro una teoría marxista de la alienación; porque creo que ella puede ser útil, creo que es aplicable empíricamente. Aplicable, por supuesto, pero no en el sentido en que la aplican, por ejemplo, los investigadores norteamericanos, que han convertido a la alienación en una especie de concepto psicosocial dotado de la mayor ambigüedad. Ni tampoco en el sentido de los europeos por e estilo de Louis Althusser, que la han convertido en un concepto meramente antropológico. El único europeo que ha reaccionado contra estas falsedades es Ernest Mandel, a quien mucho debe este libro, en su obra La formación del pensamiento económico de Marx. Por cierto que el título de esta obra mía, La alienación como sistema, me fue inspirada por Mandel. Pues, en Marx, la alienación es un sistema compuesto de tres variables fundamentales, tres factores históricogenéticos: la división del trabajo, propiedad privada y la producción mercantil. Estas tres variables son analizadas profusamente a lo largo de este libro. La alienación capitalista es un diorama compuesto por esas tres variables, que si bien son distintas en el tiempo, en nuestra sociedad se funden en una unidad sincrónica. Es lo que nos explica Marx en su famosa Introducción metodológica a los Grundrisse.

Finalmente. debo agradecer a mi hermano, el económico venezolano Hector Silva Michelena, su ayuda para redactar el parágrafo sobre la teoría de la explotación el El Capital, en capítulo IX de esta obra. También agradezco la colaboración de mis alumnos de la Universidad Central de Venezuela, cuyas discusiones conmigo me han obligado siempre a precisar más mis puntos de vista y a pulir más mis conceptos.

Andrés Bello decía que su Gramática estaba destinada “al uso de los americanos". Yo debo decir que este libro mío, aunque mucho más modesto, está destinado., no sólo a los americanos, sino también a los europeos. Pues el marxismo y su teoría de la alienación es un asunto que nos concierne a todos, urbi et orbe.

LUDOVICO SILVA

Escuela de Filosofía. Universidad Central de Venezuela.

 

CAPÍTULO I. PANORAMA DEL CONCEPTO DE ALIENACIÓN EN LA OBRA DE MARX: SU TRAYECTORIA Y SUS PROBLEMAS

 

En este libro intentare una reconstrucción progresiva de la teoría marxista de la alienación. Su tesis fundamental es que esa teoría vive y pervive a lo largo de toda la obra de Marx; al menos, de sus obras fundamentales. La casi totalidad de la inmensa literatura que se ha producido y se sigue produciendo en torno al problema de la alienación, coincide en un gigantesco y nefando error: creer que la alienación es un problema que Marx sólo atacó en su juventud, concretamente en los Manuscritos de 1844. En el presente libro aporto suficientes análisis y pruebas documentales —no me ha quedado más remedio que hacer sacrificios en el altar de las citas— para demostrar que, más allá de sus obras juveniles, Marx ahondó de manera sistemática en el problema de la alienación. En las grandes obras económicas que escribió a partir de los Grundrisse (18571858), existe una teoría madura de la alienación, desprovista por completo de aquellos escarceos filosóficos esencialistas que dificultaban la lectura correcta de los Manuscritos de Paris. Toda la literatura europea y norteamericana sobre este problema comete el mismo imperdonable error; y digo que es imperdonable porque no se trata de un error de interpretación, sino de información e investigación. Resulta un tanto extraño que un latinoamericano tenga que enmendarles la plana a tantos marxistas ilustres. Salvo en uno o dos casos, como el de Mandel y Rubel, todos cometen el mismo pecado. Pero antes de entrar en materia, planteare los puntos centrales de la discusión.

1.°) La alienación: ¿categoría filosófico-antropológica o categoría socioeconómica? Este es el punto más candente y más general de todos. Puede decirse que todos los otros puntos están incluidos en éste o se derivan de él. Tome el lector en cuenta lo siguiente: en caso de ser la alienación una categoría filosófica, un rasgo "antropológico" del ser humano por así decirlo, no queda otro remedio que separar la teoría de la alienación de todo el sistema socio-económico de Marx, o sea, de su comprensión de la historia, ya que esta comprensión excluye por definición toda categoría de carácter ahistórico; en este caso, la alienación no sería otra cosa que una especie de pecado de juventud de Marx, o como se ha dicho "un concepto pre-marxista e ideológico".

