Una guía de lecturas para hacerse comunista.

Justo de la Cueva 

 

Este trabajo ha sido convertido a libro digital
por militantes de EHK
y forma parte del
material de trabajo para el estudio,
investigación y formación del
pensamiento marxista y la historia
de los comunistas vascos.

http://www.abertzalekomunista.net

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Y COMENTADA PARA INICIARSE

EN EL MARXISMO

AVISO PREVIO IMPORTANTE:

El presente texto reproduce con mínimos cambios una carta del mes de octubre de 1996 de Justo de la Cueva a un compañero que había solicitado orientación bibliográfica sobre el comunismo. Se reproduce aquí por si puede tener utilidad para otros, pero advirtiendo: a) que está muy orientada a hablantes en español (se reseñan las traducciones a ese idioma de los textos originales); b) que está incompleta (es tan sólo el primer fragmento del texto planeado y sólo hay reseñas de las 27 obras del Primer Itinerario).

 

 VIÁTICO PREVIO:

 

 Tres reglas que creo debes observar:

Primera regla:

Lee siempre los textos originales (naturalmente traducidos a una lengua que conozcas si no puedes leer su lengua original, lo cual es el ideal). Ningún manual, aunque sea bueno y muchísimos son horrendos (¡¡¡¡ es incalculable el daño provocado por los empobrecedores, mutiladores y mecanicistas manuales de Marta Harnecker, como lo es el producido por los similarmente horrendos manuales difundidos por la URSS stalinista y poststalinista!!!!) ni casi ningún comentario remunera el esfuerzo de leerlo y sobre todo el tiempo perdido que podía haberse dedicado a leer los originales. La lista que te voy a dar es, naturalmente, personalísima. Responde a mi criterio y no goza (ni padece) de ninguna autoridad. Salvo la que tú concedas a la experiencia y a las vivencias de un compañero tuyo como soy yo.

 

Segunda regla:

Enmarca siempre los textos que leas en la concreta coyuntura de la lucha de clases en que fueron escritos. Ello significa dos cosas claves: 1ª debes saber y tener muy en cuenta siempre la fecha, el lugar y las circunstancias en que se escribió; 2ª debes tener a mano alguna ayuda bibliográfica sobre el devenir de los acontecimientos, sobre aquella coyuntura. Te recomiendo muy vivamente, para conseguir una visión panorámica de cualquier época y área, el Atlas Histórico Mundial (Volúmenes I y II) de Hermann Kinder y Werner Hilgemann, Ediciones ISTMO, Colección Fundamentos 1, Madrid 1990 (es la 15ª edición, debe haber otras).311 y 359 páginas. Si no lo consigues en librerías sácalo en préstamo de alguna Biblioteca Pública (por cierto ¿eres socio de alguna buena? Es imprescindible serlo) y fotocópialo. Ese Atlas necesitará complementarse porque es tremendamente sintético, digamos que te proporciona el mapa histórico a escala 1:1000.000 y necesitarás buscar obras que te hagan zoom sobre la época (para tener mapa histórico a escala 1:100).

 

Tercera regla:

Navega por Internet para bajarte textos que te falten en papel.

MUNICIÓN UNIVERSAL (Un acopio básico importante) y AVISO PARA NAVEGANTES (este es un viaje que te durará años, probablemente toda tu vida).

Carlos Marx/Federico Engels: Obras escogidas en tres tomos. Editorial Progreso, Moscú. 1970 ó 1981. Hay una edición en dos tomos de Akal Editor, Madrid. 1975

V.I. Lenin: Obras escogidas en tres tomos. Editorial Progreso. Moscú. 1981. También hay edición de AKAL.

Es importante que los consigas. Bucea primero en librerías de viejo, hay mucho ex-rojo converso a pseudopacifista, a neoliberal o a enchufado peneuvista que ha vendido su biblioteca para no asustar a sus nuevos amos cuando van a su casa.

 

AVISO IMPORTANTE:

Este es un viaje que te durará años, probablemente toda tu vida.

Parto del supuesto de que entiendes que no estamos hablando de alguno de esos timos consumistas del tipo “Aprenda ruso en siete días”, “Hágase experto en marketing con nuestro Seminario de fin de semana”, etc. Va a hacer cuarenta y tres años del momento en que yo me tropecé por primera vez con un texto de Marx y aún no he terminado ni mucho menos de estudiarle a él y a sus continuadores.

 

LA DECISIVA CUESTIÓN DE LA PRÁCTICA TEÓRICA:

 

No se trata de analizar textos sino de analizar relaciones sociales. Mucha gente conoce y cita la frase de Lenin (en ¿Qué hacer?): “Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario” (Obras escogidas Tomo I pág. 134). Por desgracia no es ni siquiera una fracción de esa gente la que la entiende bien. La que entiende que:

1º) La teoría revolucionaria NO es un conjunto de textos o de libros, aunque sus resultados se reflejen en libros y textos que pueden (y deben) leerse.

2º) La teoría revolucionaria no es sino el resultado de una práctica, LA PRACTICA TEÓRICA, que se enraíza en y se nutre de la práctica revolucionaria y es además una forma de la misma.

Marx lo formuló tan temprano como en la primavera de 1845 (al filo de su 27º cumpleaños) en la 2ª y 3ª de las 11 Tesis sobre Feuerbach:

“2. El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.

  1. La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej.,, en Roberto Owen).

La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.”

Marx y Engels lo explicaron con rotundidad tres años después, ya en el Manifiesto:

“Las tesis teóricas de los comunistas no se basan en modo alguno en ideas y principios inventados o descubiertos por tal o cual reformador del mundo. No son sino la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos”.

Precisamente por eso te propongo hacer un primer itinerario por obras que son (además de escritos de combate) análisis y/o teorizaciones de procesos concretos de lucha de clases. No te confundas. Son también escritos teóricos. Pero, de la específica y correcta manera del materialismo histórico, su teoría se extrae de la práctica, del análisis de la práctica, del análisis dialéctico de la coyuntura concreta de la lucha de clases.

Me parece útil reproducirte aquí y en este momento una luminosa definición de un excelentísimo historiador marxista (Pierre Vilar):”La investigación histórica es el estudio de los mecanismos que vinculan la dinámica de las estructuras -es decir, las modificaciones espontáneas de los hechos sociales de masas- a la sucesión de los acontecimientos -en los que intervienen los individuos y el azar, pero con una eficacia que depende siempre, a más o menos largo plazo, de la adecuación entre estos impactos discontinuos y las tendencias de los hechos de masas-.”

Trotsky insistía muy saludablemente en decirle a sus camaradas que: “El marxismo es sobre todo un análisis de relaciones sociales, no de textos”. Es una luminosa (Y TOTALMENTE CIERTA) recomendación que te aconsejo vivísimamente que tengas siempre en cuenta. En un texto clave que luego veremos (el 9) Trotsky tronaba contra aquellos marxistas “que sustituyen el análisis independiente de las relaciones sociales por la interpretación de textos preseleccionados por ellos y aplicables a todos los casos de la vida. ¡Nadie compromete tanto el marxismo como estos marxistas nominales!”.

