CONTENIDO
XI PREFACIO.
INTRODUCCIÓN: FASCISMO COMO CULTURA POLÍTICA ALTERNATIVA.
1. GEORGES SOREL Y LA REVISIÓN ANTIMATERIALISTA DEL MARXISMO.
I. LOS FUNDAMENTOS DE LA «CORRECCIÓN» DEL MARXISMO
II. ANTIRRACIONALISMO Y ACTIVISMO: LOS MITOS SOCIALES.
III. ANTICARTESIANISMO Y PESIMISMO.
IV. LA CONFLUENCIA DEL SORELISMO Y DEL NACIONALISMO
2. EL REVISIONISMO REVOLUCIONARIO EN FRANCIA.
I. LA NUEVA ESCUELA».
II EL SORELISMO APLICADO.
III. LA SÍNTESIS SOCIALISTA Y NACIONAL.
3. EL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO EN ITALIA.
I. VEINTE AÑOS: 1902-1922.
II. LA PRIMACÍA DE LA ECONOMÍA Y LA REVISIÓN DE LA ECONOMÍA MARXISTA.
III. EL MITO MOVILIZADOR DE LA HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA Y LAS LECCIONES DE LA REALIDAD.
4. LA SÍNTESIS SOCIALISTA-NACIONAL.
I. EL MITO DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA.
I. DE LA GUERRA DE LIBIA AL INTERVENCIONISMO DE IZQUIERDA: EL IMPERIALISMO DE LOS OBREROS, EL SINDICATO Y LA NACIÓN
II. EL SINDICALISMO NACIONAL, LA SOLUCIÓN PRODUCTIVISTA Y EL PROGRAMA DE EXPROPIACIÓN PARCIAL.
IV. DE LA «CARTA DEL CARNARO» AL SINDICATO FASCISTA.
5. LA ENCRUCIJADA MUSSOLINIANA: DE LA CRÍTICA DEL MARXISMO AL SOCIALISMO NACIONAL Y AL FASCISMO
I. EN LA ÓRBITA DEL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO.
II. UN MILITANTE SOCIALISTA 1NTELECTUALMENTE A LA DERIVA
III. EL SOCIALISMO NACIONAL.
IV. ESTADO Y DICTADURA: DEL SOCIALISMO NACIONAL AL FASCISMO.
EPÍLOGO: DE LA REVOLUCIÓN CULTURAL A LA REVOLUCIÓN POLITICA.
BIBLIOGRAFÍA.
ÍNDICE DE NOMBRES.
PREFACIO
Esta obra ofrece el resultado de una investigación iniciada hace algunos años. Hace tiempo también que los estudiantes de doctorado de los departamentos de historia y de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuyos trabajos he tenido el privilegio de dirigir, están interesados en la formación de la ideología fascista. En su andadura, algunos de estos jóvenes investigadores se han visto obligados a verificar hacia dónde conducían determinadas pistas que yo había indicado en un ensayo publicado en inglés en 1976, en una obra colectiva dirigida por Walter Laqueur.[1] Especialmente sobre los mecanismos de la transición de la izquierda hacia el fascismo.
Algunos de estos trabajos ahora han madurado. Dos de ellos los he integrado aquí, aportando cada uno su contribución.
Los capítulos 3 y 4 son de Mario Sznajder, especialista en sindicalismo revolucionario italiano. He revisado su construcción, con el único propósito de adaptarlos a la presentación y de ofrecer una obra bien integrada. La parte esencial de los materiales que me han permitido escribir el capítulo 5 me la han proporcionado Maia Asheri y Mario Sznajder, pero sobre todo la señora Asheri, autora de un recentísimo estudio sobre el primer fascismo italiano. De modo que mucho de lo bueno que pueda poseer este libro se lo debo a mis colaboradores; la responsabilidad intelectual y el armazón conceptual de la obra es mío, asumo todas sus flaquezas.
Este libro se ha beneficiado de la ayuda de Ceorges Bensimhon, una ayuda con la que cuento desde hace dieciocho años. Tanto en los problemas de fondo como en las cuestiones de francés, Georges Bensimhon me ha advertido de todos los pasajes oscuros, de todos los olvidos. Muchas de las deficiencias del primer manuscrito han desaparecido gracias a este lector perspicaz. Mi gratitud hacia este amigo va mucho más allá de lo que pueden expresar estas pocas líneas.
Quiero también expresar mi gratitud al Institut for Advanced Studies de la Universidad Hebrea de Jerusalén, a su director, el profesor Menachem Yaari y a todo el equipo administrativo dirigido por el Dr. Shabtai Gairon y la señora Bilha Gus. La invitación para pasar el curso 1986-1987 en este centro de investigación me ha permitido liberarme de las tareas docentes y dedicarme a la preparación de este libro. El Instituto de Jerusalén, más pequeño y mucho más pobre que los de Princeton o Standford, posee prácticamente las mismas cualidades tradicionales de estas grandes instituciones americanas: un entorno intelectual excepcional y una voluntad constante de no escatimar esfuerzos para que el investigador saque el máximo provecho de su tiempo. Nuestro seminario de investigación multidisciplinaria, en el que han participado especialmente Amatzia Baram, Sana Hassan, Menachem Friedman, George Mosse, Emmanuel Sivan, Michael Walzer y Jay Winter, ha sido para mí muy enriquecedor. La señora Anat Benine ha prestado a este grupo de trabajo una ayuda inestimable.