 Por otra parte, si se concibe a la alienación como categoría socio-económica (con consecuencias éticas) se niega de raíz la posición anterior, pero entonces habrá que demostrar no sólo la persistencia de la teoría, y su vocabulario, a lo largo de la obra de Marx, sino lo que es más importante: demostrar su lugar preciso dentro de la concepción socio-económica de Marx.

2.°) La alienación: ¿término científico o término ideológico? Este punto no es sino consecuencia del anterior. Reconociendo el carácter científico de la obra de Marx, ¿juega algún papel específico en ella el concepto de alienación, o por el contrario, se trata de un "coqueteo" filosófico, una concesión ideológica de un científico?

3.°) La alienación: ¿concepto que implica nociones ni operativas de carácter ahistórico tales como 'la esencia humana” o “lo propio"? Punto también derivado, pero que reviste especial importancia, por haberse centrado en el numerosas objeciones —así como las más extrañas adhesiones— a la teoría marxista de la alienación. Hay hechos tales como: en los Manuscritos de 1844 se emplea a menudo la expresión "esencia humana"; pero en los años subsiguientes, en sitios tales como La ideología alemana o el Manifiesto del Partido Comunista se lanzan denuestos contra los que hablan de "esencia humana". Un problema: ¿habrá que pensar en la ineficacia socio-económica de la alienación en los Manuscritos del 44, dado el empleo de expresiones semejantes, por el contrario habrá que pensar que bajo un cierto ropaje filosófico (fundamentalmente hegeliano) se encuentran auténticas categorías socio-económicas, aún insuficientemente expresadas? La "esencia humana" de que hablan los Manuscritos del 44, ¿es concebida por Marx como la quidditas eterna del hombre? La alienación de tal "esencia", su ex-propiación, ¿es un fenómeno de una quidditas eterna, originaría o por el contrario es un fenómeno histórico que, por tanto, puede ser superado y desaparecer?

4.°) La alienación: si es una categoría histórica, ¿pertenece sólo al capitalismo o también es propia de anteriores modos de producción? Claro que esta alternativa sólo se presenta a quienes ya han resuelto la alternativa anterior, admitiendo la historicidad de la alienación. Marx ha concentrado todo su aparato analítico en el examen de la alienación capitalista; pero, ¿implica esto que no reconociese formas especificas de alienación en otros modos de producción?

El fetichismo de las mercancías, que es modalidad capitalista (pues se basa en el desarrollo histórico del capital y en la oposición de éste al trabajo), ¿es la única forma de alienación? ¿No es, por ejemplo, la alienación ideológica (y en particular, la alienación religiosa, que es parte de aquella) una importante modalidad de alienación que estaba presente en sociedades primitivas en las que aún no había surgido el tráfico de mercancías? ¿No hay alienación en el esclavismo, en la servidumbre?

5.°) La alienación: ¿sobrevivirá al capitalismo? Este es uno de los puntos más controvertidos, sobre todo por la existencia actual de sociedades que, diciendo haber superado el capitalismo y ser ya socialistas, conservan, sin embargo, algunas formas fundamentales de alienación.¿ No representan más bien estas sociedades una transición hacia el socialismo? ¿O están sus individuos humanos "universalmente desarrollados", según quería Marx para superar la alienación? La presencia de una economía monetaria en las actuales sociedades "socialistas", ¿no es un factor primordial de alienación? La distribución, ¿alcanza por igual a todos, o hay aún privilegios? El derecho a la crítica, condición del desarrollo de la conciencia, ¿existe plenamente?

Hay, sin duda, otros problemas además de los mencionados,[1] pero puede decirse que todos, de una manera u otra, caen bajo la irradiación de los que acabamos de enumerar. Estos problemas, repetimos, se refieren a la alienación, pero no constituyen la teoría misma, aunque su discusión pueda aclarar a esta. Esta discusión será el objeto del último capítulo de esta primera parte.