Cualquier buen conocedor de la historia de los últimos decenios de Euskal Herria sabe bien el daño y la esterilidad que para la lucha revolucionaria por la liberación nacional y social de Euskal Herria han generado las luchas fraccionales generadas NO POR UN DIFERENTE ANALISIS DE LAS RELACIONES SOCIALES vascas y de los vascos con los españoles y con el mundo SINO POR DIFERENTES ANALISIS DE TEXTOS (muchas veces mal leídos y mal entendidos).

No veas en esta recomendación una contradicción por el hecho de hacerla precisamente antes de sugerirte el estudio y la lectura cuidadosa de una serie de textos. De forma completamente congruente te propongo precisamente un itinerario por una serie de textos (muchos de ellos geniales) que son precisamente el reflejo, el precipitado, el resultado de excepcionales análisis de relaciones sociales.

Porque la mejor forma de enseñarte a hacer marxistamente análisis de relaciones sociales NO es que yo te escriba un manual de análisis (al modo de esas grotescas chapuzas metodológicas que acostumbran a usar los alienados cristianos de base) ni que te recomiendo alguno de los imbéciles manuales que a veces figuran como libros de texto pseudouniversitarios.

La mejor forma es que te leas y estudies algunos buenos análisis de relaciones sociales elaborados por gente que sabía hacerlos bien.

¡OJO! La prueba de que sabían hacerlos bien no es que sean personas famosas. O que hayan sido personas sacrificadas o abnegadas o beneméritas. La prueba es la práctica. La prueba es que al actuar guiados por esos análisis la realidad se comportó como sus análisis decían que iba a comportarse (con independencia de que tuvieran éxito o fracasaran en sus acciones). Vuelve a leer la 2ª tesis sobre Feuerbach que te cité párrafos atrás.

Así que ya sabes cuál ha sido el criterio al que responden las páginas siguientes.

Dos palabras sobre un posible primer ITINERARIO ABREVIADO:

Mi recomendación personal es que sigas el itinerario de lectura que te voy a sugerir. Ahora bien, entiendo que no quieras o no puedas asumir una tarea así de amplia. Para no dejarte desamparado en ese supuesto te añado ahora un:

 

ITINERARIO ABREVIADO:

 

serían los textos números: 1,2,5,6,8,14,18 y 22 (de éste, de El Capital, el Libro Primero). Pero debo insistirte en que los atajos en asuntos como éste hacen perder mucho más de lo que permiten ganar.

Otras pocas palabras sobre las tres partes del primer itinerario:

El primer itinerario puede dividirse en tres partes.

La primera incluye los textos del nº 1 al 20. Su lectura te permitirá adquirir un conocimiento suficiente, a través del examen de una serie de ejemplos eminentes, de la forma en que el materialismo histórico analiza las diversas coyunturas de la lucha de clases.

La segunda parte, los textos nº 21, 22 y 23, te permitirán asimilar los dos extremos de la trayectoria hasta ahora recorrida por el materialismo histórico para conocer/transformar el mundo. Concretamente a conocer la descripción/análisis/teorización que en el siglo XIX realizan Marx y Engels (de ahí que debes leer La situación de la clase obrera en Inglaterra de Engels y El Capital de Marx) y la descripción/análisis/teorización que realiza y publica en el último cuarto del siglo XX Wallerstein (El moderno sistema mundial).

La tercera parte (cuatro obras de Deutscher englobadas en el nº 24) te permitirá conseguir la comprensión del proceso histórico de los primeros cincuenta años de la decisiva Revolución Rusa.

 

PRIMER ITINERARIO DE LECTURA QUE TE RECOMIENDO

 

K.Marx/F.Engels: El Manifiesto comunista.

(Escrito por Karl Marx y Friedrich Engels en diciembre 1847-enero 1848. Publicado por primera vez en febrero de 1848 en Londres en folleto aparte. Título Manifest der Kommunistischen Partei).

¿Te vale que te recuerde que NINGUN otro texto ha afectado ya y afectará en el futuro como éste a la vida de miles de millones de seres humanos? Supongo que ya lo tienes. Reléelo despacio y con cuidado y atención. Hay muchísimo cretino indocumentado (también en HB) que -como España toda- “desprecia cuanto ignora” y habla de este texto de oídas. Por ejemplo ignorando que en él se afirma que la primera lucha de los obreros tiene que tener carácter nacional (“por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el Poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués”).

 

Immanuel Wallerstein: El capitalismo histórico.

(La primera edición, en inglés con el título Historical capitalism, es de Verso Editions, Londres, 1983).

He dicho y escrito en varios sitios que estimo que Immanuel Wallerstein es el Marx del siglo XX. Ha corregido errores de Marx. Errores inevitables la inmensa mayoría por cuanto que:

1) Marx no disponía de la inmensa cantidad de información que Wallerstein ha podido acumular, sencillamente porque no se había recogido o no se había estudiado en época de Marx o no se habían aún producido los hechos a los que esa información se refiere;

2) Marx era un hombre de su tiempo inevitablemente aquejado por las limitaciones de ese tiempo (por ejemplo, en el desconocimiento de los límites del crecimiento).

Este librito de Wallerstein es una joya que no desmerece del Manifiesto. Me parece especialmente útil que empieces por dos síntesis magistrales del materialismo histórico (el Manifiesto y El capitalismo histórico) separadas por casi siglo y medio. Para que tengas una primera visión global de lo que el materialismo histórico nos ha enseñado, en su arranque y en lo hasta ahora acopiado.

 

Marx/Engels: Sobre la revolución de 1848-1849.

Artículos de “Neue Rheinische Zeitung” (la Nueva Gaceta Renana).

Son artículos escritos por los dos durante el período en que ejercieron de agitadores revolucionarios en una revolución en marcha. Son, a la vez, escritos de combate en el fragor de la pelea y análisis de coyuntura en los que van creando teoría sobre la práctica propia y del enemigo.

Si no lo encuentras utiliza: Fernando Claudín Marx, Engels y la Revolución de 1848, Siglo XXI de España Editores S.A., Madrid, 1975. 451 páginas. Claudín era un revisionista y destila en el libro bastante mala baba, pero reproduce extensamente muchos de los artículos de Marx y Engels. De hecho, yo los leí ahí antes de poder hacerme con la edición moscovita.

Son textos fascinantes. Por ejemplo, ahí aprendí yo ANTES DE QUE SUCEDIERA, como iba a ser la famosa “transición democrática española”. Porque Juan Carlos I repitió el papel del Rey de Prusia, Suárez el de Camphausen y las Cortes franquistas el de la cámara alemana. Los planificadores de la Rand Corporation para el Pentágono SÍ LEEN A MARX.

 

Karl Marx: Las luchas de clases en Francia (1848 a 1850)

(Serie de artículos con el título común “De 1848 a 1849″ escritos por Marx en alemán de enero al 1 de noviembre de 1850. Publicados en Hamburgo en los números 1,2,3 y 5-6 correspondientes a 1850 de la revista Neue Rheinische Zeitung Politisch-ökonomische Revue).

las revoluciones son la locomotora de la historia, página 191. Cómo el lumpemproletariado se convierte en policía, página 78. la importancia de presentar en las elecciones una opción claramente revolucionaria, página 115.