Quisiera también dar las gracias a los colaboradores de la Biblioteca Nacional de Jerusalén quienes, a pesar de las difíciles condiciones materiales en las que se desenvuelven, logran asegurar un servicio digno de un centro de investigación importante. Mi agradecimiento lo hago extensivo también a los diversos servicios de la Biblioteca Nacional de París, la Biblioteca y Archivo Nacional Italiano en Roma, las bibliotecas universitarias de Columbia y Princeton y la Biblioteca del Congreso en Washington. También doy las gracias al Instituto Davies de Relaciones Internacionales, a su director Profesor Amnon Sella y a su director asociado Dr. Gabriel Shaeffer, que, concediéndome —una vez más— una ayuda financiera en el último momento, me ha permitido que entregara el manuscrito al editor sin un retraso excesivo.
Zeev Sternhell
Jerusalén, 1993.
INTRODUCCIÓN: FASCISMO COMO CULTURA POLITICA ALTERNATIVA
Este libro se basa en dos presunciones. La primera es que el fascismo, antes de convertirse en fuerza política, fue un fenómeno cultural. El crecimiento del fascismo no hubiera sido posible sin la rebelión contra la Ilustración y la revolución francesa que barrió Europa a fines del siglo XIX y principios del XX. En cualquier lugar de Europa la rebelión cultural precedió a la política: la ascensión de los movimientos fascistas y la toma de poder fascista en Italia fueron posibles sólo debido a la conjunción de la acumulada influencia de la revolución cultural e intelectual con las condiciones políticas, sociales y psicológicas creadas a fines de la primera guerra mundial. En ese sentido, el fascismo era sólo una manifestación extrema de un fenómeno mucho más comprehensivo y amplio.
El segundo postulado, que deriva del primero, es que en el desarrollo del fascismo, su marco conceptual tiene un rol de especial importancia. No cabe duda que la cristalización ideológica precedió a la acumulación de poder político y fue la que estableció las bases para la acción política. El fascismo no fue, según la famosa expresión de Benedetto Croce, un «paréntesis» en la historia contemporánea. No fue, como él lo pensó, el resultado de una «infección»: de un período de «decadencia en la conciencia de la libertad» tras la primera guerra.[2] No fue el producto de algún tipo de renacimiento «maquiavélico» del cual la Europa del siglo XX fue víctima. Contrariamente a lo que Friedrich Meinecke y Gerhard Ritter intentaron hacer creer a la generación pos-segunda guerra, el fascismo es parte integral de la historia de la cultura europea.[3]
Tampoco conviene exagerar el carácter «anti» del fascismo: el fascismo no se encarna únicamente, según la definición de Juan Linz, autor de un notable estudio, en el antiliberalismo. El fascismo tampoco es una «variante del marxismo», como sostiene A. James Gregor,[4] un especialista por lo demás perspicaz y autor de obras importantes. Por otro lado, el fascismo no se puede reducir, como pretende la interpretación marxista clásica, a una mera reacción antiproletaria surgida en una fase del capitalismo declinante.[5] Entre esos dos extremos, cunden las interpretaciones. Sobre la producción científica de los últimos veinte años, cabe destacar los trabajos de Karl Dietrich Bracher, Emilio Gentile, A. James Gregor, Roger Griffin, George L. Mosse, Stanley G. Payne, Dominico Settembrini, Yaakov Talmon y Pier Giorgio Zunino, y también la obra de Pierre Milza.[6]
En Comprender el Fascismo, el venerado decano de los investigadores italianos, Renzo de Felice, nos ofrece un panorama de las diversas interpretaciones dignas de mención. También nos da la suya, basada en una doble tipología de los países y de las formas de poder. El biógrafo de Mussolini insiste particularmente en el peso de las especificidades regionales, especialmente en el caso italiano.[7]
El presente estudio se ha concebido en una perspectiva distinta. Ante todo, se propone restablecer el peso real de la ideología en el crecimiento del fascismo, ese fenómeno político y cultural que siempre ha gozado de una autonomía intelectual completa. La ideología es descrita en esta obra como la interacción entre cultura y política, reflejando la relación entre la adopción de posiciones intelectuales y su transformación en acción. Nuestra intención consiste en poner de manifiesto que ese cuerpo ideológico, formado muchos años antes de 1914, sustenta un proyecto no conformista, vanguardista y revolucionario. El fascismo, en efecto, ha sido una fuerza rupturista, capaz de (arremeter contra el orden establecido y de competir eficazmente con el marxismo en la mente y en la preferencia, tanto de los intelectuales, como de las masas.
En este trabajo se pone el acento en el período de formación del fascismo. Su análisis y el del crecimiento del pensamiento del movimiento y de las estructuras intelectuales que este instaura, se refiere al complejo cultural franco-italiano. La..............................