Índice

Presentación, de Chantal López y Omar Cortes.

Configuración y estructura de la Ciudad.

Configuración del templo en su parte superior.

Descripción del templo y de las lámparas según el modelo del universo trazado por Moisés.

Idea del gobierno.

Funciones encomendadas a cada uno de los triunviros.

Funciones encomendadas al triunviro de la Sabiduría.

Fácil aprendizaje de las ciencias por medio de pinturas murales.

Funciones encomendadas al triunviro Amor.

Origen y necesidad de la República ideal.

En defensa de la República ideas y en contra de Aristóteles, véase la cuestión de los libros políticos del autor.

Las injurias.

Las acusaciones.

El vestido. La educación y la elección de los padres.

Elección de Hoh.

Sobre la aptitud de los sabios para gobernar.

Comunidad de vida y de trabajo. Distribución de este último entre los hombres y las mujeres.

La comida.

Los vestidos.

La educación. La procreación de los padres.

Opinión de Santo Tomás (en el V Pol. Lec. XIII), según la cual la configuración del cielo indica las tendencias de los hombres.

Imposición de nombres.

En qué consiste la belleza de las mujeres.

El color de los vestidos.

Contra la soberbia.

Ventajas del trabajo obligatorio.

Disputa sobre la comunidad de mujeres.

La guerra.

Procedimientos bélicos.

Procedimiento secreto para sujetar al caballo con los pies.

El trabajo.

La custodia del campo.

La hospitalidad.

Los carros. Los cultivos.

El ganado.

La navegación.

Género de vida y alimentación de todos y cada uno de los ciudadanos.

Los alimentos.

La bebida.

Las enfermedades y sus remedios.

La elección de los magistrados.

El gobierno y las asambleas.

Los jueces y los procedimientos judiciales.

Las leyes. El juicio.

Los sacerdotes, la religión, el sacrificio y la oración.

Las festividades.

Manera de orar.

La astronomía y la aplicación a la división del tiempo.

La física.

La metafísica.

La causa de los males del mundo.

Opinión de Santo Tomás.

Opinión de P. Tóntolo y de M. J. Bautista Marino.

Cuestiones sobre la República ideal.

Sobre si es razonable y útil el haber añadido a la doctrina política el diálogo de la Ciudad del Sol.

Artículo segundo.

Sobre si resulta más ajustada a la naturaleza y más útil a la conservación y aumento de la República y de los particulares la comunidad de los bienes exteriores, como sostienen Sócrates y Platón, o bien la propiedad individual defendida por Aristóteles.

Artículo tercero.

Sobre si la comunidad de las mujeres es más conforme a la naturaleza y más útil a la procreación, y por consiguiente a toda la República, o bien la propiedad de las mujeres y de los hijos.

 

 

Presentación

Corría el año de 1623, cuando, encontrándose encarcelado en el Castillo de Nápoles, el filósofo italiano Giovanni Doménico Campanella (1568-1639), escribió la obra que aquí presentamos: “La ciudad del Sol”. Giovanni Doménico, había cambiado su nombre por el de Fray Tommaso, cuando ingresó al convento de Santo Domingo, en donde estudió filosofía y teología, siendo consagrado sacerdote.

Gracias a una atenta lectura de La ciudad del Sol podemos percatarnos de que su autor era una persona versada en conocimientos esotéricos. Pues, existen muchos elementos en esta obra que nos llevan a afirmar que Tommaso Campanella, sin duda había pertenecido a algún grupúsculo hermético en donde se estudiaban y discutían conocimientos ocultos, catalogados por las autoridades eclesiásticas como herejías e implacablemente perseguidos y condenados por la Santa Inquisición.

Se dice que en 1589, Fray Tommaso, en compañía de un rabino judío, se introdujo en el estudio del naturalismo y el hermetismo. Quizá, reflejo de aquellos estudios lo sería su primera obra, Philosophia sensibus demonstrata, misma que terminaría siendo condenada por las autoridades eclesiásticas, conduciendo a Campanella a un proceso bajo los cargos de herejía y demonismo, lo que finalmente le traería como consecuencia el terminar siendo encarcelado por orden de la Santa Inquisición.

Pero la agitada vida de Fray Tommaso no terminaría ahí, sino que al participar, en Calabria, en una conjura contra las autoridades españolas buscando la implantación de una República perfecta, sería nuevamente detenido y procesado bajo los cargos de rebelión y herejía, siendo en 1602 condenado a cadena perpetua, pena que debería de cumplir en el Castillo de Nápoles. Veintisiete años duraría en prisión hasta que finalmente una orden papal lo liberó. Y sería precisamente durante ese largo encarcelamiento que escribiría, entre otras, su obra cumbre, Civitas solis, poetica idea Republicae philosophicae (La ciudad del Sol).

Leer esta obra es una auténtica delicia, puesto que aparte de lo que podemos interpretar ahora como vaciladas esotéricas —con todo respeto hacia quienes las toman en serio con que engalana Campanella su ensayo, deja ver en el mismo un conjunto de valores muy propios de la época —principios del siglo XVII—, además de unas cómicas ideas sobre el sexo y las relaciones entre hombres y mujeres, así como del rol que a cada parte corresponde en el desarrollo comunitario cotidiano.

Particularmente es relevante las repetidas referencias que hace, condenándole, del nicolaismo, esto es, la práctica prevaleciente entre el clero medieval que justificaba la cohabitación carnal de sacerdotes con varias mujeres, así como la importancia que le da a las influencias de los astros en la vida terrenal.