 

Karl Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte

Escrito por Marx en alemán en diciembre de 1851- marzo de 1852. Publicado como primer número de la revista DIE REVOLUTION en Nueva York en 1852. Título original Der Achtzehnte Brumaire des Louis Bonaparte)

Es una obra GENIAL. Un ejemplo básico de materialismo histórico, de análisis dialéctico de un proceso concreto. Te enseñará a pensar dialécticamente los procesos históricos.

Contiene la formulación luminosa de una amplia gama de conceptos clave. Por ejemplo:

Una excelente definición de clase social (“En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de existencia que las distinguen por su modo de vivir, sus intereses y su cultura de otras clases y las oponen a éstas de un modo hostil, aquéllas forman una clase”).

Otra, brillante, del cretinismo parlamentario.

Un análisis esclarecedor del infraproletariado (del lumpenproletariat), de su conversión en pseudopartido y luego en fuerzas represivas concretas (muy útil para pensar las SA, las SS y la Ertzaina p.e.).

Y así hasta cien…

Como ejemplo de mi personal devoción y admiración por este texto te diré que, como mínimo homenaje al mismo y a lo que me enseñó, yo titulé “El 27 Vendimiario de Felipe González (Historia de una traición)” a mi análisis del tardofranquismo y la “transición democrática” contenida en mi folleto Metamorfosis nazi-fascista del Estado español (1981).

 

Karl Marx: Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política

(Escrito por Marx en Londres enero de 1859. Publicado en el libro Zur Kritik der politischen Oekonomie von Karl Marx, Erstes Heft, Berlin, 1859).

Son sólo cuatro páginas que encierran una sola página crucial: aquella en la que Marx dice “El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así:”.

Hace ya más de 30 años que esa página me sacudió hasta mis cimientos. Yo la leí en Historia y elementos de la sociología del conocimiento. Tomo I. Contenido y contexto de las ideas sociales. Selección de artículos realizada bajo la dirección de Irving Louis Horowitz, EUDEBA Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 1964. páginas 75-79. En Obras escogidas Tomo I está en las páginas 546-520.

Te la transcribo. Dice así:

“El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando las condiciones materiales para su realización. Agrandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de ese antagonismo. Con esta formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana.”

 

Karl Marx: La guerra civil en Francia.

(Son tres Manifiestos publicados en inglés en 1871, sobre la guerra franco-prusiana y sobre la Comuna de París escritos por Marx y aprobados y emitidos por la Asociación Internacional de los Trabajadores- la Iª internacional- en las fechas: 23 julio 1870, 9 septiembre 1870 y 30 de mayo de 1871).

Son textos clave. No sólo porque son, como decía Engels en la Introducción escrita para la edición de 1891:

“ejemplo elocuente de las dotes extraordinarias del autor -manifestadas por primera vez en El 18 BRUMARIO DE LUIS BONAPARTE- para penetrar con toda clarividencia el carácter, el alcance y las consecuencias inevitables de los grandes acontecimientos históricos, cuando éstos se desarrollan aún ante nuestros ojos o acaban apenas de producirse”.

Sino porque contienen elaboraciones teóricas y conceptuales decisivas.

Por ejemplo, como explicaron Marx y Engels en el prefacio a la edición alemana de 1872 del Manifiesto, una frase de La guerra civil en Francia (“la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”), fruto de la experiencia de la Comuna que enseñó la necesidad de tener en cuenta el carácter de clase del aparato del Estado capitalista y la consiguiente necesidad de su destrucción por los revolucionarios, era la que implicaba una de las pocas modificaciones que 25 años después de su redacción parecían a Marx y Engels imprescindibles en el texto del Manifiesto comunista. Aunque no las hicieran porque “el Manifiesto es un documento histórico que ya no tenemos derecho a modificar”.

 

V.I.Lenin: ¿Qué hacer?

(Escrito en ruso entre el otoño de 1901 y febrero de 1902. Publicado por primera vez en marzo de 1902 como folleto aparte en Stuttgart).

Mucha gente creemos que hubo una Revolución de Octubre en 1917 porque quince años antes se escribió este programa y guía de acción y porque las pocas decenas de miles de obreros bolcheviques que la hicieron en Petrogrado se fueron formando y entrenando durante lustros en una práctica guiada por el ¿Qué hacer?

Por supuesto es una obra de combate. Pensada por tanto para una tarea concreta en una época concreta (primer decenio del siglo XX) para un área concreta (el Imperio zarista). O sea, para una coyuntura concreta de la lucha de clases. Nada puede ser más imbécil que tomar esa obra como un RECETARIO universal para ser aplicado en no importa qué época en no importa qué país en no importa qué coyuntura. Imbécil cosa que desdichadamente se ha realizado muchas, demasiadas veces, por cretinos que cometen la blasfemia laica de tomar el marxismo por una religión y ésta y otras obras de Lenin y de otros marxistas como los patéticos alienados por el Islam o por el Cristianismo toman el Corán o la Biblia.

Pero el ser una obra de combate para una coyuntura concreta NO IMPIDE que sucedan dos cosas:

1ª) que sea una obra con una riquísima aportación teórica nueva o renovadora;

2ª) que muchísimas de sus RECETAS valgan también para otras coyunturas y otras épocas o sirvan de punto de partida para reelaborar RECETAS nuevas para esas coyunturas y épocas (por ejemplo, para la Euskal Herria Sur de hoy).

Interesado como estás en los problemas de comunicación agitación y propaganda, tienes una increíblemente mina de diamantes en esas páginas. Hace catorce años yo di en Bilbo una serie de cursillos y seminarios en los que analicé ampliamente esta obra. Si encuentro el folio y medio de citas de temas y páginas (dos por renglón) te lo adjuntaré (hace catorce años no tenía yo ordenador y hace unos meses le dejé a algún desaprensivo la carpeta). En cualquier caso, seguro que tú sólo irás encontrando en la lectura centenares de sugerencias útiles para la acción de hoy mismo (recuerda que lo que hay que hacer no es adoptarlas sino adaptarlas llanamente dicho: salvo excepcionalísimas personas geniales, nadie puede ser un buen propagandista, un buen publicitario, un buen agitador, un buen dirigente de acción colectiva (va de suyo que un buen revolucionario) sin haber leído y estudiado esta obra.

Trotsky: Resultados y perspectivas. Las fuerzas motrices de la revolución

(Escrito en ruso en 1906 en la prisión preventiva de Petersburgo, después de haber sido Trotsky detenido con el Soviet de Diputados Obreros el 3 de diciembre de 1905. Se publicó por primera vez en 1906/7, como un extenso capítulo final de su libro Nasha Revolutsia -“Nuestra Revolución”- que contenía sus otros trabajos sobre la revolución rusa de 1905. Pero nada más aparecer la policía zarista lo confiscó. En 1919 se hizo una nueva edición en ruso. Título original Itogi i Perspektivy, Dvizhuschie Sily Revolutsii).

Se trata de un texto, por supuesto genial, pero además asombroso por muchas razones. Seré lo más breve que pueda al respecto:

1º Rompe con rutinas que atenazaban a los marxistas desde hacía decenios y al hacer así un magistral análisis de la realidad rusa realiza ¡en 1906! una asombrosamente acertada descripción prospectiva de cómo iba a ser la Revolución de Octubre de 1917. De entre los muchísimos aciertos prospectivos al respecto destaca su comprensión del papel decisivo del campesinado en el proceso de consolidación de la Revolución de Octubre.

