LA NACION VASCA
- La decisión mayoritaria del Parlamento español facultando al Gobierno del PSOE para entablar un proceso de diálogo—de negociación al fin y al cabo-- con ETA si se dan determinadas “condiciones” por parte de la organización armada, ha de ser analizada, sobre todo, como el ejemplo paradigmático de las contradicciones que arrastra el Estado español no sólo desde su reciente formación histórica sino desde tiempos remotos, cuando la inicial expansión castellana de finales del siglo XII invadió parte del Reino de Nafarroa—Estado internacionalmente reconocido entonces y de formación bastante anterior al Condado de Castilla-- arrancándole mediante la guerra los territorios ahora denominados Comunidad Autónoma Vasca, una de las tres zonas en las que está dividida Euskal Herria o Pueblo del Euskara.
- Desde entonces, con ritmos y períodos variables de invasiones, paces, nuevas guerras invasoras, represiones y negociaciones vasco-españolas nunca cumplidas plenamente por el imperialismo español -- jamás hasta ahora España ha cumplido del todo lo prometido por sus gobiernos a los vascos en esas negociaciones siempre realizadas bajo la amenaza de su superioridad militar--, y hasta ahora el mal denominado “problema vasco” ha minado de un modo u otro la tranquilidad de las clases dominantes españolas para explotar más eficazmente a otras naciones y a sus propias clases trabajadoras, dificultándoles más o menos la plena realización de sus estrategias destinadas a multiplicar la obtención del beneficio.
- Sobre ese fondo histórico de confrontación abierta o latente –la invasión definitiva del Reino de Nafarroa en el siglo XVI, los sucesivos intentos de reducción de las libertades vascas preburguesas desde Madrid incrementados seriamente desde inicios del siglo XVIII, etc.-- el desarrollo del capitalismo industrial añadió contenidos nuevos y desconocidos hasta entonces --la lucha de clases entre burguesía y proletariado dentro de Euskal Herria y dentro del Estado español, básicamente-- de manera que se agudizó la dialéctica entre luchas internas entre clases vascas y luchas vascas para resistir los ataques externos.
- Las clases dominantes españolas siempre, desde finales del siglo XII, tuvieron el apoyo de partes de las clases dominantes vascas, apoyo que creció sobremanera al surgir las burguesías comercial, minero- industrial y financiera. Es por esto que la resistencia vasca a la opresión nacional, por un lado, ha tenido y tiene un determinante contenido popular y obrero, con el apoyo de sectores de la pequeña burguesía, y, por otro lado y por ello mismo, ha suscitado la total incapacidad de las “izquierdas” estatales para comprender cómo y por qué una pueblo desarrollado está aguantando tantos sacrificios durante tanto tiempo.
- La parte mayoritaria de esta “izquierda” --el PSOE-- lleva algo más de un año en el Gobierno del Estado gracias, entre otras razones, a la derrota del anterior Gobierno del PP en el “frente norte”, es decir, a su fracaso para acabar mediante la represión endurecida con el mal llamado “problema vasco”. Con formas diferentes pero idéntica en su esencia y unida a otras crisis, la resistencia vasca fue decisiva en el agotamiento parcial del Franquismo y la responsable única del fracaso de la maniobra continuista de Carrero Blanco a comienzos de los ’70 y del hundimiento de la “reforma” de Arias Navarro tras 1975; de mismo modo forzó la derrota de UCD en 1982 y la del PSOE en 1996, anunciando la del PP en 2004.
- Cualquier analista o historiador no enceguecido por las gafas de plomo del nacionalismo español se percataría de inmediato que las contradicciones estructurales que arrastra el Estado español se sintetizan en dos grandes bloques de problemas --“cuestión nacional” y “cuestión social”-- que en determinados contextos siempre han pretendido ser sido resueltas con sublevaciones militares e invasiones de los pueblos independentistas, estableciendo dictaduras brutales o dictablandas varias como la que padecemos actualmente adornada de constitución monárquica.
- En los últimos 25 años, o sea, desde la “democracia”, han sido detenidas más de 34.797 vascas y vascos, de las cuales 9.754 han sido detenciones incomunicadas y 25.043 comunicadas. Hay que tener en cuenta que la población vasca no llega a los tres millones y que, además de estas detenciones constatadas, también existen muchas detenciones “de trámite”, cortas, de poco tiempo, que ni siquiera salen en prensa.
