INDICE

PREFACIO

INTRODUCCION AL «SEGUNDO PERIODO» 

PRIMERA PARTE
EL DESARROLLO DE LAS RELACIONES MERCANTILES Y MONETARIAS Y DE LA PLANIFICACION EN LA EPOCA DE LA NEP
1. LA RECONSTITUCION DE UN SISTEMA MONETARIO Y FINANCIERO 
2. EL DESARROLLO DE LOS APARATOS Y DE LAS PRACTICAS DE PLANIFICACION ECONOMICA 

SECUNDA PARTE
EL CAMPO DURANTE LA NEP. DIFERENCIACION Y LUCHAS DE CLASES. POLITICA AGRICOLA Y TRANSFORMACION DE LAS RELACIONES SOCIALES EN LA AGRICULTURA
1. LAS CONDICIONES SOCIALES DE LA PRODUCCION INMEDIATA DURANTE LA NEP
2. LAS CONDICIONES ECONOMICO-SOCIALES DB LA REPRODUCCION Y DE LA TRANSFORMACION DE LAS RELACIONES DE PROOUCCION EN LA AGRICULTURA DURANTE LA NEP
3. LA REPRODUCCION Y LA TRANSFORMACION DE LAS RELACIONES IDEOLOGICAS Y POLITICAS EN EL CAMPO

 

TERCERA PARTE
LAS CONTRADICCIONES Y LAS LUCHAS DE CLASES DE LOS SECTORES INDUSTRIAL Y URBANO
1. LAS MANIFESTACIONES INMEDIATAS DE LAS CONTRADICCIONES DE LOS SECTORES INDUSTRIAL Y URBANO
2. LAS CONTRADICCIONES ENTRE EL SECTOR PRIVADO Y EL SECTOR ESTATAL DE LA INDUSTRIA Y DEL COMERCIO 
3. LAS FORMAS DE PROPIEDAD EN EL SECTOR ESTATAL Y U ESTRUCTURA DEL PROCESO DE PRODUCCION INMEDIATO
4. LA INSERCION DE U INDUSTRIA DEL ESTADO EN EL PROCESO GLOBAL DE REPRODUCCION DE US CONDICIONES DE PRODUCCION 
 5. LAS CATEGORIAS DE PRECIO, SAURIO Y GANANCIA Y SU SIGNIFICACION DE CLASE
6. LAS FORMAS DE ORGANIZACION DE LA CLASE OBRERA 

CUARTA PARTE
LAS TRANSFORMACIONES EN LAS RELACIONES IDEOLOGICAS Y POLITICAS EN EL SENO DEL PARTIDO BOLCHEVIQUE
1. LA LUCHA POR LA ALIANZA OBRERA Y CAMPESINA
2. LA LUCHA POR UNA INDUSTRIALIZACION RAPIDA Y POR LA PRIORIDAD DE LA INDUSTRIA PESADA
3. LA FORMACION IDEOLOGICA BOLCHEVIQUE Y SUS TRANSFORMACIONES

EL «GRAN VIRAJE» Y EL SURGIMIENTO DE NUEVAS CONTRADICCIONES

BIBLIOGRAFIA

INDICE ANALITICO

   

PREFACIO

 

En el presente volumen se trata de proseguir el análisis del proceso de transformación de la formación social soviética en el curso de los años 1923-1930, de captar cómo se mezclan en ese período los éxitos y los fracasos, cómo se preparan las victorias y las derrotas ulteriores de la clase obrera y de las masas populares de la URSS.

Para realizar esta tarea hay que esforzarse en poner de manifiesto las relaciones sociales en que se insertan los agentes de la producción, y reconstituir en la medida de lo posible las luchas de clases fundamentales[1]durante el período considerado.

Es necesario, igualmente, tener en cuenta las formas diversificadas que revisten para las masas populares, así como para los militantes y dirigentes del partido, las relaciones sociales reales. Conviene, por último, comprender la significación y el alcance social de las concepciones teóricas y de las plataformas políticas en torno a las cuales se produce una serie de enfrentamientos.

El análisis, por tanto, debe girar en tomo a un proceso objetivo complejo, que se desarrolla a diversos niveles y lleva consigo transformaciones que siguen, cada una de ellas, su propio ritmo, aunque estén ligadas entre sí y repercutan unas sobre otras. Lo cual obliga a prescindir de todo procedimiento idealista que pretenda «exponer» la historia de la URSS como si fuera la «realización» de determinadas «ideas», en particular de las ideas de Marx, de Lenin o de Stalin.

En otros términos: sólo un tratamiento materialista del proceso de transformación de la formación social soviética permite comprender verdaderamente dicho proceso y sacar enseñanzas.

