1.- ANOTACIONES PREVIAS

 

  1. El asesinato Carlos Palomino en Madrid, joven antifascista, es, por ahora, el punto culminante de la tendencia al alza del fascismo y del neofascismo en el capitalismo más desarrollado, céntrico e imperialista, que no sólo en los Estados capitalistas empobrecidos. La ola de manifestaciones antifascistas posterior al asesinato indica que aumenta la conciencia revolucionaria sobre este peligro, y las represiones que contra ellas ha desencadenado el Estado “democrático” español indican que la burguesía y el  PSOE no están dispuestos a que las masas luchen contra el fascismo porque éste es un instrumento muy conveniente para el Estado, que no sólo para el PP. No hay duda de que el Estado quiere cortar de raíz que se extienda la derrota sufrida por el  fascismo y los cipayos vascongados en la ciudad de Donostia el pasado 12 de octubre, cuando una disciplinada y muy numerosa manifestación antifascista se apoderó de barrios céntricos donostiarras, humilló a las fuerzas colaboracionistas de ocupación e impidió con ello que tuviera éxito una pequeña pero simbólica invasión fascista de la ciudad.
  2. Además de estos acontecimientos ha habido otros que debemos recordar porque sí tienen que ver, y mucho, con el fascismo como globalidad, aunque en apariencia no lo sean ya que no usan la parafernalia militarista, racista y sadomasoquista del fascismo, sino otras formas diferentes, menos toscas y burdas, más educadas e incluso con ribetes de “ayuda humanitaria”, como veremos. Aquí sólo vamos a citar las más importantes y recientes, por ejemplo, el “¡Por qué no te callas!”  del Borbón a Chávez, y sus visitas a las plazas militares de Ceuta y Melilla; la contestación de Zapatero a Chávez; la política de la Iglesia católica española; la respuesta del PP a la sentencia del 11-M/04; la represión francesa contra la juventud vasca; la manipulación de Sarkozy de las recientes huelgas en el Estado francés y su viaje para “rescatar” a la ONG francesa y, como síntesis y contexto, el recrudecimiento del nacionalismo imperialista francés.
  3. Hablamos de actos ocurridos en los Estados francés y español por dos razones: una porque Euskal Herria está dividida y oprimida por ambos estados, lo que nos obliga a pensar y a actual siempre con esta visión amplia, que integra críticamente a dos Estados decisivos para la historia del capitalismo europeo. Si bien es cierto que esta realidad nos exige un esfuerzo teórico mayor al tener que estudiar una masa superior de informaciones, problemas, situaciones, historias concretas, etc., siendo esto cierto, sin embargo, semejante reto y esfuerzo nos permite a la vez desarrollar una visión más plena, lo que nos lleva a la segunda razón, consistente en desarrollar una visión crítica más plena de las relaciones entre democracia burguesa y fascismo.
  4. Como sucede siempre, ningún fenómeno social especialmente complejo, y el del fascismo es uno de los más complicados, puede comprenderse teóricamente sin estudiar su historia, sus transformaciones, sus adaptaciones a los cambios generales. Hemos dicho “profundizar de nuevo” porque la izquierda independentista vasca lleva estudiando el fascismo, y sobre todo luchando contra él, desde que tiene  —tenemos— uso de razón política, porque nacimos y nos forjamos como movimiento de liberación nacional peleando contra el fascismo, y seguimos luchando contra el neofascismo que aplica la “democracia” española contra Euskal Herria.
  5. Sin retroceder mucho en el tiempo, el 4 de abril de 2004 publicamos el texto “Contra el neofascismo”, a libre disposición en Internet. Su relectura puede permitir, como mínimo, cuatro reflexiones muy interesantes: primera, compararlo con las tesis que aquí se presentan y criticar a ambos textos en base a los nuevos acontecimientos habidos en este tiempo, especialmente tras los casi cuatro años de gobierno del PSOE y muy concretamente, tras la experiencia de su tramposo, fullero y trilero comportamiento durante las negociaciones con ETA. Durante este tiempo, el Estado español ha simultaneado toda una batería de tácticas e instrumentos represivos que van desde la manipulación mediática más descarada hasta la represión implacable, pasando por la apariencia de “democracia”. Se ha tratado de un “ejemplo de libro” sobre cómo interactúan los diversos poderes del Estado de manera que, manteniendo la imagen democrática entre sectores sociales  españoles, se aplican a la vez impunemente tácticas neofascistas contra una nación oprimidas.