2º Contiene otra larga serie de aciertos prospectivos (p.e. en 1906 señala la inminencia de una guerra en Europa, el conservadurismo de los partidos socialistas, la existencia de una Rusia soviética)

3º Realiza su formulación de la “revolución permanente”.

Este texto es, entre otras cosas, nada más y nada menos que la más radical reformulación del pronóstico de la revolución socialista realizada desde que en 1848 Marx y Engels publicaran el Manifiesto.

Y, de forma parecida a como Marx a lo largo de su vida se dedicó a desarrollar su temprana formulación de temas y planteamientos del Manifiesto, Trotsky a lo largo de la suya hizo lo mismo con lo formulado en este texto.

 

V.I. Lenin: El Derecho de las naciones a la autodeterminación

Escrito en ruso en el exilio entre febrero y mayo de 1914. Publicado de abril a junio de 1914 en los números 4,5,6 de la revista PROSVESCHENIE -revista mensual teórica, políticosocial y literaria publicada legalmente por los bolcheviques en Petersburgo desde diciembre 1911 a junio 1914.).

Excuso decirte la importancia que tiene conocer este texto de Lenin para cualquier vasco enfrascado en la lucha contra los Estados opresores español y francés por la soberanía y la independencia y la simultánea revolución socialista de y en Euskal Herria. Sólo te diré que entre las consecuencias de largo alcance de este texto figuran el fomento y desarrollo de la lucha antiimperialista en todo el planeta desencadenada durante y después de la I Guerra Mundial con la intervención y el apoyo de la Rusia soviética.

 

V.I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo.

(Escrito en el exilio en Zurich en enero-junio de 1916. Publicado en forma de folleto aparte a mediados de 1917 por la editorial PARUS de Petrogrado. El prólogo para las ediciones francesa y alemana se publicó en el nº 18 de la revista LA INTERNACIONAL COMUNISTA en 1921).

Libro fundamental.

Escrito para pasar la censura zarista y no rectificado al editarlo después de la revolución de febrero, Lenin explica en el prólogo para las ediciones francesa y alemana que puede ser útil para que los comunistas perseguidos en los “países capitalistas avanzados” vean como pueden aprovecharse “esos pequeños resquicios de legalidad” “para denunciar todo el embuste de las concepciones y de las esperanzas socialpacifistas en cuanto a la democracia mundial”.

En ese prólogo dice Lenin que “En el folleto se prueba que la guerra 1914-1918 ha sido, por ambas partes, una guerra imperialista (esto es, una guerra de conquista, de bandidaje y de rapiña), una guerra por el reparto del mundo, por la distribución y redistribución de las colonias, de las esferas de influencia del capital financiero, etc.”.

Pero siendo como es efectivamente un escrito de combate el texto tiene una importancia que rebasa con mucho esa finalidad y esa utilidad. Es, sencillamente, la prueba de la vitalidad y eficacia del materialismo histórico para analizar y explicar la realidad cambiante.

Es la prueba viva de que los auténticos revolucionarios comunistas no se esterilizan ni anquilosan repitiendo como jaculatorias textos reputados sagrados de sus maestros, escritos para analizar realidades ya superadas por la historia.

Fíjate en la definición que Lenin hace: “El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes” (pág. 754 O.e. t.I.).

Todo el texto rezuma brillantes (geniales) conceptualizaciones aún hoy imprescindibles para analizar la realidad actual. Por darte sólo un botón de muestra: no puedes entender bien la reciente vergonzosa venta de CCOO y UGT de su apoyo al Gobierno de Aznar (pacto de pensiones) si, junto al decisivo dato de que el 75% de los ingresos de CCOO -y probablemente más en el caso de UGT- vienen del Estado (lo que les convierte en tan aparatos de Estado como la Policía o los carceleros), no tienes en cuenta esta luminosa cita de este libro: “El imperialismo, que significa el reparto del mundo y la explotación no sólo de China e implica ganancias monopolistas elevadas para un puñado de los países más ricos, origina la posibilidad económica de sobornar a las capas superiores del proletariado, y con, ello, nutre el oportunismo, le da cuerpo y le refuerza”. (pág. 767 O.e. t.I).

El imperialismo tiene hoy rostro muy elaboradamente diferente del de 1916. Pero para desenmascararle hoy es fundamental que conozcas cuál era su máscara en 1916.

 

V.I. Lenin: Las tareas del proletariado en la presente revolución. (Tesis de abril)

Probablemente escrito en el tren hacia Rusia el día 3 de abril de 1917, y dado ya a conocer en un discurso a los funcionarios del partido en la noche del 3 al 4 en una reunión celebrada en su honor a la llegada al palacio de Kshesínskaya ocupado por el Comité Central y el Comité de Petersburgo del Partido bolchevique. (Este artículo, que contiene “las tesis”, escrito en Petrogrado el 4 y 5 de abril de 1917, apareció publicado en el número 26 de PRAVDA con la firma de N. Lenin el 7 de abril de 1917, por fallos en la imprenta dos días después de la fecha -el 5- en que Lenin había ordenado que se publicaran las tesis. Los periódicos bolcheviques de Moscú, Járkov, Krasnoyarsk, Ufá, Bakú, Tiflis y otros sitios reprodujeron el artículo. Lenin explica en el mismo que leyó las tesis en dos reuniones celebradas el 4 de abril -recuerda el retraso del calendario ruso, ese 4 era el 17 del calendario occidental- en el Palacio de Táurida, una de bolcheviques y otra conjunta de delegados bolcheviques y mencheviques a la Conferencia de los Soviets de diputados obreros y soldados de toda Rusia, y que entregó el texto de las tesis a Tsereteli para su publicación. El texto del discurso de Lenin en la primera de esas reuniones, imperfectamente transcrito por el secretario de actas se publicó por primera vez el 7 de noviembre de 1924 en el diario PRAVDA y figura en las Obras completas tomo 31. páginas 109-119.).

Te encarezco que al enfrentarte con este texto (por supuesto genial) tengas muy en cuenta que es el texto que en todo el siglo XX ha tenido mayor influencia directa a corto, medio y largo plazo en la vida de miles de millones de personas en todo el Planeta. Te subrayo lo de a corto plazo. El texto del Manifiesto ha tenido una influencia mayor en la vida de la Humanidad a largo plazo, pero aunque fue escrito en diciembre 1847/enero 1848 no tuvo casi ningún impacto en las revoluciones europeas de 1848. El texto de Trotsky de 1906 al que te he hecho referencia (el 9. de esta lista) no tuvo ninguna en la Revolución de Octubre por las razones expuestas (Lenin no lo leyó hasta 1919). Pero las Tesis de abril cambiaron casi al momento de formularlas el rumbo de la Revolución rusa y con ello la vida del planeta durante el siglo XX.

Fíjate bien: Lenin nos ha explicado que los prerrequisitos para una revolución son tres:

1ª que los gobernantes no sean capaces de seguir gobernando como solían hacerlo;

2ª que los gobernados, en su miseria, desesperación y furia, se nieguen a seguir viviendo como hasta entonces han vivido;

3ª que exista un partido revolucionario decidido a aprovechar la oportunidad y capaz de hacerlo.

