INDICE

      Introducción

    I. ¿Qué es un esquema de evolución de las sociedades?

  II. La noción del modo de producción asiática según Marx y Engels

III. Las desventuras de la noción de modo de producción asiático

IV. Hipótesis sobre la naturaleza y las leyes de evolución del modo de producción asiático y la noción de línea típica de desarrollo de la humanidad

 

Los esquemas de evolución de las Sociedades

 

Introducción

 

«Los griegos vivieron antiguamente como los bárbaros viven ahora».

Tucídides I, 6, 6.

 

 

El marxismo aparece, desde sus orígenes[1], como una tentativa de pensar científicamente la historia, es decir, poner al descubierto las estructuras esenciales de las sociedades y explicar sus razones de ser y sus leyes de evolución. Marx y Engels encontraron y retomaron una hipótesis general ya expresada por numerosos pensadores según la cual la historia de la humanidad es la historia del paso de una forma de organización social sin clases a sociedades de clases. Ellos enriquecieron esta hipótesis[2] al proponer que se buscara en el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, el fundamento, en último análisis de esta transición. Dentro de esta perspectiva, mostraron que el capitalismo, al desarrollar las fuerzas productivas, creaba las condiciones para la abolición de las sociedades y de la explotación de clase. A través de sus obras legaron, al parecer, la imagen más precisa de una evolución «necesaria» de la humanidad, a través de la sucesión de la comunidad primitiva, del esclavismo, del feudalismo y del capitalismo. Para numerosos marxistas, esta «necesidad» pareció implicar que se encontraría más o menos deformada por las «particularidades» locales, en todas las sociedades. Esta interpretación, confrontada con el inmenso material arqueológico, etnológico e histórico, acumulado desde Marx y Morgan, produjo debates sin fin entre los especialistas, sobre la fecha de aparición de un estado «esclavista» en China, en Japón, en Africa, de un estado «feudal» entre los mongoles, el mundo islámico, etc. Todas estas dificultades se concentraban en el drama de las «periodizaciones», no en el de la sucesión cronológica de los acontecimientos, sino de la sucesión lógica de las estructuras, esclavista, feudal, capitalista. Para escapar a ese drama de la impotencia de explicar la lógica de la historia, muchos pensadores decidieron no colocar en un estado o en otro los hechos de las sociedades que analizaban. La historia no occidental estallaba en un cúmulo de hechos «empíricos» salvados tal vez del contrasentido, pero privados de sentido.

Siendo la fuente de esos desórdenes teóricos inversamente complementarios, la historia no occidental parecía escapar a la «necesidad de la historia», ya que no reproducía la necesidad de la historia occidental.

Por una singular paradoja, en el centro del drama, ciertos especialistas, marxistas o no, rehusando igualmente que se colocaran sus «hechos» bajo las categorías de esclavismo o de feudalismo, propusieron que se les diera un sentido teórico, comparativo, colocándolos bajo una categoría marxista deslizada desde hacía mucho tiempo bajo la sombra de numerosos textos por la brillante obra de Engels, El origen de la familia, la categoría de «Modo de producción asiático». Por ejemplo, J. Suret-Canale, a propósito del Africa negra precolonial, declaraba: «Parece que se puede aproximar el modo de producción preponderante de las regiones más evolucionadas del Africa negra tradicional a lo que Marx denominó «Modo de producción asiático»[3], y A. Métraux, al describir los estados preincaicos, escribía acerca de los Mochicas, indios de la costa del Perú (300 a 800 años después de J. C.):

 

«Como en Egipto y en Mesopotamia, la conquista del desierto sobre la costa peruana, postula la existencia de una autoridad respetada y de una burocracia bien organizada. Carlos Marx ya había presentido el papel de la irrigación en la formación de los gobiernos despóticos de tipo asiático»[4].

 

Este singular retorno a un Marx olvidado iba a plantear una nueva cadena de problemas teóricos. El primer problema, al parecer que surgió de la «marxología», era establecer el contenido de un conjunto de textos dispersos que había que inventariar, y luego confrontar su contenido con el esquema hecho por Engels en El origen de la familia. Una vez restaurado el concepto, convenía medir los hechos para apreciar su fecundidad y eventualmente para remodelarlo y trabajar en él. Esta tarea está en desarrollo. Finalmente, en la prolongación de estos dos caminos, surgía una cuestión fundamental de modo inevitable: ¿qué entendemos por línea típica del desarrollo de la humanidad? Nos dedicaremos a desarrollar el primer punto, sin detenernos en los otros dos, sobre los cuales volveremos en próximos números. Pero antes de emprender este periplo, tenemos que asegurarnos de antemano una idea clara de lo que se llama «un esquema de evolución de las sociedades».