  6. Otro ejemplo está siendo el proceso del 18/98 contra más de medio centenar de personas vascas, acusadas muchas de ellas de pertenencia a ETA y al resto de colaboración con ella. Este macrojuicio es tan insostenible desde cualquier punto de vista legal, ha tenido tantos errores y fallos de forma y de fondo, que motivó este comentario del prestigioso abogado alemán M. Poel, de que: “habíamos conocido procesos sin pruebas, es el primer juicio que vemos sin delito”. La acusación gravita en el supuesto de que “todo es ETA”, es decir, de que en base al arsenal represivo existente, se puede demostrar que cualquier acto o pensamiento que contradiga los intereses no ya del Estado español sino de cualquier grupo fascista o neofascista por reducido que sea, es automáticamente un delito. Como veremos más adelante al analizar la represión aleatoria, partiendo de las leyes vigente, ha desaparecido la “presunción de inocencia” aplicada al Pueblo Vasco para imponerse la “presunción de culpabilidad”, o la simple “culpabilidad” dependiendo de los medios de prensa que manipulen las primeras informaciones al respecto.
  7. Segunda, muy importante, reflexionar sobre el error tan común de identificar  “izquierda” e izquierda a partir de varios errores previos entre los que destaca el de no apreciar la evolución del fascismo y el de separar anti dialécticamente “fascismo” de “democracia”, sin comprender las mediaciones entre ambos términos tomados en abstracto. A partir este error, la “izquierda” sería lo que separa al “fascismo” de la “democracia”, negándose toda la amplia gama de mediaciones intermedias que en lo concreto conectan dentro del Estado, de sus aparatos y cloacas, y en muchas organizaciones sociales paraestatales y extraestatales, al “fascismo” con la “democracia”. Como ya se expuso en “Contra el neofascismo” y como analizaremos con casos concretos en este texto, las mediaciones prácticas, organizativas  e institucionales  entre “fascismo” y “democracia” se van complejizando y ampliando según avanza el capitalismo imperialista.
  8. La lógica formalista, estática e idealista que sostiene que el PSOE es “izquierda” es incapaz de comprender que este partido aplique en la realidad cotidiana contenidos neofascistas en el interior del Estado y fascistas en el exterior, además de otros muchos autoritarios, etc., envueltos o solapados bajos reformas progresistas que sólo buscan la rentabilidad electoral. De las muchas cosas que se pueden aprender de la historia del fascismo y de la evolución de algunas de sus ramas, es la facilidad con la que las “izquierdas” han adoptado componentes prácticos y teóricos que no se diferencian cualitativamente en nada de otros típicos del neofascismo, e incluso del fascismo, según iremos viendo en estas tesis. El comportamiento del PSOE en estos años recientes, por no hablar de la etapa del “señor X”, nos ofrece escalofriantes ejemplos.
  9. A lo sumo que se puede llegar con este error de fondo es cometer otro error supuestamente menos grave consistente en decir que el PSOE es “izquierda reformista” mientras que el PCE e IU, por ejemplo, serían auténtica “izquierda revolucionaria”, y el resto, o sea, la verdadera izquierda militante y revolucionaría situada fuera de estos partidos sería sólo “ultra izquierda”, “izquierda radical”, “extrema izquierda”, etc. De este modo, el reformismo ayuda activamente en la ridiculización y desprestigio de la izquierda que permanentemente realiza la prensa burguesa. Pero, en realidad, la “izquierda” es un bloque de centro reformista que aglutina desde sectores de la socialdemocracia hasta el PCE e IU, que es una empresa parlamentaria que vive de las subvenciones burguesas porque cubre un vacío con su reformismo blando, florido y multicolor; y el PCE, algo más vocinglero, es un conglomerado formado por ex-stalinistas, eurocomunistas derrotados y “reformistas duros” que han rechazado lo esencial del marxismo, a saber, la lucha radical contra la propiedad privada, contra el Estado burgués y contra el idealismo metafísico. Un “reformismo duro” que se emblandece de inmediato como sebo al fuego cuando hay que defender el nacionalismo español y machacar las justas reivindicaciones de las naciones oprimidas por su Estado.

 

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