Trotsky (mira la página 320 de “La lucha contra el fascismo”) coincide, con otras palabras (y añadiendo la precisión del papel estratégico de la pequeña burguesía donde tiene peso), en cuáles son los prerrequisitos:

1) el aturdimiento y división de las clases dominantes;

2) la indignación de la pequeña burguesía y su pérdida de fe en el orden existente;

3) la actividad combativa creciente de la clase obrera;

4) una política correcta del partido revolucionario.

Pues bien, es claro que la existencia del partido bolchevique cumplía en abril parcialmente el tercer prerrequisito de Lenin. Pero NO la segunda parte del mismo (decidido a aprovechar la oportunidad) ni el 4º prerrequisito de Trostky (una política correcta del partido revolucionario).

Eso es lo que corrigió Lenin con sus Tesis de abril. Que suponían enmendar la plana a lo que estaba haciendo la dirección del partido (entre la que figuraba jodiendo la marrana el tuercebotas de Stalin y algún otro de similares luces).

En agosto de 1940, solo días antes de ser asesinado por orden de Stalin, Trotsky escribe en Coyoacán, México, un texto sobre el fracaso de la revolución española de 1936. En el que afirma que:

“La llegada de Lenin a Petrogrado el 3 de abril de 1917 hizo virar a tiempo al partido Bolchevique y lo capacitó para llevar la revolución a la victoria. Nuestros sabios podrían decir que si Lenin hubiera muerto en el extranjero a principios de 1917, la revolución de Octubre habría tenido lugar “exactamente lo mismo”. Pero no es así. Lenin representaba uno de los elementos vivos del proceso histórico. personificaba la experiencia y la perspicacia del sector más activo del proletariado. Su oportuna aparición en la arena de la revolución fue necesaria para movilizar a la vanguardia y darle la oportunidad de unir a la clase obrera y las masas campesinas. La dirección política en los momentos cruciales de virajes históricos, puede llegar a ser un factor tan decisivo como el papel del mando supremo durante los momentos críticos de una guerra. La historia no es un proceso automático. Si lo fuera, ¿por qué los programas, por qué los dirigentes, por qué los partidos, por qué las luchas teóricas?”

Nítido y claro ese párrafo (demoledor, por la admiración hacia Lenin y el enaltecimiento de su papel histórico que destila, para la leyenda stalinista de un Trotsky anti-Lenin) ese párrafo es el complemento perfecto de uno anterior en el mismo texto. Que afirmaba:

“Un factor importantísimo de la madurez del proletariado ruso, en febrero y marzo de 1917, fue Lenin. Y Lenin no cayó del cielo. Personificaba la tradición revolucionaria de la clase obrera. Para que los postulados de Lenin pudieran abrirse camino en las masas, tenían que existir cuadros, aunque al principio fueran numéricamente limitados, tenía que existir la confianza de los cuadros en su dirección, una confianza basada en toda la experiencia pasada. Excluir estos elementos de los propios cálculos, es simplemente ignorar la revolución viva”.

Bien. Quiero ahora llamar muy especialmente tu atención sobre la insistencia de Lenin en el texto acerca de que hablaba “sólo en nombre propio”. Y de que publicaba “estas tesis personales mías”.

Se trata de un asunto crucial.

Frente a tanta chorrada de tanto indocumentado que con galones de responsable local o comarcal blasfema el nombre de Lenin al invocarlo para pedir obediencia ciega, deslumbra la coherencia y lucidez con que Lenin asume su obligación como revolucionario de disentir en público de las tesis de una dirección que estima que lleva al partido al desastre.

Por supuesto, tan sólo unos días después las Tesis de abril dejaron de ser personales para ser asumidas por el Partido. Pero la lección es fundamental:

Sólo la rabiosa libertad de expresión y la libertad de crítica pública de las posiciones de la mayoría (incluso en los largos años de la clandestinidad y salvando los riesgos policíacos por la utilización de pseudónimos) hicieron grande y eficiente al Partido bolchevique. Cuando, pocos años después de la victoria, el Partido abandona esa línea de conducta comienza la degeneración de la Rusia soviética y su larga camino hacia el desastre.

 

V.I. Lenin: Las tareas del proletariado en nuestra revolución (Proyecto de plataforma del partido proletario).

(Escrito en ruso en Petrogrado el 10 (23) de abril de 1917. Copiado a máquina y repartido en varios ejemplares entre los afiliados del partido antes y durante la Conferencia de toda Rusia del Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia. El epílogo fue escrito el 28 de mayo (10 de junio) de 1917. Publicado en septiembre de 1917 en un folleto en Petrogrado por la editorial PRIBOI)

El artículo reseñado en el número anterior (Las “Tesis de abril”) cobra su excepcional importancia por el giro político que produjo en la Revolución rusa. Este folleto participa de esa importancia porque fue el vehículo concreto para que ese giro (posición personal de Lenin) fuera formalmente asumido por el Partido.

En el epílogo Lenin explica que: “Escribí este folleto como proyecto de plataforma para propagar mis puntos de vista antes de la Conferencia de toda Rusia de nuestro partido, el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia……Pero ahora, la conferencia se ha celebrado ya…sus resoluciones han sido publicadas hace tiempo….y el lector atento notará con facilidad que mi folleto es, en muchos casos, el anteproyecto de estas resoluciones”.

Me limitaré a copiarte aquí los epígrafes para que te hagas una idea del crucial contenido:

“Carácter de clase de la revolución realizada.

La política exterior del nuevo gobierno.

La original dualidad de poderes y su significación de clase.

Peculiaridad de la táctica que se deriva de lo expuesto.

El defensismo revolucionario y su significación de clase.

¿Cómo se puede poner fin a la guerra?

El nuevo tipo de Estado que brota de nuestra revolución.

El programa agrario y el programa nacional.

Nacionalización de los bancos y de los consorcios capitalistas.

La situación en el seno de la Internacional Socialista.

Bancarrota de la Internacional Zimmerwaldiana. Necesidad de fundar la Tercera internacional.

¿Cómo debe denominarse nuestro partido para que su nombre, además de ser científicamente exacto, contribuya políticamente a esclarecer la conciencia del proletariado?”

Lenin subraya en el epílogo que “El folleto lo basa todo en el análisis de clase”. Léelo para aprender a hacer análisis de clase. Léelo con el cariño y la admiración que merece un programa cuyo cumplimiento va a llevar en seis meses al éxito revolucionario y al poder político al partido que lo aprueba. Y con admiración y respeto al genial talento de quien lo elaboró.

No quiero dejar de subrayarte que, al aprobar ese proyecto de plataforma de Lenin, el partido bolchevique acordó cambiar su viejo nombre (Partido Obrero Socialdemócrata -bolchevique-) por el de Partido Comunista.

La parte final del folleto, que contiene la argumentación de Lenin para ese cambio reviste un excepcional interés. Y muy específicamente en la época presente. En la que, al revés que entonces, pero por razones de fondo idénticas, lo que exigen las circunstancias es reivindicar la “camisa vieja”, mostrar el orgullo de ser y llamarse comunistas.

