INDICE
CÓMO ACTUABAN LOS BOLCHEVIQUES EN LA CLANDESTINIDAD
L. Krasin, A. Yenukidze y Otros[1]
Advertencia preliminar (Andreu Nin, 1932)
La Técnica del Partido Bolchevique (L. B. Krasin)
Historia de la organización y el funcionamiento de las imprentas clandestinas de los bolcheviques en el Cáucaso (1900-1906) (A. Yenukidze)
La labor de la Oficina Técnica Central (A. I. Golubkov)
Los Profesionales (V. N. Sokolov)
Una página de la historia de la actuación clandestina (V. N. Zalejski)
La Técnica del Comité Central en el Norte (D. Guershanovich)
La imprenta del Comité de Petersburgo del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia en 1903 (E. Steiman)
La imprenta clandestina del Órgano Central del Partido, El Obrero, en Moscú (V. I. Bogomólov)
Recuerdos de un cajista (A. Dobrojótov)
El transporte de la literatura clandestina. Recuerdos de un militante (V. I. Bogomólov)
Historia de una imprenta clandestina (D. Guershanovich)
LENIN TEÓRICO Y PRACTICO DE LA MILITANCIA ILEGAL
B. Vasiliev, M. Kedrov
I. LENIN Y LA ACCIÓN CLANDESTINA
Métodos de maquillaje del camarada Lenin
No llamar la atención
A despecho de la clandestinidad
Cambio del aspecto exterior
Correspondencia clandestina
Transportes ¡legales
El paso de la frontera
Participación en las reuniones clandestinas
II. LO QUE DICE LENIN SOBRE LA ESTRUCTURA ORGÁNICA Y LOS MÉTODOS DE EDIFICACIÓN DE UN PARTIDO ILEGAL EN EL ¿QUÉ HACER?
Principios de organización de un Partido Comunista ilegal
Centralización de la dirección y descentralización de las funciones
Las organizaciones auxiliares próximas al Partido
La célula de fábrica
Más sobre la centralización y descentralización de las organizaciones ¡legales del Partido
Lenin y los sindicatos ilegales
El Órgano Central
Resolución de 1908, relativa a la organización
Resolución de 1913, sobre organización
III. LENIN Y LAS FORMAS SUPERIORES DE LA LUCHA DE CLASES
Carta del camarada Lenin al Comité de Petersburgo
Las enseñanzas de la insurrección de Moscú
Los soviets como órganos de la insurrección
Las organizaciones militares
1917
KAMÓ. LA VIDA DE UN VERDADERO REVOLUCIONARIO
Svetlana Obolenskaya
I. INFANCIA Y ADOLESCENCIA
II. EL TRABAJO DEPARTIDO
III. EN EL COMBATE
IV. DETENCIÓN. SIMULACIÓN DE LOCURA
V. LA EVASIÓN DEL MANICOMIO
VI. DETENCIÓN EN TIFUS. TRABAJOS FORZADOS
VII. ÚLTIMOS AÑOS
CÓMO ACTUABAN LOS BOLCHEVIQUES EN LA CLANDESTINIDAD
ADVERTENCIA PRELIMINAR
El interés creciente de nuestro público por todo lo que se refiere a la Revolución rusa nos ha inducido a traducir al español los trabajos que componen este volumen y que constituyen un relato vivo y simple de la labor, no por oscura y modesta menos heroica, de aquellos abnegados militantes que día tras día fueron organizando en la clandestinidad ese gran Partido bolchevique que condujo al proletariado ruso al combate y a la victoria.
Existe en Rusia una literatura copiosísima sobre el particular, que constituye una cantera inagotable para el estudio —tan provechoso para los militantes revolucionarios de todos los países y tan atractivo aun para el simple observador de los grandes acontecimientos sociales— de la formación y desarrollo del Partido que hoy rige los destinos de la sexta parte del mundo.
De esa cantera enorme hemos sacado unos cuantos materiales — algunos de los trabajos más característicos publicados en 1924, con motivo del XXV aniversario de la fundación del partido-y lo ofrecemos al lector español con la seguridad de que no se sentirá defraudado, y de que su lectura avivará su interés por la Revolución rusa y le inducirá a estudiarla más profundamente en todos sus ricos y variados aspectos.
