Breve introducción

El libro que tienes entre tus manos no es un ensayo de historia al uso. A pesar de su indudable huella biográfica, estamos ante algo más que una biografía propiamente dicha. Se trata de la polifonía trágica, fundamentada sobre la trayectoria política de Celestino Uriarte, de un grupo de revolucionarios que abrazó la ideología comunista. Nos referimos a una generación de jóvenes que, con el flagelo de la guerra del 36 grabado en sus carnes y sin querer renegar de unos sueños políticos que veían desvanecerse, hubo de entregarse a la lucha clandestina en cuerpo y alma.

Se enraizaron e inclinaron por la actividad política clandestina sabiendo que en la mayoría de las ocasiones no transcurrirían más de dos años antes de caer en manos enemigas. La primera aportación de estos hombres y mujeres que persiguieron la nueva sociedad propugnada por el comunismo podría ser , resumiendo mucho, la de haberse erigido en los primeros opositores a la dictadura de Franco. Desde una visión del mundo cimentada en la negación del socialismo, no resulta fácil comprender en su justa medida unas vidas surgidas dentro de otra concepción del mundo sin caer en el anacronismo o, al contrario, sin caer en la nostalgia.

En la trayectoria de Celestino y los que lucharon junto a él podríamos hallar muchas pistas para reconstruir la historia del Partido Comunista –los puntos débiles y fuertes de su organización, discusiones y conflictos internos, relaciones con la Unión Soviética, etc.– pero todos estos extremos han quedado irremediablemente fuera de los objetivos de este humilde texto. Lo cual nos permite decir, una vez más –por segunda vez– que el libro que tienes entre tus manos no es un libro de historia al uso.

Tras la publicación de la segunda edición del libro Arrasate 1936. Una Generación Cortada –que profundiza en la guerra y la represión en Debagoiena– quedaba pendiente recuperar la historia de la posguerra. Así es como algunas de las personas que ya participamos en Oktubre Taldea de Arrasate y Ondo Bihurtu de Bergara, junto con otras personas –actualmente somos parte de Intxorta 1937 Kultur Elkartea– comenzamos a preparar este trabajo. Cuando llevábamos meses recopilando datos sobre la historia de la posguerra en Debagoiena, es cuando Pako Etxebarria Gabilondo entró a investigar en el Archivo de la Prisión Provincial de San Sebastián. Quisimos saber si había algo sobre Celestino Uriarte Bedia. Efectivamente existía la ficha y junto a ella los números de las causas militares por las que fue procesado.

Nuestro interés fue aumentando a medida que iba creciendo el caudal de información y así fue como nos embarcamos en este viaje a través de la memoria.

La elaboración de este libro ha estado más cerca de ser un proyecto colectivo que individual. Es más, sin esa participación no habría salido adelante.

Larraitz Altuna Gabilondo me ha acompañado en este trabajo desde antes incluso de comenzarlo ha escribi.r Ambos solicitamos la vista de unas causas militares al Archivo Militar Territorial No1 el mes de septiembre del 2003, el mes de enero de 2008 recibíamos la autorización para verlas. Lo cual nos ha permitido escribir un capítulo nuevo, el tercero que no pudimos hacer con la edición en euskera. Su colaboración y complicidad han sido imprescindibles. Le doy las gracias por la infinidad de horas que ha tenido que meter para que este libro sea hoy realidad.

A Julia Monge, Lucio Reglero y Eneko Bergara, quienes han dedicado mucho tiempo a corregir y dar forma a los diferentes capítulos del libro.

También nos han sido de gran ayuda las aportaciones de muchas personas y entidades: Mercedes Sánchez Cruz López, viuda de Celestino Uriarte. Pedro y Mª Asun Arambarri, Armando Uriarte Hueda y Roberto Uriarte, todos ellos sobrinos de Celestino.

José Ramón Intxauspe y Josuren Murguizu, por todas sus aportaciones.

Rafael Ceciaga Lasagabaster y Ma Asunción Amilibia, de gran ayuda por su relación con Tatxo Amilibia ambos, y con Celestino Ma Asunción, Sunti. A través de los cuales hemos descubierto futuros proyectos.

Carlos Fernández Rodríguez, historiador madrileño, autor del libro Madrid Clandestino, quien nos puso sobre la pista de Mercedes Gómez Otero, con quien tuvimos la gran fortuna de ser recibidos en su casa.

Campa, sindicalista de Duro Felguera quien nos contactó con Rubén Vega García, historiador asturiano, quien además de darnos su opinión sobre el borrador, nos facilitó una cita con Gerardo Lorda y éste a su vez con Aquilino Gómez –ambos militaron con Celestino en Asturias–. Este último nos llevó hasta Adelina García Roza, hermana de Casto García Roza.

Ramón García Pineiro, Salvador Fernández Cava, Benito Díaz Díaz, Santiago Macias, Carlos Sanz Díaz, Antonio Ontañón, Iñaki Egaña, Julián Sanz Hoya, Jesús Gutiérrez Flores, y Axel Kreienbrink, historiadores que nos han prestado toda su ayuda.

Loli García, del Tribunal Militar Territorial Cuatro de A Coruña, que nos prestó su ayuda para ver las causas militares en el Archivo Militar Intermedio del Ferrol (Aquí, contamos con la inestimable ayuda del teniente Taboada y demás personal del Archivo).

En el Archivo Histórico del PCE –de gran utilidad para la realización de este trabajo– Victoria y Julio nos han dado todas las facilidades.

Tati, del Archivo del Comité Central del Partido Comunista Argentino, nos facilitó y nos puso a nuestra disposición toda la documentación de que disponen.