Un tratamiento de ese género es tanto más indispensable hoy día cuanto que una serie de escritos, caracterizados por una hostilidad abierta al marxismo y alentados principalmente por las obras de Soljenitsin, se esfuerzan precisamente en presentar la historia de la URSS como el «producto» de las ideas de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Además, este enfoque idealista es el «contrapunto» de otro de idéntica naturaleza, pero con «objetivos» diferentes. Nos referimos a los escritos de dominante apologética que presentan la historia de la URSS como el «producto» de las decisiones del partido bolchevique y del Estado soviético, y que —por añadidura— suponen, en general (es decir, dejando a un lado algunos «errores», los cuales se dan por rectificados más o menos rápidamente), que esas decisiones están directamente dictadas por los «principios del marxismo», por análisis realizados a la luz de esos principios.

Un rasgo común a estos tratamientos idealistas de la historia de la formación soviética es relegar a un segundo plano (cuando no ignorar pura y simplemente) el movimiento de las contradicciones objetivas y las diversas formas de las luchas de clases, así como el papel de las ideas heredadas del pasado que gravitan tanto sobre las aspiraciones de las masas como sobre los puntos de vista de los dirigentes. Pero la consideración de todo esto es indispensable para un análisis materialista del proceso de transformación de la formación soviética[2].

 Un análisis materialista exige, asimismo, la renuncia a confrontar la historia de la URSS con tal o cual «modelo» ideal, respecto al cual se habría «desviado» en un cierto momento, tanto que a partir de entonces todo «fue de mal en peor».

Por consiguiente, es indispensable, en definitiva, analizar la formación social soviética en su originalidad, a fin de comprender el fenómeno único de las gigantescas transformaciones por las que pasa. La consideración de los rasgos específicos de la historia de la URSS no impide, en modo alguno, sino todo lo contrario, extraer enseñanzas para otros países y para otras épocas. Esta historia tiene, en su singularidad, un alcance universal, por la sencilla razón de que lo universal no existe más que bajo la forma de lo particular. Pero este alcance universal sólo puede ser captado a través de un análisis concreto del movimiento de las contradicciones, en particular de las que se desarrollan al nivel de la ideología.

En las páginas que siguen no procederemos a una «presentación cronológica» del desarrollo de las contradicciones correspondientes al período 1923-1930. La atención se centrará en el momento en que las contradicciones se funden y dan lugar, en 1928-1930, a una crisis que aparece como una «crisis general de la NEP». Veremos, por otra parte, que los aspectos esenciales de esta crisis están ligados al modo de aplicación de la Nueva Política Económica y a las formas ambiguas que toma su progresivo abandono. En cualquier caso, el análisis de esta crisis permite captar las formas más acusadas de una serie de contradicciones, y seguir su desarrollo y entrelazamiento en el curso de los años anteriores. Así quedan esclarecidos tanto las condiciones de maduración de la crisis de 1928-1930 como sus efectos de clase.

 

Las contradicciones analizadas en este volumen conciernen, ante todo, a la clase obrera. Se trata de captar cómo se transforman las condiciones en las que ésta produce, y por tanto las características de los procesos de producción y de reproducción, pero se trata, también, de describir las formas que revisten la elevación del nivel de consumo de los trabajadores de la industria, las diversas relaciones de distribución y el modo de organización de los trabajadores. Se presta especial atención al modo en que están presentes los trabajadores (y también otras clases sociales, sobre todo la antigua burguesía y la que está en vías de formación) en los aparatos ideológicos y políticos a través de los cuales la clase obrera puede desarrollar sus iniciativas o ver orientadas sus actividades en uno u otro sentido. Los éxitos obtenidos en el curso de los años considerados, lo mismo que los fracasos sufridos, tienen considerable influencia en la forma que adquiere la crisis de los años 1928-1930 y en su desenlace.

De la misma manera son analizadas en este volumen las relaciones sociales en las que está inserto el campesinado (y sus diferentes capas) y las luchas que se desarrollan en su seno, así como las contradicciones que enfrentan a las masas campesinas con ciertas decisiones del poder soviético.

Las contradicciones analizadas se presentan, a menudo, como contradicciones económicas. Conviene, por ello, poner de manifiesto las relaciones sociales que se revelan y se ocultan bajo la forma de precios, salarios y beneficios, y la significación de clase de los movimientos de los precios industriales y de los precios agrícolas. A través de estos movimientos se ventila, al menos en parte, el destino de la alianza obrera y campesina.

El análisis gira fundamentalmente en torno a las contradicciones políticas, pero éstas no pueden ser reducidas (como se hace a menudo) a los enfrentamientos de las diversas oposiciones con la mayoría del buró político. Estas contradicciones, en efecto, son inherentes también a la línea política establecida por la dirección del partido, línea que comporta elementos contradictorios, los cuales desempeñan un importante papel en el desarrollo de la crisis de los años 1928-1930. Además, esta línea política se encuentra a menudo en contradicción con la práctica real de los cuadros del partido y del Estado. Pero los efectos de esta práctica repercuten antes o después sobre la línea política y conducen a su transformación.