 

 

I. ¿QUE ES UN ESQUEMA DE EVOLUCION DE LAS SOCIEDADES?

 

Es una representación simplificada, ideal, de los mecanismos del funcionamiento de las sociedades, construida para hacer inteligibles sus evoluciones posibles. Tal representación constituye un «modelo», es decir, un conjunto de hipótesis sobre la naturaleza de los elementos que componen una sociedad, sobre sus relaciones y sus modos de evolución. Tales modelos son instrumentos esenciales de las ciencias de la naturaleza y de la historia. En El Capital, Carlos Marx describe la estructura fundamental de la organización capitalista de la producción en estos términos:

«Aquí estamos en presencia de dos clases solamente: la clase obrera, que no dispone de otra cosa que de su fuerza de trabajo, la clase capitalista que posee el monopolio de los medios de producción sociales y del dinero»[5].

A partir de esta relación fundamental, puede comprenderse a la vez las otras estructuras que componen un sistema económico capitalista (análisis sincrónico) y su movimiento (análisis diacrónico). Pero un modelo corresponde a la realidad solamente en parte. El Capital no es la historia real, concreta, de tal o cual nación capitalista, sino el estudio de la estructura que las caracteriza como «capitalistas», haciendo abstracción de la infinita diversidad de las realidades nacionales. Marx nos lo advierte explícitamente:

«Suponemos siempre en este examen general de la producción capitalista que las relaciones económicas reales corresponden efectivamente a su concepto o, lo que es lo mismo, las relaciones reales no serán expuestas aquí sino en la medida en que traduzcan su propio tipo general»[6].

Por este método puede aprehenderse una «lógica»[7] del desarrollo social. Es necesario, pues, para no confundirse groseramente sobre los esquemas construidos por Marx y Engels, reconocer de antemano que ni pueden ni quieren constituir la historia real de las sociedades, sino una historia abstracta de realidades reducidas a sus estructuras esenciales, una vista retrospectiva de la razón de ser de su evolución tomada como desarrollo de las posibilidades y las impotencias internas de esas estructuras.

Estos esquemas son, por lo tanto, edificios de hipótesis de trabajo ligadas a un estado del conocimiento y de la realidad, a la vez punto de llegada de la reflexión teórica y punto de partida para descifrar más adelante la infinita variedad de la historia concreta. Es al nivel de ésta, que los esquemas hipotéticos dan la prueba de su verdad. Ahí debe terminar la tentación perpetua de transformar la hipótesis en dogma, una verdad que debe ser comprobada en una evidencia que no hay que verificar, y que puede, soberbia, reinar a priori sobre los hechos.

Con este espíritu, Marx, al dibujar en la «Ideología alemana» (1845) su primer esquema de evolución, nos daba el modo de emplearlo y criticaba a los que querían ver en ella una nueva filosofía de la historia, un cuerpo de verdades primeras o últimas accesibles solamente al filósofo y del cual la historia tomaría su necesidad y su sentido.

«En el lugar de la filosofía, se podrá cuando más obtener una síntesis de los resultados más generales que se pueden abstraer del estudio del desarrollo histórico del hombre. Esas abstracciones, por sí mismas, separadas de la historia real, no tienen absolutamente ningún valor. Cuando más, pueden servir para clasificar más fácilmente el material histórico, para indicar la sucesión de sus estratificaciones particulares. Pero no da de ninguna manera, como la filosofía, una receta, un esquema según el cual se puedan acomodar las épocas históricas. La dificultad comienza solamente, por el contrario, al estudiar y clasificar ese material»[8]. Vamos a ver cómo el olvido de esta gramática de la hipótesis en las ciencias históricas hizo que muchos investigadores se lanzaran a un lenguaje de locos con el cual pretendían que la realidad entrara en los términos que debían darle un sentido «racional».

 

II. LA NOCION DEL MODO DE PRODUCCION ASIATICO SEGUN MARX Y ENGELS

 

 

a) Las fuentes.

 

La noción se elabora hacia 1853 [9] y se mantiene presente en Marx hasta el fin de su vida. Engels en el Anti-Dühring (1877), en La Epoca franca (1882) vuelve a tratarla y la enriquece; pero desaparece en El Origen de la Familia, de la Propiedad privada, del Estado (1884).

Engels la deja en las ediciones de los libros II (1885) y III (1894) de El Capital, de Marx. Damos aparte una bibliografía, que él hace aparecer después de la muerte de Marx, sumaria de los textos principales que conciernen a este tema.

La mejor elaboración de este concepto hecha por Marx se encuentra en un manuscrito de 1855-1859 inédito hasta 1939, intitulado Formen die der Kapitalistischen Produktion Vorhergehn [10] publicado en el Grundrisse der Kritik der Politischen Ekonomie.[11] El texto Formen es el más complejo de los esquemas de la evolución de las sociedades que Marx nos ha dejado. Por tanto debe confrontarse con El Origen de la Familia, de Engels, que apareció veinticinco años después.

 

 

b) La noción de modo de producción asiático.

 

La noción fue elaborada a partir de una reflexión sobre unos documentos británicos[12] que describían las comunidades pueblerinas y los Estados de la sociedad india del siglo XIX.

A esta información se agregaron unos relatos de viajeros en el Medio Oriente y en Asia Central.[13] Un hecho impresiona a Marx y Engels: la ausencia de la propiedad....................

 

 

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