Así pues, leer La ciudad del Sol resulta muy interesante desde varios puntos de vista permitiendo pasar momentos sumamente entretenidos, ello independientemente de los elementos con los que el lector puede enriquecerse profundizando en varios aspectos de la obra.

Chantal López y Omar Cortés

 

LA CIUDAD DEL SOL

 

 

(INTERLOCUTORES

El gran Maestre de los Hospitalarios y un Almirante genovés, huésped suyo)

 

GRAN MAESTRE. -¡Ea! Te suplico que por fin cuentes todo lo que te aconteció durante la navegación.

ALMIRANTE. Ya te expuse cómo di la vuelta al mundo entero y cómo finalmente llegué a Taprobana. Aquí me vi obligado a saltar a tierra y me escondí en un bosque por miedo a sus habitantes. Al salir de allí, pasado mucho tiempo, me detuve en una vasta llanura situada exactamente en el Ecuador.

GRAN MAESTRE. ¿Y qué te sucedió entonces?

ALMIRANTE. De repente me encontré con una gran muchedumbre de hombres y mujeres armados, muchos de los cuales conocían nuestra idioma y me acompañaron a la Ciudad del Sol.

GRAN MAESTRE. -Explícame la configuración de esta Ciudad y su forma de gobierno.

 

Configuración y estructura de la Ciudad.

 

ALMIRANTE. En el centro de una vastísima llanura surge una elevada colina, sobre la cual descansa la mayor parte de la Ciudad. Sin embargo, sus numerosas circunferencias se extienden mucho más allá de las faldas del monte, de modo que el diámetro de la Ciudad tiene dos o más millas, y siete el recinto Íntegro. Mas, por el hecho de encontrarse edificada la Ciudad sobre una colina, su capacidad es mayor que si estuviera en una llanura. Se halla dividida en siete grandes círculos o recintos, cada uno de los cuales lleva el nombre de uno de los siete planetas. Se pasa de uno a otro recinto por cuatro corredores y por cuatro puertas, orientadas respectivamente en dirección de los cuatro puntos cardinales. La Ciudad está construida de tal manera que, si alguien lograre ganar el primer recinto, necesitaría redoblar su esfuerzo para conquistar el segundo; mayor aún, para el tercero. Y así sucesivamente tendría que ir multiplicando sus fuerzas y empeños. Por consiguiente, el que quisiera conquistarla, tendría que atacarla siete veces. Mas yo opino que ni siquiera podría ocupar el primero de ellos: tal es su anchura, tan lleno está de terraplenes y tan defendido con fortalezas, torres, máquinas de guerra y fosos.

Cuando traspasé la puerta que mira al Septentrión (la cual está revestida de hierro y construida en forma tal que puede levantarse, bajarse y cerrarse cómoda y seguramente, corriendo para ello, con maravilloso arte, resortes que penetran hasta el fondo de resistentes jambas), vi un espacio llano, de sesenta pasos de extensión, entre la primera y la segunda pared. Desde allí se contemplan inmensos palacios, unidos tan estrechamente entre sí a lo largo del muro del segundo círculo que puede decirse que forman un solo edificio. A la mitad de la altura de dichos palacios surge una serie de arcadas que se prolongan a lo largo de todo el círculo, sobre las cuales hay galerías y se apoyan en hermosas columnas de amplia base que rodean casi totalmente el subpórtico, como los peristilos o los claustros de los monjes. Por abajo, únicamente son accesibles por la parte cóncava del muro interior. Por ella se penetra a pie llano en las habitaciones inferiores, mientras que para llegar a las superiores hay que subir por escaleras de mármol que conducen a unas galerías interiores. Desde éstas se llega a las partes más altas de los edificios, que son hermosas, poseen ventanas en la parte cóncava y en la parte convexa de los muros y se distinguen por sus livianas paredes. El muro convexo, es decir, el exterior, tiene ocho palmos de espesor; el cóncavo, tres; el intermedio, uno o casi uno y medio. Se llega después a la segunda llanura, que es unos tres pasos más estrecha que la primera. Entonces se divisa el primer muro del segundo círculo, adornado en su parte interior y superior con galerías análogas a las del primero. En la parte interna hay otro muro que rodea los palacios y posee unos segundos balcones y peristilos semejantes, sostenidos por columnas. En la parte de arriba tiene excelentes pinturas en el lugar en que las puertas sobresalen de las habitaciones superiores. Y así, a través de parecidos círculos y dobles muros que rodean los palacios, adornados de galerías situadas en la parte exterior y sostenidas por columnas, se llega, caminando siempre por terreno llano, a la parte última de la Ciudad. Sin embargo, cuando se entra por las puertas de cada uno de los círculos (las cuales son dos, a saber, una del muro exterior y otra del interior), hay que subir escalones, pero construidos de tal manera que apenas es perceptible la subida, porque se camina en sentido transversal y además los escalones distan muy poco unos de otros. En la cima del monte hay una llanura muy extensa, en cuyo centro surge un templo admirablemente construido.

GRAN MAESTRE. -Sigue, sigue. Vivamente te lo ruego.

 

 

Configuración del templo en su parte superior.

 

ALMIRANTE. El templo es completamente redondo y no está rodeado de muros, sino que se apoya en gruesas columnas, bellamente decoradas. La bóveda principal, admirablemente construida y situada en el centro o polo del templo, posee una segunda bóveda, más alta y de menor dimensión, dotada de......................

 

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