Pedro Vega, Trini Ruiz de Alegría, José Mentxaka, Pako Goronaeta, mondragoneses a quienes les tocó vivir aquellos años y que tienen una memoria privilegiada. Josu Otadui fallecido hace unos meses.

Los hermanos Eduardo, José y Celia Aparicio Zamarreño, Marcelo Usabiaga Jáuregui, Teresa Harina Salado, Pedrotxo García Estevez, Evaristo Albeniz Barragan y José María Arriarán Ortueta, militantes históricos del Partido Comunista Gipuzkoano, con quienes he tenido la suerte de compartir sus vivencias de luchadores. De los cuales, Eduardo, Evaristo y José Mari ya no están entre nosotros.

Ramón Peña Azcue y su hermana Carmen, el primero partícipe directo en la fuga de Martutene.

Clarencio Arriolabengoa Illarreta, hijo de Asensio, y guerrillero en el maquis.

Iñaki Goiogana, de la Fundación Sabino Arana, que nos ha dado todas las facilidades y ayudas solicitadas.

Félix Lasagabaster, hijo de Guillermo Lasagabaster quien nos entregó los manuscritos de su padre.

Olatz Bartolomé, y demás compañeras de la Biblioteca Pública de Arrasate, que nos han buscado y facilitado infinidad de libros.

Joxe Iriarte, Bikila, cuyo prólogo consideramos de mucho interés, puesto que centra nuestros aciertos, señalando también algunos vacíos.

 

Prólogo. La condición militante

 

Las suyas son novelas de acción,

no por simple vocación testimonial y vitalista

sino por un hondo sentido de la praxis como realización ética.

Sobre la obra de Andre Malraux.

I

Celestino Uriarte: Clandestinidad y Resistencia Comunista es una biografía, escrita con rigor histórico y con pasión. Con rigor histórico, porque sus autores han realizado una ingente tarea de investigación, deambulando por todo tipo de archivos, donde de una forma u otra, se da constancia y testimonio de la militancia política de Celestino Uriarte. Con pasión, porque aunque cubierta tras una prosa un tanto fría –más acorde con las necesidades de una obra biográfica, que con una historia novelada– en cada línea, en cada capítulo, palpita un impulso que conecta y simpatiza con ese sentido de la praxis como realización ética que impregnó esa estirpe de revolucionarios que en medio del cataclismo social quisieron tomar el cielo por asalto. Y dieron o dedicaron su vida a tal empeño.

Más allá de la simpatía ideológica que uno pueda sentir –no voy a ocultarlo– con este tipo de libros, pienso que su mérito va mucho más allá. Se trata a todas luces de un loable esfuerzo por rescatar del olvido –nada inocente– la vida militante de un comunista íntegro, un internacionalista fervoroso, un vasco de Arrasate, que hasta sus últimos días se mantuvo firme en sus convicciones. Celestino fue sin duda de esas personas, con sus luces y sus sombras, que Bertolt Brecht consideraba como imprescindibles para la causa emancipadora. Otros comunistas vascos, como Astigarrabía, defensor de una estrategia de colaboración con el PNV y que formó parte del Gobierno Vasco, o Larrañaga, autor de interesantes reflexiones sobre la cuestión nacional vasca –quien ante la famosa polémica entre el derechista Calvo Sotelo, que afirmó «antes una España roja que rota» y el PNV que respondió, «los españoles incluso los de izquierdas, son ante todo españoles y luego lo demás», Larrañaga con grandes dotes para el mitin y la oratoria les salió por banda afirmando que «una España roja sería una España Rota», dando a entender con ello que el socialismo suponía libertad para que todas las naciones escogiesen unirse en libertad– estos comunistas, como decía, son más conocidos que Celestino Uriarte y es que Celestino, fue un hombre de acción y sobre todo, un gran organizador.

No consta, ni el libro informa, que nuestro personaje desarrollase una gran labor teórica o política por escrito que nos permita conocer sus reflexiones propias.[1] Con sus limitaciones, Celestino fue, sin lugar a dudas, un personaje importante en la historia del PCE y también en el movimiento obrero de cuyas filas empezó a destacar con tan sólo 16 años.

Su currículum militante da fe de ello. Con 16 años ya destacaba en la defensa de los intereses de sus compañeros y por ello fue elegido representante obrero en la empresa Elma de Mondragón. Durante la Revolución de Asturias del 34, fue uno de los principales artífices de que Mondragón se insurreccionase, razón por la cual tuvo que exiliarse.[2]  Dicha insurrección no fue un movimiento espontáneo y de solidaridad, sino el resultado de una línea política que incluía profundas transformaciones sociales y una decidida estrategia de lucha de clases.[3]  La abolición del dinero que decretó el Comité Revolucionario y la proclama de la República Social en vigor mientras tuvieron el poder local, nos indica el sistema igualitario por el que luchaban los insurrectos. La formación de milicias armadas locales, y en cuya formación Celestino, líder de las Juventudes Socialistas, jugó un papel central, demuestra el temple y la convicción con que luchaban.

 

[1] Lo cual no significa que tuviese las ideas claras y no dejase constancia de ellas. En una línea similar a la de Larrañaga, Celestino escribió “Nosotros somos internacionalistas y no podemos aprobar el independentismo del pueblo vasco. Ahora bien, reconocemos el derecho de Euskadi, si así lo plantea, a la independencia”.

[2] La insurrección también se dio en otras poblaciones de Gipuzkoa: Eibar, Hernani, y Aretxabaleta.

[3] Partidario de Largo Caballero, Celestino hizo suya la proclama de que «el proletariado español debe armarse si quiere hacer la revolución».

 

 

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