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En 1970, los “militantes de la izquierda radical” de las Brigadas Rojas (en realidad agentes del servicio secreto italiano SISMI y la CIA) Corrado Simioni, Duccio Berio, Prospero Gallinari, Innocente Salvoni y Giovanni Mulinaris, junto con el “histórico” Mario Moretti, decidieron fundar el llamado “Superclan” (abreviatura de superclandestino), una nueva estructura supersecreta con voluntad hegemónica de coordinar a diferentes organizaciones terroristas internacionales, algo que fue confirmado por Antonio Savasta, un brigadista arrepentido, quien afirmó que Simioni, Berio y Mulinaris coordinaron una estructura de enlace internacional de todas las organizaciones armadas conocidas, fundamentalmente nacidas en Europa. ¿Pero qué era el Superclan realmente? ¿El germen de organizaciones supuestamente “revolucionarias” o una tapadera terrorista de los servicios secretos occidentales?

La estructura de “Superclan” y sus coordinadores encubiertos se encontraba en París, ciudad que el brigadista Moretti visitaba a menudo y donde mantenía contacto directo con el “superclan” italiano y con dos franceses: Jean-Louis Baudet y François de Grossouvre. Baudet era miembro de un servicio de inteligencia privado, “Le Groupe”, protegido por los servicios secretos franceses, el cual estaba en contacto con todas las realidades de la clandestinidad y la inteligencia en Europa y fuera de ella, mientras que De Grossouvre era integrante de la Rosa dei Venti, organización ultraderechista que tenía un pasado colaboracionista con el régimen nazi de Vichy. De Grossouvre sería luego asesor del presidente socialista francés François Mitterrand (desde 1981). Otros brigadistas como Mauro Del Prete y Giovanni Codini también fueron miembros activos en Hyperion.

La “escuela de idiomas” Hyperion, inicialmente llamada Agora, sirvió como pretexto efectivo para dar forma a la institución “superclandestina” creada originalmente por los “brigadistas” a principios de 1970. De este modo, Hyperion fue fundada “oficialmente” en octubre de 1976 por tres “pseudorevolucionarios” italianos de las Brigadas Rojas que habían participado en la creación del “superclan”: Corrado Simioni, Giovanni Mulinaris y Duccio Berio. Junto a ellos, completaron el equipo como co-fundadores Giulia Archer, Innocente Salvoni, Franco Troiano y Françoise Marie Tuscher (ésta, era una ciudadana suiza que actuaba como secretaria de la “Escuela” y estaba casada con el brigadista Innocente Salvoni). El 24 de agosto de 1977 la “academia” cambió su nombre a Hyperion debido a que Agora ya estaba registrada por otra sociedad. Se cree que sus “actividades” finalizaron “oficialmente” en 1979. La sede de Hyperion estaba situada en la calle de la Tournelle, 27, en París.

El objetivo fundacional de la escuela Hyperion, que serviría de tapadera para sus actividades clandestinas, era promover la difusión de la cultura, especialmente a través del estudio de idiomas, pero también a través de la organización de conferencias, representaciones teatrales y clases de todo tipo. Los magistrados italianos que realizaron, sin éxito, investigaciones sobre Hyperion, no lograron entender la facilidad con que el trío Simioni-Berio-Mulinaris, aparentemente sin recursos financieros, pudo recaudar fondos para una escuela de esa envergadura, sino fuera porque detrás estaban los servicios secretos de EEUU (CIA), Israel (Mossad) y el propio SDECE francés (Servicio de Documentación Exterior y Contraespionaje).

Detrás de toda esa cubierta “cultural” la realidad que Hyperion escondía era muy diferente y servía para otros fines menos “didácticos”: se trataba de un centro logístico creado por la CIA (en cooperación con el Mossad israelí) para la distribución de armas y explosivos a bandas armadas como las Brigadas Rojas, el IRA, ETA, RAF o la OLP palestina y un refugio para militantes de esas organizaciones después de llevar a cabo sus acciones terroristas. Brigadistas arrepentidos como Michele Galati, dijeron que el Instituto fue creado  con el fin de dar protección a muchos fugitivos (un “santuario”, en definitiva), así como establecer vínculos con las organizaciones antes mencionadas.

De este modo, muchos integrantes de esos grupos armados trabajaron en estrecho contacto con la “escuela” Hyperion sin darse cuenta de que tenía vínculos con la CIA (y el Mossad). Se cree que Hyperion fue un centro clave desde donde se organizó el operativo del secuestro y asesinato del líder democristiano italiano Aldo Moro, en 1978. La revista italiana L’Europeo (ya desaparecida) ofreció una abundante documentación sobre Hyperion en su edición de 29 de marzo de 1982, con el convencimiento de que esta red-escuela estaba siendo gestionada por algún servicio secreto”.