 

Trotsky: Historia de la Revolución Rusa

(Escrita en ruso en el destierro en la isla de Prinkipo, mar de Mármara, Turquía, iniciada en 1929 -en noviembre Alexandra Ramm recibió la primera sinopsis- y acabada el 29 de junio de 1932, en que envía a Alexandra Ramm el último Apéndice que cerraba el tercer volumen. Aparece The History of the Russian Revolution. vols. I-III, traducida por Max Eastman, en Londres 1932-33).

Me resulta difícil resumirte todo lo que me empuja a insistirte en que esta obra es imprescindible no ya para un aspirante a revolucionario sino sencillamente para una persona culta. Intentaré sintetizar:

Es una Historia de una revolución escrita por uno de los dos actores individuales principales del proceso (“Si Lenin no hubiese logrado llegar a Petrogrado en abril de 1917, la Revolución de Octubre no habría tenido lugar” escribió Trotsky a Preobrazhensky. “Si yo no hubiese estado presente en 1917 en Petrogrado, la Revolución de Octubre habría tenido lugar de todos modos -siempre y cuando Lenin hubiese estado presente y en el puesto de mando-. Si ni Lenin ni yo hubiésemos estado en Petrogrado, no habría habido Revolución de Octubre, la dirección del partido bolchevique la habría impedido, de esto no me cabe la menor duda” escribió en su Diario francés). Habla de lo que ha vivido en momentos decisivos en puestos decisivos. Y por ello es una obra única en la literatura mundial. Apasionadamente partidista es, a la vez, implacablemente rigurosa en su objetividad. Es un ejemplo eminente de la imprescindible unidad contradictoria de los elementos objetivos y subjetivos en un revolucionario.

El genio militar de Trotsky (el que le permitiera crear y llevar a la victoria al Ejército Rojo) brilla aquí como nunca: para un buen jefe militar nada es más necesario que conseguir y manejar una visión y una comprensión realista del campo enemigo, una visión de la que se extirpa el optimismo infundado, la emoción y la deformación de los hechos.

Trotsky es rigurosamente objetivo al estudiar, analizar y describir la realidad de los enemigos a los que apasionadamente combatió en la práctica y combate al relatarla.

Es un genial ejemplo de aplicación del materialismo histórico para la comprensión y el análisis de un proceso. Si la nefasta burra de la Marta Harnecker hubiera entendido, leyendo esta Historia, lo que es y cómo se aplica el materialismo histórico otro gallo le hubiera cantado a ella y a los desdichados/as a quienes desorientó con sus bodrios. Por citar solo dos ejemplos: 1) se habría enterado de la “ley del desarrollo desigual y combinado” en el capitalismo. 2) habría podido penetrar en el muy complejo y fundamental estudio de la dinámica de los procesos de la relación entre las clases y los partidos.

Está maravillosamente escrita. Trotsky es un raro caso de un orador genial, magistral (Lunacharsky -él mismo, orador eminente- dijo que era “el primer tribuno de su tiempo”) que también es un grandísimo escritor. Al que no por casualidad se le conoció por el mote de La Pluma. Como tanto tonto suele decir de las obras difíciles bien escritas, “se lee como una novela”. Si te ocurre como a mí la tendrás que leer varias veces. La primera de un prolongado único tirón, acuciado por seguir el hilo de la narración. Las siguientes para bucear, anotar, estudiar, tantos y tantos pasajes que encierran enseñanzas clave. Te recomiendo que la leas con rotulador y en la primera lectura vayas sólo marcando en los márgenes llamadas para guiarte luego en las relecturas.

Cierro esta indisimuladamente entusiasta referencia con dos anécdotas personales: 1ª Yo he regalado, que recuerde, más de una docena de ejemplares de esta obra. Ha sido la forma más eficaz en que he ejercido el proselitismo comunista. 2ª Realicé con esta obra una desgarradora autodemostración del daño que la desviación stalinista produjo a la URSS. En 1990 regalé un ejemplar de la Historia a una camarada excelente, catedrática en Moscú, cuidadora del Museo Lenin, a quien el stalinismo y sus secuelas habían negado (como a centenares de millones de rusos desde 1932) la posibilidad de conocer esa obra (y con ello de conocer y entender el proceso de la Revolución de Octubre). Fascinados y deslumbrados al leerla, ella y un grupo de sus camaradas emprendieron la tarea de retraducirla del castellano al ruso. Era ya demasiado tarde para evitar la implosión de la URSS. Ojalá no lo haya sido para sembrar allí las semillas de una difícil recuperación de una conciencia revolucionaria lúcida y eficiente.

 

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta armado (1879-1921)

(Título original: The Prophet Armed. Trotsky: 1879-1921, Oxford University Press, Inc., Nueva York/Londres, 1954).

Deutscher es un excepcional historiador. Al final de este itinerario de lecturas te incluyo con los números 24, 25, 26 y 27 otras cuatro obras suyas (las otras dos partes de la Trilogía sobre Trotsky, la biografía de Stalin y La revolución inconclusa. 50 años de historia soviética). Pero antes que excepcional historiador es un excelente marxista (condición precisamente de lo excepcional historiador que es).

Sus obras son ejemplos eminentes de esa práctica teórica de la que tanto te vengo hablando en estas páginas. Y como realizador de esa práctica estuvo también inmerso en la lucha cruda y dura. Admirador evidente de Trotsky no puede aplicársele el apelativo de trotskista. Desdichadamente los trotskistas han sido, después de la muerte de Totsky, (y salvo muy contadas excepciones como la de Mandel) un fiasco. El excelente marxista que fue Deutscher tenía que chocar (y chocó) con los malos marxistas que se llamaron trotskistas en la segunda mitad del siglo XX. (Déjame que te diga entre paréntesis que en Euskal Herria conocemos bien ese fiasco de los que usurparon el nombre de trotskistas -p.e. ETA VI- sin haber leído o habiendo leído muy mal y entendido peor a Totsky).

Yo tengo una personalísima deuda de gratitud con este libro deslumbrante y excepcional. Te lo coloco inmediatamente después de la Historia de Trotsky para que la complementes. No sólo para que rellenes los datos sobre la intervención de Trotsky en la Revolución de Octubre que su pudor le obligó a silenciar o disimular. Sino para que consigas una información necesaria sobre los dos decenios de lucha y preparación revolucionaria anteriores a 1917.

 

Rosa Luxemburg: ¿Qué quiere la Liga Espartaco?

(Escrito en alemán, se trata del programa adoptado por la Liga Espartaco, publicado el 14 de Diciembre de 1918).

Se trata de un documento de excepcional valor histórico. Durante once semanas (noviembre y diciembre de 1918 y las tres primeras de enero de 1919) se libró una lucha decisiva entre la Revolución y la Contrarrevolución en Alemania. Su desenlace, sellado con el asesinato de Rosa y de Liebknecht y la feroz represión sobre el recién nacido Partido Comunista Alemán KPD, supuso un viraje decisivo de la historia europea y de la humanidad entera.

Te será difícil encontrar (inténtalo en alguna biblioteca) un libro clave: Les Spartakistes. 1918: l’Allemagne en revolution présentée par Gilbert Badia, Collection Archives, René Julliard, Paris, 1966.295 páginas. Que relata magistral y documentadamente el proceso de aquella lucha.