Queremos, como decíamos, ofrecer al lector desde ahora una visión panorámica del problema. Por ello, una vez enumerados los principales problemas de orden polémico, dedicaremos el resto del presente capítulo a resumir la trayectoria del concepto de alienación en la obra de Marx. Aunque partiremos de los Manuscritos del 44, haremos una alusión —casi puramente a título de información— acerca de los giros que toma la alienación en obras anteriores. Nos quedaremos en alusión por dos razones. En primer término, porque detenernos en este examen nos obligaría a profundizar las relaciones Marx-Feuerbach-Hegel (y otros nombres, como Moses Hess, por ejemplo), relaciones que en este libro no queremos tocar sino cuando sea estrictamente necesario, y que por lo demás han sido estudiadas a fondo por múltiples autores, lo que no puede decirse del problema de la alienación en obras de Marx como los Grundrisse, o las Teorías sobre la plusvalía, o la Contribución a la crítica de la economía política, que son —aunque parezca mentira— terreno casi virgen en este aspecto.

En segundo lugar —y esto es quizá más importante que lo anterior— porque sólo a partir de los Manuscritos del 44, primera obra escrita por Marx después de iniciar sus estudios de economía política, es posible hablar rigurosamente de "alienación" en sentido marxista. En la Disertación doctoral de Marx (Über die Differenz der demokritischen und epikureischen Naturphilosophie, 1840-41) se dice, por ejemplo, hablando de Epicuro, que este concebía al "fenómeno en cuanto tal, esto es, como alienación (Entfremdung) de la esencia",[2] lo que nada en absoluto nos dice acerca de la alienación en sentido marxista, y sí de la alienación en sentido hegeliano. En La cuestión judía[3] se acerca un poco más a su sentido futuro, cuando —siguiendo los pasos de Feuerbach— señala la representación cristiana del hombre como "fantástica" y "extraña" y en relación antagónica con el hombre mismo; así como también señala la alienación del hombre respecto del Estado en la "sociedad civil", en el sentido de que el hombre de esta sociedad no considera que su "esencia" está en él mismo, sino en el Estado, lo que equivale a una forma de alienación. Ambos temas —alienación religiosa, alienación estatal— unidos a otros tales como el de la alienación burocrática reaparecen en la Crítica de la filosofía del Estado de Hegel o Crítica del Derecho Publico hegeliano, de 1843;[4] hay, asimismo, el germen de la crítica de la filosofía como alienación ideológica, que ahondará después. Y en la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, donde Marx revela con esplendor estilístico su vocación materialista, hallamos temas que anticipan a La Sagrada Familia: la forma de suprimir la alienación religiosa consiste ante todo en suprimir la alienación existente en la estructura material de la sociedad, pues aquella es expresión de ésta; tanto en la religión como en la vida ciudadana es preciso denunciar la inversión de sujeto y objeto que ocurre universalmente: en la religión, el objeto creado —Dios— se convierte en sujeto creador; en la sociedad civil, el objeto creado —Estado, progreso, etc.— se convierte en sujeto dominador. Y para combatir las formas ideológicas de tal alienación, la filosofía que separa al hombre de su existencia material, propone la teoría revolucionaria, pues "la teoría logra realizarse en un pueblo sólo en la medida en que es la realización de sus necesidades".[5]

Pero no hay teoría marxista de la alienación sino a partir de los Manuscritos parisinos de 1844. A pesar del vocabulario filosófico, sus categorías son ya fundamentalmente socio-económicas,[6] y la alienación aparece como categoría histórica, vinculada ante todo al régimen capitalista de producción, pero con indicadores suficientes como para saber que Marx ya extendía el concepto a modos de producción anteriores. Así, se habla ya de modo claro e inequívoco acerca de lo que nosotros calificaremos como "variables histórico-genéticas de la alienación", a saber: la división del trabajo, la propiedad privada y la producción mercantil, tres condiciones históricas que pueden ser superadas históricamente y que, por tanto, no pertenecen a ninguna supuesta "esencia humana", a menos, claro está, que se considere como la "esencia" del hombre el vivir en relaciones de explotación. Pese a hablar de "esencia humana" y pese a valerse de este concepto en expresiones tan comprometidas filosóficamente como "alienación de la esencia humana", Marx insistirá, como veremos, en el carácter variable, esto es, humano, histórico, económico-político, pues die ökonomische Entfremdung ist die des wirklichen Lebens, la alienación económica es la de la vida real y efectiva.[7] No puede haber para Marx una esencia humana alienada fija, estable, eterna, una inmutable quidditas, pues de otro modo, ¿qué sentido tendría toda la lucha de Marx por demostrar que la alienación es superable históricamente?