- Teniendo esto en cuenta hay que decir que, como mínimo, un 1,2% de la población vasca ha sido detenida alguna vez en estos 25 años de “democracia”, años en los que han muerto 350 personas y heridas por la policía otras 4000. En esas detenciones se han producido no menos de 7000 torturados, de los cuales han presentado denuncia 5500 y no lo han hecho otros 1500; sin embargo, se calcula que otras 2500 personas no han comunicado las torturas que han sufrido, por lo que el número vascas y vascos torturadas durante la “democracia”, hasta ahora, puede acercarse muy presumiblemente a las 10.000. Un año tras otro Amnistía Internacional denuncia la práctica de torturas en el Estado español, y la ONU ha certificado su existencia. Especial atención hay que dar a las torturas machistas y sexistas aplicadas a las presas vascas.
- En 2004 hubo 135 detenidos incomunicados, de los cuales 51 quedaron en libertad y fueron encarcelados los 84 restantes, de los cuales denunciados torturas 57; hubo además 4 detenciones comunicadas, de las cuales 3 quedaron en libertad y una fue detenida. Hubo también 11 detenciones por delitos de opinión quedando todas en libertad. Hubo 161 detenciones en manifestaciones, con 47 cargas policiales, 21 manifestaciones prohibidas y una persona muerta. El total de fianzas en 2004 ascendieron a 1.662.000 euros ó 276.533.532 pesetas antiguas.
- Una característica esencial del sistema de castigos del Estado español es su filosofía de la venganza al peor estilo judeocristiano, preburgués, o sea, no sólo contra las presas y presos, sino también contra sus familiares y personas amigas y conocidas. Filosofía de la venganza que, además de ser aplicada en otras muchas cuestiones como la denegación del derecho al estudio libre, a hablar la propia lengua, a relacionarse con cuantas personas se deseen, al propio estatuto de presión política y un largo etcétera, además de esto el Estado español aplica su venganza contra la familia y las amistades, mediante la trágicamente famosa dispersión ideada y aplicada con el apoyo del PNV bajo la dirección de Arzallus en la época del Gobierno de Felipe González, y mantenida hasta hoy.
- A comienzos de julio de 2005 había 689 presas y presos vascas sobre una población que no llega a los tres millones de habitantes, 529 en el Estado español, 154 en el francés, 5 en México y 1 en Gran Bretaña. Para visitarlos se movilizan unas 2000 personas cada semana durante todos estos años, recorriendo un total de 468.520 Km cada semana porque la media de alejamiento de cada preso es de 680 kilómetros. Durante estos viajes han muerto 16 personal, y solamente desde 2003 han ocurrido 89 accidentes con 246 implicados.
- El costo medio de los viajes por familia al mes era en esas fechas de 1.675,44 euros ó 278.770 de las viejas pesetas, y téngase en cuenta que la mayoría de las familias son de las clases populares. Anualmente los gastos totales causados por la venganza de la dispersión suponen la friolera de 13.812.358,67 euros ó 2.298.183.109 de las antiguas pesetas. De estos, 1.773.944,50 euros corresponden a las visitas especiales y de larga distancia, con avión y con varios días de viaje y hoteles, y 12.038.414,17 a las visitas falsamente llamadas “normales”.
- Pero estas cifras escandalosas son solamente una parte de la realidad que padece Euskal Herria bajo la dictadura encubierta por la enmarañada masa de leyes represivas ideadas desde tiempos de la UCD, luego superpuestas y mezcladas con toda serie de añadidos hasta llegar a la Ley de Partidos Políticos, verdadera caja de Pandora que facilita la impresionante lista de registros domiciliarios y locales privados más o menos violentos; entradas en sedes de partidos políticos, movimientos populares y sociales, sindicatos, medios de prensa, etc.; ilegalizaciones de organismos y cierres de medios de prensa oral y escrita; cierre de gaztetxes y casas ocupadas; aperturas de diligencias judiciales a múltiples colectivos y personas, juicios realizados sin garantía alguna a decenas de personas pendientes aún de sentencia, judicialización de la política española y politización de la justicia española, etc. Y lo más reciente: la práctica instauración de la condena a cadena perpetua.