¿Recuerdas los prerrequisitos que Lenin y Trotsky fijaron para hacer una Revolución que más arriba te he citado?. Pues en la Revolución alemana faltaba el del partido capaz. Al filo del paso del año 1918 al 1919, el 30 de diciembre, a sólo días del choque brutal con la contrarrevolución, la Liga Espartaco se proclama/convierte KPD, Partido Comunista Alemán. Pero carece en ese momento de los quince años largos de formación, lucha y entrenamiento con que contaba el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) cuando en abril de 1917 se proclamó Partido Comunista.

En efecto. La Liga Espartaco no puede contar (siendo laxos en el cómputo) más que con unos pocos años de vida. El 15 de abril de 1915 aparece el primer nº de DIE INTERNATIONALE fundado por Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht (inmediatamente prohibido). El 1 de enero de 1916 se celebra la conferencia nacional del grupo “Internationale” que tomaría el nombre de Liga Espartaco. Encarcelada de nuevo el 19 de julio de 1916 (hasta la revolución del 9 de noviembre de 1918) Rosa Luxemburg empieza a colaborar el 20 de septiembre de 1916 en el primer número de las “Cartas de Espartaco” (hasta el nº 12 de octubre de 1918). En abril de 1917 Liebnknecht, Rosa y la extrema izquierda del SPD forman el Spartakusbund (Liga Espartaquista o Liga Espartaco).

Rosa Luxemburg es una figura señera, de primerísima fila, de la historia del comunismo. En el segundo itinerario de lectura te incluiré obras suyas que supusieron aportaciones de primer orden al corpus teórico del movimiento comunista mundial. Pero este texto, te repito, está cargado de dramatismo, de solidez y de inextinguible afán de lucha.

Hay en él un párrafo que vale su peso en oro: “El socialismo es en esta hora la única ancla de salvación de la humanidad. Sobre los muros que se hunden de la sociedad capitalista arden como un memento de fuego estas palabras del Manifiesto comunista: ¡Socialismo o barbarie!”

 

LIBROS RECOMENDADOS:

K.Marx/F.Engels: El Manifiesto comunista.

Immanuel Wallerstein: El capitalismo histórico.

Marx/Engels: Sobre la revolución de 1848-1849.

Karl Marx: Las luchas de clases en Francia (1848 a 1850)

Karl Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte

Karl Marx: Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política

Karl Marx: La guerra civil en Francia.

V.I. Lenin: ¿Qué hacer?

V.I. Lenin: El Derecho de las naciones a la autodeterminación

V.I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo.

V.I. Lenin: Las tareas del proletariado en la presente revolución. (Tesis de abril)

V.I. Lenin: Las tareas del proletariado en nuestra revolución (Proyecto de plataforma del partido proletario).

Trotsky: Historia de la Revolución Rusa

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta armado (1879-1921)

Rosa Luxemburg: ¿Qué quiere la Liga Espartaco?

 

 

UNA GUIA DE LECTURAS PARA HACERSE COMUNISTA (II parte).

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Y COMENTADA PARA INICIARSE EN EL MARXISMO

 Justo de la Cueva

 

Rosa Luxemburg: Nuestro programa y la situación política

Discurso pronunciado en el Congreso de la fundación del KPD (Spartakusbund) 31 diciembre 1918. Publicado en “Spartacus 1918-1919″, Masses, Nº 15, 16 de agosto de 1934, y Cahiers Spartacus, 1949, 2ª serie, Nº 15.

Rosa está, cuando pronuncia este discurso, a sólo 15 días de la noche (15 de enero de 1919) en que van a asesinarla los esbirros del canallesco Noske (del SPD, Comandante en Jefe de los cuerpos francos que asaltan Berlín, miembro del gobierno ¡SIEMPRE HAY UN CANALLA SOCIALDEMOCRTA LISTO PARA ASESINAR REVOLUCIONARIOS!).

Pero el dramatismo de ese hecho sólo añade emoción al respeto que merecen la lucidez y la penetración de los contenidos del texto. Especialmente lúcido es el análisis de la revolución alemana del 9 de noviembre (“llena de insuficiencias y debilidades”).

Quiero hacerte aquí unas citas que la actual pavorosa crisis económica mundial y la aún más brutal crisis ecológica hacen tremendamente actuales: “Setenta años de desarrollo del gran capitalismo han bastado para que hoy nos planteemos seriamente eliminar del mundo el capitalismo. Más todavía. hoy en día no sólo podemos cumplir esta tarea, no sólo es nuestro deber hacia el proletariado, sino que su realización es hoy la única salida posible para la supervivencia de la sociedad humana”

Recordando la frase del Manifiesto comunista (“el socialismo será una necesidad histórica”) añade:

“El socialismo se ha convertido en una necesidad no sólo porque el proletariado no quiera vivir bajo las condiciones de vida que le reserva la clase capitalista, sino porque si el proletariado no cumple sus deberes de clase y hace realidad el socialismo, a todos nosotros nos aguarda la desaparición”.

Léelo. Lee este discurso de una espléndida revolucionaria, una teórica brillante, una de las contadas excepciones femeninas del elenco de máximos dirigentes comunistas mundiales. Que por ser excepción son también una denuncia de la grave manquedad patriarcalista que padece aún el comunismo mundial.

 

Trotsky: La lucha contra el fascismo. El proletariado y la revolución.

(Colección de escritos -panfletos, folletos, artículos, respuestas a entrevistas- escritos en ruso, en alemán, en inglés en el destierro. Entre el 26 de septiembre de 1930 y el 17 de julio de 1933 en las islas Prinkipo en el Mar de Mármara, Turquía y entre esa fecha y el 15 de julio de 1934 en diversos lugares de Francia. Primera edición como libro, en alemán, en 1970. En inglés en 1971 en Nueva York).

Escribo estas líneas cuando en Austria acaba de producirse un impresionante éxito electoral del partido neonazi, segundo en Viena y primero fuera de ella y cuando se cumplen cincuenta años de los momentos decisivos de los procesos de Nuremberg. Sucede que, sencillamente, nadie puede entender bien el fenómeno nazi, de tan terribles y funestas consecuencias para la historia de Europa y del mundo, sin haber leído, en esta obra de Trotsky, la forma en que fue creciendo y venciendo en Alemania.

Fíjate bien: de nuevo esta obra demuestra con hechos la constante de la peculiaridad del materialismo histórico y dialéctico, la superioridad que nuestra metodología nos proporciona a los comunistas. La constante de que los mejores trabajos teóricos, las más luminosas, eficaces y acabadas elaboraciones teóricas surgen siempre de la mano de los revolucionarios prácticos, de quienes tienen las manos metidas hasta el hombro en la lucha.

Este libro, al que de nuevo hay que colocar la etiqueta de GENIAL, es una colección de escritos de combate. Y, a la vez, es todas estas cosas:

El primer estudio marxista importante sobre el Estado capitalista maduro. Ni Marx ni Engels ni Lenin pudieron hacerlo y no lo hicieron. Sencillamente porque nunca tuvieron delante de ellos un Estado capitalista maduro. Trotsky sí lo tuvo delante y pudo y quiso y supo analizarlo.