Andreu Nin [1932]
LA TÉCNICA DEL PARTIDO BOLCHEVIQUE
L. B. KRASIN
El IIºCongreso del Partido Socialdemócrata Obrero de Rusia, que fue, en realidad, el de constitución, fijó determinados principios de organización y señaló el comienzo de la historia del bolchevismo. En los debates promovidos por el primer artículo del reglamento del Partido se puso claramente de manifiesto la diferencia entre las opiniones de los mencheviques que, en el fondo, sostenían un punto de vista pequeñoburgués, y el de los bolcheviques, los cuales, en las tesis de Lenin, echaban los cimientos de un verdadero Partido proletario, revolucionario y disciplinado, como instrumento de combate de la clase obrera en la lucha por su emancipación. Esta significación del IIºCongreso del Partido ha sido ya señalada desde hace mucho tiempo y nada más lejos de nuestros propósitos que ponerla en tela de juicio. Nuestra misión consiste aquí en indicar otro aspecto de la actividad bolchevique que, gracias a dicho Congreso, se convirtió en un factor importantísimo en la organización y desarrollo de nuestro Partido. Nos referimos a la creación de un aparato técnico centralizado, a la instauración de una red de relaciones, a la organización de las finanzas del Partido, de la técnica tipográfica y del transporte de literatura. Con la aparición del centro, se estableció un primer contacto constante entre Ginebra[2] y dos centros industriales de Rusia en que la socialdemocracia actuaba prácticamente. Fue preciso montar un complejo sistema de direcciones, domicilios confidenciales y santo y seña, apoyándose en los sectores burgueses simpatizantes, utilizando a doctores, dentistas, establecimientos técnicos y comerciales, etc., etc., para entrevistarse con la gente, mandar cartas al extranjero y recibirlas, etc., etc. El Partido, después del IIº Congreso, se asignó por primera vez la misión de sistematizar todos los métodos de relación, y en un breve espacio de tiempo surgió un aparato especial destinado a este fin.
Me acuerdo de la emoción con que en 1903 revelé en la habitación fotográfica oscura de la Fuerza Eléctrica, de Bakú, el primer manifiesto del Comité Central elegido en el IIº Congreso y que me había sido mandado... en una placa fotográfica. La placa revelada fue el primer original que compuso nuestra imprenta, y a los pocos días millares de ejemplares de dicho manifiesto eran mandados a las distintas partes del país por nuestro servicio de transporte.
Es a Napoleón, si no estoy equivocado, que pertenece el aforismo «el dinero es el nervio de la guerra». La labor revolucionaria tampoco se podía llevar a cabo sin dinero, y por esto la organización de las finanzas del Partido nos apareció, después del II° Congreso, como una de nuestras tareas más urgentes. En mi calidad de miembro del Comité Central tuve que trabajar de un modo muy inmediato en este aspecto, y hay que ver la variedad de procedimientos que empleábamos para recoger las migajas con las cuales se hizo la organización del Partido en los primeros años de su existencia. Naturalmente, todos los miembros de los grupos y organizaciones del Partido pagaban determinadas cotizaciones, pero, por desgracia, el dinero recogido no llegaba casi nunca al centro y se empleaba para las necesidades locales de la organización o se mandaba al extranjero para ayudar a la Iskra (La Chispa) o a la publicación de folletos. No había más remedio que buscar otros recursos. Una de las fuentes principales era el dinero que sacábamos a todos los demás elementos de oposición de la sociedad rusa, y en este aspecto alcanzamos un virtuosismo considerable, rivalizando con los mencheviques y los socialistas revolucionarios. En aquellos tiempos, caracterizados por el odio general al zarismo, se conseguía recoger dinero para los fines socialdemócratas incluso entre los partidarios de la Osbovozhdenie(Liberación)[3], de Struve. En los círculos más o menos radicales o liberales se consideraba cosa de buen tono dar dinero para los partidos revolucionarios, y entre las personas que pagaban regularmente todos los meses entre cinco y veinticinco rublos había no sólo grandes abogados, ingenieros y médicos, sino también directores de Bancos y funcionarios del Estado. Con el tiempo se consiguió obtener el apoyo económico de algunos mecenas pertenecientes a sectores que, en apariencia, no podían simpatizar con el movimiento obrero. Bastará decir que S. T. Morózov, el gran fabricante de Moscú, ponía regularmente a disposición de nuestro Comité Central sumas considerables, y la última cantidad la recibí personalmente dos días antes de su trágica muerte.[4] S. T. Morózov dejó después de su muerte una póliza de seguros, una gran parte de cuyo importe fue puesta asimismo a disposición de nuestro Comité Central, a indicación del propio S. T., por sus albaceas testamentarios. Nuestro Partido recibió sumas considerables por mediación de Gorki, el cual, además de dar dinero de su bolsillo, lo obtenía de distintas personas de buena posición. Se recogía asimismo mucho dinero con ayuda de la organización de espectáculos, veladas y conciertos. Nuestra organización técnica del Cáucaso utilizó con éxito el viaje al Cáucaso de la gran actriz [Vera] Komissarzhévskaya, que destinó una parte de la recaudación a las necesidades del Partido.