Aquí debe prestarse especial atención a los medios limitados de que dispone el partido bolchevique para aplicar muchas de sus decisiones. Limitación que es un producto de la historia: corresponde a la débil implantación del partido en el seno del campesinado (que constituye la inmensa mayoría del pueblo soviético), al carácter escasamente proletario de muchos aparatos del Estado[3] y, por tanto, al tipo de relaciones que se establecen entre estos aparatos y los trabajadores.

Sin embargo, los límites con los que tropiezan tanto la acción del partido bolchevique como las posibilidades de iniciativa de las masas no son sólo debidos a factores políticos: están determinados igualmente por el desarrollo de ciertas relaciones ideológicas. Es necesario, por consiguiente, analizar detenidamente la formación ideológica bolchevique y sus transformaciones (inseparables, a su vez, de las que se producen en el conjunto de la formación social). Como veremos, algunas de las concepciones que desempeñan un papel creciente en el partido bolchevique, y que están presentes también en el seno de las masas, llevan a menudo a ocultar la existencia de una parte de las contradicciones en vías de desarrollo, a dar una interpretación errónea[4] de aquellas cuya existencia se reconoce, o también a hacer que prevalezcan decisiones más o menos inadecuadas (en el sentido de que no consiguen su objetivo y debilitan las posiciones del proletariado soviético).

Las características de la formación ideológica bolchevique reflejan, en primer lugar, la experiencia limitada de que pueden disponer entonces el partido bolchevique y el proletariado soviético. Se vinculan, también, a las luchas que se desarrollan en el seno del partido antes de Octubre y en el curso de los años 1917-1923, es decir, a las contradicciones de la formación Ideológica de esta época. Finalmente —y sobre todo—, son el producto de las transformaciones que conoce esta formación ideológica frente a los problemas nuevos que surgen y a las modificaciones que experimentan las relaciones de clases en el seno de la misma formación soviética.

El proceso de transformación de la formación ideológica bolchevique produce efectos contradictorios. Por un lado, conduce a un enriquecimiento del marxismo, a una visión más clara de las tareas políticas y económicas que el poder soviético debe abordar. Por otro lado, y simultáneamente, contribuye —debido, en particular, a la debilidad de los vínculos del partido con las masas campesinas— al reforzamiento de concepciones que se apartan del marxismo revolucionario. Hay que señalar, por otra parte, que a veces es posible encontrar «títulos de legitimidad» ilusorios para estas concepciones al interpretar de manera mecanicista tal o cual formulación utilizada por el mismo Marx.

Un ejemplo significativo, como veremos, es el papel que el partido bolchevique asigna a las formulaciones utilizadas por Marx en sus textos de 1846, donde la «sociedad» aparece como una «totalidad expresiva» en la que el conjunto de las relaciones sociales parece determinado por las condiciones técnicas de la producción. Así sucede con la célebre frase: «El molino a brazo os dará la sociedad con el señor feudal; el molino de vapor, la sociedad con el capitalismo industrial»[5], que puede dar lugar a una interpretación estrictamente economicista- tecnicista.

Al final del presente volumen se reserva un lugar relativamente importante a los problemas que plantean las transformaciones de la formación ideológica bolchevique. Estos problemas tienen, en efecto, un alcance considerable. Su análisis permite comprender mejor cómo y por qué ciertas contradicciones que se han desarrollado en el seno de la formación social soviética han podido ser percibidas defectuosamente, de forma que su tratamiento inadecuado ha acarreado una serie de consecuencias involuntarias y cada vez más difíciles de controlar.

Lo que decimos a este propósito comporta, en el sentido más directo, una enseñanza universal. Una parte, en efecto, de las concepciones ajenas al marxismo revolucionario presentes en el seno de la formación ideológica bolchevique pasan a ser, en el curso de la década de 1930, «artículos de fe», que influencian a muchos partidos de la Internacional Comunista. Estos partidos han podido llegar así —en condiciones históricas diferentes de las de la URSS— a cometer errores similares a los cometidos por el partido bolchevique[6].

El análisis de las contradicciones y de las transformaciones de la formación ideológica bolchevique sigue siendo de actualidad. Todavía hoy, algunos de los que se consideran, con razón, marxistas-leninistas, no han reconocido claramente lo que puede haber de erróneo en tal o cual formulación, admitida por el partido bolchevique, que ha desempeñado un papel negativo en el proceso de transformación de la formación social soviética, debilitando la función dirigente de la clase obrera.

La identificación con el marxismo revolucionario de ciertas formulaciones o tesis que han sido aceptadas por el partido bolchevique, pero que son ajenas al marxismo, sigue perjudicando, de una u otra manera, a la causa del socialismo. Así, lo que  .............................[...................]

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