 Por otra parte, Marx sienta las bases, en este manuscrito, de la teoría de la alienación que en obras posteriores desarrollara; y lo hace enumerando las principales formas de alienación: alienación del producto respecto del productor, alienación de este respecto de su actividad productiva misma, alienación del "ser genérico" o antagonismo entre el hombre como individuo y el hombre como especie, alienación del hombre respecto del hombre y alienación ideológica en su forma religiosa. Todas estas formas reaparecerán en las obras posteriores de Marx, pero desvestidas de buena parte del ropaje filosófico qua ostentan en los Manuscritos. La teoría de la alienación allí presente no puede considerarse —como la consideran muchos autores— como la teoría marxista definitiva; ni mucho menos, pues aunque figuren allí las intuiciones principales, ¿cómo podría estar completa la teoría marxista de la alienación sin la teoría de la plusvalía, ni la del valor-trabajo, que sólo desarrolló Marx años después? Sin embargo, hay pasajes que no desmerecen en en modo alguno del Marx de los Grundrisse, tales como los referentes a la alienación de las necesidades.

En La Sagrada Familia no sólo se ataca duramente a la filosofía especulativa que hablaba (como hoy) del famoso der Mensch "el hombre" con su esencia a cuestas, sino que se insiste —como en los Manuscritos del año anterior— en relacionar raizalmente propiedad privada y alienación, señalando la vía práctica para que la deshumanización (Entmenschung) que implica la propiedad privada, sea superada mediante la autonegación de la misma, y se convierta en "deshumanización que se supera a sí misma" (aufhebende Entmenschung).[8]

En La ideología alemana se ataca también de frente a la "esencia humana" con un vocabulario, esta vez, plenamente socioeconómico; se plantea la alienación en casi toda su amplitud, haciéndose especial hincapié en dos de sus variables) la división del trabajo y la producción mercantil,[9] trabadas ya con el mercado mundial capitalista y se trazan, junto a las bases para una teoría general de las formaciones ideológicas, los fundamentos para un subconjunto de la teoría de la alienación que hoy cobra inmensa importancia la en el análisis de la sociedad (tanto la capitalista como la de transición hacia el socialismo), a saber: la alienación ideológica, concepto que, como veremos, ya había sido intuido en los Manuscritos de Paris.

 

 

 

 

[1] Por ejemplo, el celebre asunto del "Marx joven" y el "Marx maduro" que lanta e inútil tinta ha derramado. El problema nos parece artificial, pero no tendremos otro remedio que tocarlo.

[2] Marx-Engels, Historisch-kritische Gesamiausgabe (MEGA), Frankfurt-Berlín-Moscú, 1927-1935. I. 1.1, p. 42.

[3] K. Marx, Zur Judenfrage (1843), en Marx-Engels Werke, Dietz Verlag, Berlín, 1961, vol. 1, p. 347 sq.

[4] K. Marx, Kritik des hegelschen Staalsrechts, en Marx-Engels Werke, ed. cit., vol. I, pp. 246249.

[5] K. Marx, Zur Kritik del hegelschen Rechtsphilosophie, en Marx-Engels Werke, td til., vol. I, p. 386: Die Theorie wird la einem Volke immer nurso weit verwirklicht, als sie die Verwirklichung seiner Bedürfnisse ist. Nada tiene que envidiar esta sola frase a cualquiera de las Tesis sobre Feuerbach!

[6] "Todos los conceptos filosóficos de la teoría marxista son categorías sociales y económicas, mientras que las categorías sociales y económicas de Hegel son todas conceptos filosóficos. Ni siquiera los primeros escritos de Marx son filosóficos. Ellos expresan la negación de la filosofía. aunque todavía lo hacen con un lenguaje filosófico". Herbert Marcuse, Razón y Revolución, ed. del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central, Caracas. 1967, p. 249.

[7] K. Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, en Texte zu Methode und Praxis: Pariser Manuskripte 1844, editado por Günther HIIImann. Rowohlt-Verlag, 1966, p. 76.

[8] Marx-Engels, Die heilige Familie and andere philosophische frühschrtften Dietz Verlag, Berlín, 1953, p. 138.

[9] Marx-Engels, Die deutsche Ideologie, en Marx-Engels Werke. ed. cit.. vol. III; todos estos temas se desarrollan en la Parte I: "Feuerbach".

 

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