Modos de produccion en America Latina

Nota del editor

Los artículos. que forman parte del presente cuaderno fueron tomados de las publicaciones siguientes:

1. Ernesto Laclau (h), “Feudalismo y capitalismo en América Latina”, de la publicación del Centro de Estudios de Economía Política, Buenos Aires, octubre de 1971.

2. Carlos Sempat Assadourian, “Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina”, Cuadernos de la Realidad Nacional, CEREN Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, marzo de 1971.

3. Ciro F. S. Cardoso, “Severo Martínez Peláez y el carácter del régimen colonial”, en Estudios Sociales Centroamericanos, San José, Costa Rica, no 1, enero-abril de 1972.

4. Horacio Ciafardini, “Capital, comercio y capitalismo: a propósito del llamado capitalismo comercial”, versión preparada especialmente para este volumen.

5. Ciro F. S. Cardoso, “Sobre los modos de producción coloniales de América”, versión preparada especialmente para este volumen.

6. Juan Carlos Garavaglia, “Un modo de producción subsidiario: la organización económica de las comunidades guaranizadas durante los siglos XV1I-XVI1I en la formación regional altoperuana-rioplatense”, versión preparada especialmente para este volumen.

7. Ciro F. S. Cardoso, “El modo de producción esclavista colonial en América”, capítulo III de la tesis La Guyane française (1715-1817): Aspects économiques et sociaux. Contribution a l’études des societés esclavagistes d’Amerique, Paris, Institut des hautes études de l’Amérique Latine, Université de París X, 1971.

 

 

 INTRODUCCION

 

El concepto de modo de producción designa un modelo explicativo, es decir un conjunto vinculado de hipótesis en las cuales se han tomado los elementos comunes a una serie de sociedades que se consideran de tipo similar.

En cambio, el concepto de formación económico-social se referiría siempre a una realidad concreta y plausible de ubicación histórico-temporal.[1]

La relación existente entre ambos conceptos en la teoría del materialismo histórico está dada por el hecho de que “En toda sociedad existe una determinada producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango (e) influencia y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las otras el rango y la influencia”[2].

Esta aseveración de Marx es llamada por Luporini “ley general de las formaciones económico-sociales” y nos dice que en esa ley se encuentra .. el verdadero y único criterio objetivo para la construcción de cualquier modelo de formación económico-social”[3].

Ahora bien, ¿cuál es la operatividad de estos conceptos en nuestra historia colonial?

En lo que hace al concepto de modo de producción, nos remitimos al trabajo de C. F. S. Cardoso incluido en este mismo volumen y titulado “Sobre los modos de producción coloniales de América”.

Quisiéramos plantear algunos comentarios relativos al uso del concepto de formación económico-social en los espacios coloniales americanos en el siglo que precede a la ruptura de la relación colonial “típica”.

Una lectura al trabajo de Emilio! Serení sobre el concepto de formación económico-social, publicado recientemente[4], nos da la posibilidad de utilizar el concepto de formación económico social no consolidada.[5] Esta podría no tener entonces aquel modo de producción dominante que exige Luporini y el peso fundamental en el dominio de esa formación económico-social estaría dado por el hecho colonial, es decir que no habría un tipo de producción que fijara las reglas del juego para el entero marco de las relaciones de producción y dominación.

Porque si bien en la tipología de Cardoso sobre los modos de producción coloniales americanos, nos encontramos con tres modos de producción principales —el modo de producción basado en la explotación de los indígenas de la región “nuclear” americana, el esclavista colonial y el autónomo de pequeños productores[6]— modos de producción que coexisten con otros subsidiarios, es evidente sin embargo que existe un desfasaje entre aquella producción principal y el concepto de modo de producción dominante, que presupondría, entre otros elementos, una clase o grupo social dominante en la formación económico-social dada.

Aclarando y anticipándonos: no es lo mismo decir que en la región que va del Plata a Potosí, el modo de producción principal es el imperante en el laboreo de las minas altoperuanas, dado que por ejemplo, el ritmo de producción de los metales preciosos altera el pulso económico de la región y deducir de este hecho, cierto, la. conclusión bastante hipotética de que los propietarios de las minas altoperuanas son el grupo hegemónico en esa formación social.

Desde ya que el hecho mismo de la relación colonial en que la región altoperuana-rioplatense se encuentra inmersa, bastaría para explicar que serían los emisarios de la burocracia real quienes deben dominar ese sistema, pero en nuestro caso la realidad es bastante más compleja.

En efecto, en el ejemplo que tratamos[7],el dominio económico del sistema está dado por aquellos que dominan los medios de circulación. Por supuesto que ellos están casi siempre íntimamente ligados a los miembros de la burocracia metropolitana y local,[8] pero, es un específico funcionamiento del aparato de circulación de las mercancías, el que otorga a los comerciantes el dominio del sistema, dominio que obviamente se extiende mucho más allá de la mera órbita económica.

Adaptando para esta región la tipología propuesta por C. Sempat Assadourian,[9] observamos que el funcionamiento del capital comercial se da en el marco de tres formas típicas de apropiación del excedente:

I. Apropiación del excedente por la vía fiscal: realizado por medio de un intrincado sistema impositivo, en el que se entremezclan todo tipo de cargas a la producción y comercialización, amén de los tributos que las poblaciones indígenas deben al rey en su condición de vasallos de éste.

Debemos recordar que el carácter vendible de los oficios o en su defecto, la costumbre de “rematar” la recaudación de los impuestos aun cuando no estuviese aneja a un cargo muy determinado, permitía que la suerte de esta vía fiscal, estuviese generalmente ligada a la habilidad y poderío económico de ciertos grupos comerciales. De esta forma, el capital comercial participa, de manera variable de acuerdo a las distintas circunstancias y lugares, en este canal de apropiación del excedente.

II. Apropiación del excedente por vía del monopolio comercial: esta es la vía específica de funcionamiento del capital comercial y está basada especialmente en la búsqueda constante de términos de intercambio favorables entre los distintos polos económicos, mediante el funcionamiento de una serie de mecanismos que se detallan más adelante.

En realidad, más que un monopolio “...el grupo de mercaderes metropolitanos forma en relación a la colonia un ‘oligopsonio’, pues detenta la exclusividad de la compra de los productos coloniales y al mismo tiempo un ‘oligopolio’ pues detenta el privilegio de venta de los productos metropolitanos a la colonia”[10].

III. Apropiación del excedente por parte del aparato eclesiástico y las órdenes religiosas: este canal de apropiación es de variable importancia según las regiones, pero no estuvo ausente de ninguna área del imperio español.[11]

Si descuidáramos este aspecto del problema, olvidaríamos las......................

 

Ver el documento completo