- Todo ello en una atmósfera cotidiana en la que se sabe que se aplica la tortura y los malos tratos, con inquina especial contra las vascas incluidas las violaciones en centros oficiales, en medio del apoyo cómplice de los partidos y sindicatos partidarios de la dominación española --PSOE y PP-UPN, UGT y CCOO--, y en medio de un colaboracionismo silencioso e implícito de los partidos autonomistas. Es este apoyo, más la intervención de la prensa, el que logra reducir el conocimiento público de hechos tan duros como el que 4 personas vascas hayan sido torturadas hasta la muerte, el que todavía no se sepa el paradero de otras tres personas vascas “desaparecidas” en situaciones directamente relacionadas con la represión franco-española, el que diez prisioneros políticos hayan muerto en las cárceles, el que otros varios hayan muerto al poco que ser puestos en libertad como efectos de sus enfermedades no tratadas en las cárceles, o que de lo que va de 2005 ya se hayan “suicidado” nada menos que 6 presos sociales en la cárcel de Langraitz.
- No hay que olvidar que este realidad existe tras más de 25 años de “democracia”, en los que todos los sucesivos Gobiernos del Estado han incumplido sus obligaciones hacia el Estatuto de Gernika y el Amejoramiento Navarro, sino que bien pronto, con la LOAPA inmediatamente posterior al Tejerazo del 23-F de 1981, se reinició la contrarreforma centralista que se ha acelerado posteriormente con toda una serie de disposiciones y leyes que han hecho retroceder las ya de por sí raquíticas atribuciones autonomistas, sobre todo en las cuestiones decisivas.
- Es en este contexto histórico de larga duración, en el que hay que encuadrar los intentos por parte de dichas fuerzas políticas y sindicales para tergiversar, falsear o sencillamente ocultar o negar la realidad histórica de la represión y de sus secuelas. Un amplio rebaño de intelectuales orgánicos del nacionalismo español están desplegando desde la segunda mitad de la década de 1980 bajo el Gobierno entonces del PSOE, un sistemático esfuerzo para invertir la realidad, bastantes de ellos cuestionando y hasta negando la existencia del pueblo vasco como comunidad histórica diferenciada. Otros, más astutamente, aceptan esa existencia pero la licuan y diluyen al trocearla en diversas comunidades internas y en “sensibilidades” diferentes, para luego incomunicarlas a todas ellas dentro de la “democracia constitucional” española. Mención especial hay que hacer al titánico pero baldío esfuerzo del grupo PCE-IU por boicotear, denigrar y deslegitimar los derechos vascos en el plano internacional de modo que este grupo merece el honor de aparecer como una ONG del Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado español.
- Sobre esta base y a fecha de hoy, el Gobierno del PSOE además de no haber realizado ninguna de las muchas transferencias todavía pendientes ha dicho incluso que no va a cumplir con las relativas a Prisiones, Seguridad Social y gestión del paro, y dentro de poco dirá que tampoco cumple con las de I+D+i, con las de la administración de costas y puertos, etc. Más significativo aún, como viene sucediendo desde la época del PP, el PSOE descuenta sistemática y unilateralmente todos los años una determinada cantidad de dinero, más de 50 millones de euros en 2005, que se suman a los que ya debe entregar la CAV en forma de cupo, mejor decir “tributo”.
- Muy recientemente, el gobiernillo vascongado que en modo alguno se caracteriza por mantener una postura digna y coherente ante el Estado, sino por su servilismo colaboracionista, presionado por la acumulación de tantos agravios y desprecios durante la “democracia”, no ha tenido más remedio que hacer públicas sólo parte de las cuentas del expolio español a la parte de Euskal Herria que administra dicho gobiernillo. Según sus datos la economía de la CAV aporta alrededor del 6% del total de la española pero sólo recibe alrededor del 1% de las inversiones estatales. En el período 1995-2005 debía haber recibido, por tanto, cinco puntos más en inversiones, ó 350 millones de euros anuales. Según esto y teniendo en cuenta las alteraciones en los 25 años de “democracia”, la CAV debería haber recibido un total de 9.000 millones de euros en inversiones estatales simplemente para mantener la paridad entre lo que aporta su economía y lo que recibe en correspondencia a su aportación. Pero no ha ocurrido así.
- Conviene aclarar que esta presión permanente en el expolio de la economía de la CAV por el Estado español se plasma de muchas formas, que no sólo en las oficialmente estatales. Por ejemplo, mientras el Estado lleva a los tribunales europeos determinadas leyes de la CAV a favor de sus inversiones económicas, por otro lado, determinadas autonomías limítrofes a la CAV, como La Rioja y Castilla-León, hacen ofertas fiscales, ofertas de suelos muy baratos, etc., a las empresas vascas para que abandonen la CAV y se establezcan en sus territorios, pero sin ninguna intervención represiva por parte del Estado español. Son disputas interburguesas en las que una de las partes juega con ventaja de disponer de un Estado propio que le protege y ayuda, y la otra parte no.