Una de las veladas organizadas con la participación de dicha actriz, y que tuvo un éxito enorme, se celebró casualmente en la misma casa en que vivía el jefe de policía de la provincia. En el período posterior de la existencia del Partido se consiguió organizar una serie de empresas comerciales, que proporcionaban recursos considerables. Conviene recordar la importante herencia recibida por nuestro Partido del estudiante Schmidt, torturado en las cárceles de Moscú por el Gobierno zarista, y que cedió al Partido la parte que le correspondía en uno de los negocios de Vikula Morózov. Se daban, asimismo, casos enternecedores. Así, por ejemplo, una vez, en Petersburgo, se nos presentó una joven que declaró su simpatía por el Partido y manifestó el deseo de ceder al mismo una hacienda que había heredado en el sur de Rusia. Como la donante era menor de edad, tuvo que efectuarse una combinación bastante complicada, consistente en casarla previamente a fin de que pudiera vender la propiedad con la autorización del marido. Para desengañar a aquellos de nuestros enemigos que al leer estas líneas quieran echar en cara a nuestro Partido el despojo de las jóvenes menores de edad, puedo añadir que dicha muchacha,
Fedosia Petrovna Kasesínova, en la actualidad figura aún en las filas de nuestro Partido, ocupando un modesto cargo en una de nuestras representaciones comerciales. Su marido murió luchando por la República de los Soviets en el frente de Siberia.
Nuestro Partido necesitaba el dinero, sobre todo, para sostener la técnica tipográfica y el transporte. Los militantes del Partido vivían habitualmente de sus propios recursos, valiéndose de ocupaciones accidentales, lecciones o la ayuda de los parientes o conocidos. Sólo mucho más tarde, ya después de 1905, se decidió sostener a una pequeña parte de militantes con ayuda de la caja del Partido. Pero aun en ese período se trataba sólo de retribuciones literalmente míseras que oscilaban entre veinticinco y treinta rublos al mes. Había que dar dinero sólo para los viajes más importantes, especialmente para los relacionados con el paso ilegal de la frontera, el pago de los contrabandistas, etc.
El transporte de las publicaciones y su custodia costaban bastante dinero, pues no sólo había que pagar los portes, sino alquilar almacenes y locales y organizar establecimientos ficticios.
Pero los gastos más considerables los ocasionaba el aparato técnico tipográfico, la compra e instalación de imprentas, la adquisición de papel y tipos y el sostenimiento de los tipógrafos.
La técnica tipográfica más importante la poseía nuestra imprenta de Bakú. Dicha imprenta fue proyectada en 1901 por nuestro compañero georgiano Lado-Ketsjoveli, muerto prematuramente. En aquel entonces pudimos ya poner a su disposición algunos recursos, pero no era posible comprar una máquina de imprimir ni procurarnos sistemáticamente papel, tinta, letra, etc., por cuanto no disponíamos del permiso del gobernador para abrir una imprenta. El compañero Lado solventó esta dificultad de un modo muy sencillo. Extendió una autorización a su nombre falsificando la firma del gobernador. Cuando empezábamos a dudar de la posibilidad de hacer algo valiéndonos de ese documento incontestablemente apócrifo, Lado salió también del paso y pocos días después nos mostró triunfante un papel sellado y firmado por un notario. Había sencillamente sacado copia de la autorización falsa, y haciendo avalar esta copia por un notario de Bakú, obtuvo un documento en el cual no había ya ni una sola firma apócrifa. Provisto de este documento, adquirió sin dificultad la máquina y los materiales necesarios, y la imprenta clandestina del Partido Socialdemócrata Obrero de Rusia empezó a funcionar en Bakú, trabajando sin interrupción hasta 1905, en que, con motivo de la revolución, se instaló legalmente, con cierta solemnidad, en Petersburgo.
El sucesor de Lado en la dirección de nuestra técnica en Bakú fue Trifón Teimurázovich Yenukidze[5], que usaba el sobrenombre de Semión, y dirige actualmente nuestra fábrica de papel moneda. Yenukidze amplió considerablemente la herencia que le había dejado el compañero Lado. Todo el trabajo fue organizado de acuerdo con el principio de la conspiración más rigurosa y el empleo de métodos técnicos particulares, que es de dudar que antes hubiera utilizado nadie. Para traer el papel y sacar los impresos, el compañero Semión se aprovechó con gran habilidad del carácter reservado de la población tártara de Bakú, la cual, por añadidura, no sentía grandes simpatías por la policía. Teniendo en cuenta estas consideraciones, la imprenta fue instalada en el barrio tártaro. Aunque ampliada, la imprenta no satisfacía al compañero Semión, pues las máquinas estaban muy maltrechas. Por este motivo, nos expuso un plan de adquisición de una nueva máquina de imprimir, y con la tenacidad que le caracterizaba, no nos dejó tranquilos ni a mí ni a N. P. Kozerenko, viejo socialdemócrata, hasta que recogimos la suma necesaria —dos o tres mil rublos— y mandamos a buscar la máquina al extranjero......................................