Hyperion fue en realidad la fachada “legal” del Think Tank, ya explicado ampliamente en la entrada anterior, o una de ellas junto a otras operaciones de la CIA y el Mossad (Chaos-Demagnetize, Cointelpro). Respecto de sus integrantes, no sorprende que algunos brigadistas del “superclan”-Hyperion trabajasen para la CIA y menos es difícil no pensar que los integrantes de Hyperion no tuvieran relaciones con el el espionaje francés del SDECE u otros cuerpos de seguridad franceses. En particular, dados los antecedentes que poseían algunos de ellos. Por ejemplo, uno de los fundadores de la “Escuela”, el prominente “brigadista” Corrado Simioni(según la Wikimierdia filósofo y crítico de arte italiano –sic-) había trabajado para la CIA en la conocida emisora anticomunista Radio Free Europa, creada por la Agencia Central de Inteligencia para operaciones subversivas contra el Este socialista de Europa.

Al comienzo de su carrera política, Simioni militó en las filas del PSI [Partido Socialista Italiano] del turbio Bettino Craxi, pero en 1965 fue excluido del partido por un impreciso y extraño, según el partido, “comportamiento inmoral”. Poco después, Simioni comenzó su colaboración con el Servicio de Información de los Estados Unidos (USIS), uno de los innumerables servicios secretos de ese país. Más tarde, Simioni, se especializó en Luigi Pirandello y se mudó a Munich, en Baviera, Alemania Federal, para estudiar latín y religión y reaparecer en Italia en las vísperas del Mayo del 68 francés, otra operación Gladio-Chaos de la CIA.

Del brigadista Simioni sospechó desde el principio Alberto Franceschini, uno de los fundadores de las Brigadas Rojas, quien afirmó repetidamente que Simioni era un agente de la CIA al igual que otros miembros de las Brigadas como Giovanni Senzani y Mario Moretti, estos últimos encargados de captarle para la organización. Senzani, por ejemplo, estuvo en estrecho contacto con Luciano Bellucci, agente de SISMI, y con el siniestro Francesco Pazienza, también agente ultraderechista de SISMI e implicado en la organización de la guerra sucia de Gladio en Italia.

Otro miembro de las “Brigate Rosse” de Hyperion, Duccio Berio, de origen judío y posiblemente asociado con el Mossad, admitió haber transmitido al Servicio secreto militar de Defensa (SID), información sobre grupos izquierdistas italianos. Mientras tanto, el agente de la CIA y dirigente de las Brigadas Rojas, Mario Moretti, era el que se encargaba de obtener armas y contactos en París.

Todos los profesores de la escuela Hyperion eran miembros de la organización radical infiltrada Sinistra Proletaria (Izquierda proletaria) una especie de rama política de las Brigadas Rojas. La “extraña” escuela de idiomas Hyperion tenía, por otra parte, una fachada académica irreprochable: impartía cursos a los cuadros directivos de grandes empresas establecidas en París (como Fiat, IBM, etc.), lo que constituía una manera extraordinaria de penetrar en las principales esferas de las grandes sociedades capitalistas. Incluso el acreditado Centro Beaubourg (más conocido como Centro Pompidou) tenía un concierto económico con Hyperion.

Es una evidencia considerable que la Escuela Hyperion tenía que tener vínculos con la OTAN (es decir, con la red Gladio “stay-behind”) mientras que otras informaciones sugieren que Hyperion estaba enlazada también al USIS norteamericano (el Servicio de información de EEUU), al Círculo atlántico del influyente político y diplomático italiano Edgardo Sogno y que dicha escuela estaba financiada por la Fundación Rockfeller (Trilateral). Si esta última información fuera confirmada, se podría concluir con seguridad que los “trilateralistas” neoliberales y los neoconservadores, después del fin del empuje de los movimientos juveniles de mayo del 68, intentaron, no se sabe hasta qué punto, hacer proselitismo entre intelectuales y militantes de la izquierda extraparlamentaria.

El brigadista-agente de la CIA Corrado Simioni, cofundador de Hyperion, era el encargado de “coordinar” la realización de seminarios en una villa cercana a la ciudad de Rouen (al norte de Francia), que era propiedad de la escuela. Pero, en realidad, estos seminarios tenían otro fín “pedagógico”: se trataba de reuniones donde se congregaban miembros de ETA, IRA y Acción Directa (organización terrorista francesa). Se desconoce si sólo asistían las cúpulas, las cuáles tenían que estar formadas, necesariamente, por agentes o estrechos colaboradores de los servicios de inteligencia, o también asistían los miembros “no ocultos” de esas organizaciones, es decir, los que desconocían el origen secreto de Hyperion. Es probable que ambas hipótesis sean las correctas aunque este lado de Hyperion (los grupos terroristas “no italianos”) sigue siendo desconocido.

El caso de la villa de Rouen fue particularmente significativo. Lo que más llamó la atención de los investigadores italianos acerca de dicha villa, utilizada por los “brigadistas” de Hyperion para sus “cursos”, es que estuviera protegida por un triple anillo de sensores, lo que de hecho dificultaba el acercamiento de forma clandestina e interceptaba cualquier alteración ambiental. De ahí que se planteasen dos cuestiones:

la PRIMERA, trataba del hecho de que ese sofisticado dispositivo de seguridad sólo podía estar a disposición de unas pocas potencias extranjeras y manejado a través de sus servicios militares o de inteligencia, ......................

 

 

 

 

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