- Un ejemplo especialmente esclarecedor del comportamiento del PSOE lo tenemos en las muy diferentes versiones ofrecidas por este partido y por el PNV sobre el contenido y resultado de la reunión mantenida el 7 de septiembre de 2005 entre Zapatero e Ibarretxe. Leyendo ambos comunicados se concluye que han existido dos reuniones sucesivas y diferentes o que cada uno de los participantes ha asistido a otra reunión. Según el PSOE se está a punto de resolver el problema del Cupo, el del dinero de la descontaminación del crudo del Prestige adelantado por el gobiernillo vascongado y de la Ertzaintza, por último, en la reunión no se habló de la pacificación del conflicto español en Euskal Herria. Según el PNV sí se planteó este último tema, y no se solucionaron los anteriores.
- Hasta ahora, el veredicto histórico incontestable es que las versiones españolas han mentido casi siempre, y en las que no lo han hecho han mezclados verdades con mentiras, a la espera de que el tiempo y su dominio de los medios de prensa echen un manto de olvido sobre la realidad. No estamos diciendo que el PNV sea un dechado de virtudes y de sinceridad, que no lo es, pero en este conflicto en el que se juega temas muy importantes, es el menos interesado en falsificar el contenido de la reunión y sus resultados.
- Ante esta férrea cerrazón del Estado por encima del gobierno de turno, no sirve apenas de nada la política de claudicación de la burguesía de la CAV expresada básicamente en la deriva del PNV del soberanismo al soberanismo compartido. Sin resumir aquí la historia del PNV, siempre han existido diversas corrientes que han llegado a la escisión en determinados momentos críticos, pero en la actualidad la diferencia entre soberanía y soberanía compartida no representa ningún riesgo ya que el partido está totalmente controlado por el sector más tecnócrata, neoliberal y defensor de los intereses de la burguesía.
- Cuando hemos precisado diciendo que “no sirve apenas de nada” es porque sí sirve para algo, para preparar las condiciones para una posible alianza futura con el PSOE. La rebaja de principios es una de tantas exigencias que el españolismo impone al PNV siempre que va a utilizar a la burguesía autonomista para recuperar sus fuerzas en Euskal Herria. Actualmente y frente a las expectativas abiertas por la propuesta de Batasuna, el PSOE puede tener la idea de reeditar los pactos con el PNV para presentar un sólido frente centralista-autonomista pensando en obturar la dinámica negociadora desde dentro mismo del proceso, aparentando que se le impulsa lo que realmente se haría es atascarlo.
- En cuanto a Nafarroa, también se ha acelerado la claudicación total de su burguesía regionalista a los intereses de las transnacionales capitalistas que controlan de facto la economía del territorio. UPN, que depende en todo del PP, impulsa esta dinámica en la medida de sus fuerzas, reforzándola además con una salvaje política de destrucción de las raíces de la identidad navarra, de su historia. La estrategia de españolización forzada es tan cruda y bruta que hasta sectores de partidos españoles como PSOE e IU han tenido que salir al paso, buscando un camino intermedio, más eficaz a medio plazo por cuanto inteligente y disimulado.
- Por mucho que se nieguen o minimicen estas realidades de fondo, achacándolas a la “ceguera terrorista” y a la “idiotez abertzale” (sic), tesis que oímos y leemos muy frecuentemente y que denotan la incapacidad cognoscitiva del pensamiento español, pese a esto, los hechos son tozudos y revelan la dialéctica de la esencia y el fenómeno en las contradicciones estructurales de la formación histórica del espacio material y simbólico de acumulación de capital en buena parte de la península ibérica desde el siglo XVII, que han dado en llamar España.
- Por razones que no podemos exponer, el falso “problema vasco”, además de sacar a la luz el verdadero problema español, el causante de la realidad vista, también expresa el resto de tensiones que palpitan en el Estado. El permiso dado al PSOE por el parlamento para dialogar --negociar, no nos engañemos-- con ETA es un reconocimiento implícito y con la boca torcida de la hondura de las crisis estructurales del Estado, aunque es más que eso como veremos en las páginas que siguen, porque desde hace mucho tiempo todos los Gobiernos del Estado han hablado con ETA, y el del PP negoció con ella.
- No hay duda de que si se ha hablado y negociado con ETA ello es debido, antes que nada, a la fuerza y eficacia de esta organización, que en absoluto al “espíritu democrático” de los Gobiernos de un Estado que nunca hasta ahora ha aceptado reconocer el derecho a la libre autodeterminación de las naciones que ocupaba.
- Más aún, nunca ese Estado a prestado oídos a los reformistas de los pueblos oprimidos que se han dirigido a él pidiéndole que abriera un proceso pacífico de resolución del conflicto que el Estado opresor creaba en sus pueblos. Esto no quiere decir que no hayan existido pequeñas y a veces heroicas corrientes progresistas y revolucionarias que sí han defendido los derechos de los pueblos, simplemente explica que una cosa es el Estado dominante y otra los grupitos progresistas.
- Actualmente tenemos, además de otros, tres grandes ejemplos que así lo demuestran: uno, el primero, se produce internamente, la alianza de hierro que de inmediato establecieron el PSOE y el PP para rechazar categóricamente el reconocimiento de la nación andaluza en el proceso de reforma del estatuto de este pueblo. Ambos partidos sólo se unieron en esa cuestión que, para colmo, fue propuesta por un grupito tan poco sospechoso de independentismo como Izquierda Unida de Andalucía. Independientemente del nivel actual de conciencia andalucista, la historia de este país con los sucesivos pueblos y culturas ha terminado creando una colectividad específica que supera de inmediato el calificativo de “español” planteando una serie de dudas que sólo son resolubles en el proceso de devolución al pueblo trabajador andaluz de sus propios poderes de decisión.
- El segundo gran ejemplo, se produce en el exterior y es la traición y el abandono a su suerte a la nación saharaui que ha hecho el PSOE. Si hay un ejemplo de traición abyecta de la “potencia colonizadora” es la de España con el pueblo saharaui: primero, por órdenes de los EEUU e intereses propios, el Estado abandonó a los saharauis al terrorismo marroquí, pero prometiéndoles que presionaría en la ONU hasta lograr un referéndum de autodeterminación, y tras tres décadas de olvido y colaboración activa o pasiva con Marruecos, incluso vendiéndole armamento, ahora el Estado bajo la administración del PSOE se desentiende definitivamente de las atrocidades marroquíes en el Sahara para asegurar las inversiones subimperialistas españolas en el país ocupante, en peligro por la competencia francesa y norteamericana: el dinero es el dinero y los pueblos son objetos de compraventa mercantil, como los prisioneros y exiliados vascos a varios continentes.
- El tercero y último gran ejemplo es el del comportamiento estratégico del PSOE y del PP, también de la UCD y de AP en su tiempo, sin olvidar al bloque PCE-IU, con respecto a la nación castellana. La creación siquiera propagandística, ficticia e ideológica de la "nación española" exige, además de las opresiones de otras naciones sí existentes, también la negación de la historia del pueblo castellano, sumergido pero no definitivamente ahogado y asfixiado bajo el mito externo y artificial de Castilla como "alma de España". Mitología construida por la intelectualidad de la clase dominante, pero no por el pueblo castellano. Peor aún, mitología construida contra el pueblo castellano para alienarlo y utilizarlo como carne de cañón en las ocupaciones de otros pueblos.
- Como veremos al analizar el papel de Madrid en la nueva estructura de poder del capitalismo español, la nación castellana ha sido condenada definitivamente a ser simple entorno turístico y agrario de Madrid, acelerando su desvertebración. La responsabilidad del PSOE y del PCE-IU es en este aspecto inmensa porque no combaten la concentración y centralización de poder en Madrid y la legitiman con celofán progresista. El pueblo castellano no está oprimido nacionalmente pero sí está sometido a una despersonalización colectiva intensa en aras de la "nación espñola".
- El mal llamado “conflicto vasco” es la expresión más concentrada y cruda de las quiebras estructurales del Estado, como venimos diciendo, y ello se confirma analizando la especial importancia que adquieren puntualmente las reivindicaciones de otros pueblos en determinados momentos. Hemos visto los casos andaluz y gallego, y la traición al Pueblo Saharaui; pero también estamos viendo todo lo que envuelve al debate sobre la reforma estatutaria del Principat con la negativa del PSOE a aceptar el concepto de Derechos Históricos incluso tras las concesiones catalanas al respecto, porque los Derechos Históricos conllevan la aceptación siguiera implícita de la existencia de los Països Catalans, algo negado radicalmente por la alianza entre el PSOE y el PP en su nueva redacción del Estatut Valenciá destinado a trocear aún más la nación catalana. En este sentido, las pasadas elecciones gallegas han confirmado, básicamente, las tendencias de fondo del Estado finales del siglo XX.