El primer (y contemporáneo) estudio marxista serio sobre el fascismo: “El fascismo no es solamente un sistema de represión, violencia y terror policíaco. El fascismo es un sistema particular de Estado basado en la extirpación de todos los elementos de la democracia proletaria en la sociedad burguesa. La tarea del fascismo no es solamente destruir a la vanguardia comunista, sino también mantener a toda la clase en una situación de atomización forzada”.

Aún hoy mismo estamos los vascos padeciendo que los cuarenta años de fascismo franquista y los veinte de su prolongación juancarlista, realizando a la perfección esa atomización forzada, hayan llenado de bueyes los páramos de España y hayan convertido a los obreros españoles en átomos sumisos, envilecidos y encanallados que jalean a sus gobiernos torturadores y asesinos y tratan como “funcionarios sindicados” a los bestiales carceleros de las inmundas cárceles de España.

1º Idem sobre el nacimiento, auge y consecuencias del fascismo. El libro es la lúcida y genial penetración de que la condición del nacimiento del fascismo es la previa derrota (en el caso alemán autoderrota al no librar siquiera la batalla) y hundimiento del movimiento obrero revolucionario.

En la página 351 de la edición que te indico, en un fragmento del artículo Bonapartismo, fascismo y guerra, inacabado a la muerte de Trotsky el 20 de agosto de 1940, se condensa en un sólo párrafo el ciclo político específico que conduce al fascismo.

2º Un demoledor análisis de los errores estratégicos y tácticos de la III Internacional que llevaron a la clase obrera alemana a la derrota y al desastre frente a los nazis.

3º Un impresionante repertorio de consejos tácticos y estratégicos, aún hoy útiles para una acción revolucionaria correcta. Muchas veces condensados en lúcidas consignas:

“Marchar separados, golpear juntos”;

“No son los cuadros quienes crean la idea sino la idea la que crea los cuadros”;

“Los cuadros marxistas, capaces de dirigir la revolución proletaria, se educan mediante el estudio profundo, permanente y continuado de las tareas y de las divergencias”:

“Hay que tener una actitud seria hacia los obreros reformistas”;

“Este partido (el socialdemócrata) cargado de crímenes, todavía se encuentra a la cabeza de millones de obreros. No caerá por sí mismo. Hay que saber cómo derrocarlo”;

“lo que está en cuestión no es cómo interpretar una situación política, sino cómo transformarla de manera revolucionaria”;

“El realismo marxista es un prerrequisito del optimismo revolucionario”,

“Las masas no son en absoluto arcilla con la que pueda uno moldear lo que desee”;

“la papeleta del voto no es decisiva en la lucha de clases”;

“la representación parlamentaria de una clase oprimida está considerablemente por debajo de su fuerza real, e inversamente, la representación de la burguesía, incluso un día antes de su caída, será siempre la mascarada de su fuerza imaginaria”; etc., etc., etc.

Una increíble demostración de la eficacia y el acierto de la capacidad prospectiva del materialismo histórico y dialéctico cuando es tan brillantemente ejercida como lo hizo en esta obra Trotsky. No voy aquí ni siquiera a enunciarte los asombrosos aciertos de ese tipo del libro (son demasiados para el espacio que tengo). Ya los encontrarás leyendo. Un sólo botón de muestra:

“La victoria del fascismo implicaría forzosamente una guerra (de Alemania) contra la URRS….formará un frente común con… Rumania, los otros estados limítrofes y con Japón en el Extremo Oriente”; “El capitalismo americano entrará en una fase de imperialismo monstruoso, de carrera armamentista, de injerencia en los asuntos del mundo entero”. Esto está escrito el 26 de noviembre de ¡¡¡¡1931!!! y publicado en el Biulleten Oppozitsii nº 25-26 de noviembre-diciembre de 1931.

Supongo que habrás notado mi entusiasmo por este libro. Te garantizo que lo compartirás cuando lo leas.

 

Trotsky: La revolución española

Se trata de una amplia serie de documentos de varia forma (artículos, entrevistas, folletos, críticas de libros, etc.) escritos por Trotsky sobre el proceso revolucionario español que se desarrolla a lo largo del decenio de loa años treinta. Te lo incluyo en el itinerario porque me parece necesario que conozcas los análisis de un genio como Trotsky sobre un proceso que tanto nos ha afectado y sigue afectándonos.

Hay un texto estremecedor en el libro. Es el informe de las sesiones del 14 y 15 de abril de 1937 de la Comisión Dewey. La Comisión de Encuesta sobre los Procesos de Moscú se había formado en los Estados Unidos bajo la presidencia de John Dewey. Como Trotsky tenía prohibida la entrada en Estados Unidos, la Comisión se transladó a México para interrogarle del 10 al 17 de abril de 1937. Una pregunta de Carleton Beals, miembro de la Comisión permitió a Trostsky precisar su posición sobre la situación en España durante las 8ª y 9ª sesiones.

Te impresionará no sólo (aunque ya es suficiente) la nitidez y claridad del análisis de la situación. Sino la asombrosa precisión de su visión prospectiva. Recuerda que las fechas de las sesiones son 14 y 15 de abril de 1937. Y date cuenta de que en ellas Trotsky dice:

“La victoria de Franco está asegurada por la política actual de la Komintern”

“La política de Stalin en España no repite tanto la política de Kerenski en 1917 como la política de Ebert-Scheidemann durante la revolución alemana de 1918. La victoria de Hitler ha sido el castigo por la política de Ebert-Scheidemann. En Alemania el castigo no llegó sino quince años después. En España llegará antes de quince meses”

“Si el fascismo triunfa en España, Francia se hallará cogida en un cepo del que no podrá escaparse. La dictadura de Franco significará la aceleración inevitablemente de la guerra europea, en las condiciones más difíciles para Francia. Es inútil decir que una nueva guerra europea desangraría al pueblo francés hasta la última gota de sangre y lo conduciría a la decadencia, y asestaría al mismo tiempo un golpe terrible a la humanidad entera”.

 

Mao Tse Tung: Una selección de obras suyas sobre la guerra revolucionaria y China.

Mao Tse Tung es, al lado de Marx, Lenin y Trotsky, otra de las gigantescas figuras que el comunismo ha aportado a la humanidad en los dos últimos siglos. Déjame que me autocite. En mi libro Negación vasca radical del capitalismo mundial, (Ediciones VOSA S.L., Madrid, 1994. 291 páginas) comento con cierta amplitud el gigantesco éxito de la obra política de Mao evidenciado por liberar de la explotación y de la miseria a la quinta parte de la humanidad. En las páginas 172, 177 y 180 digo:

“Estoy seguro de ganarte lo que quieras apostar a que si te pido que me des el nombre de los dos Estados cuya economía es más voluminosa, cuya producción de bienes y servicios es mayor, me dirás Estados Unidos y Japón. Y te equivocarás. Porque hace ya bastantes años que LA SEGUNDA ECONOMIA DEL MUNDO ES LA CHINA, detrás de la de Estados Unidos y por delante de la del Japón

El núcleo de ese argumento es la realidad del crecimiento económico chino y la realidad de que el tramo decisivo de ese crecimiento, el que ha arrancado a China de la miseria y el hambre creados en el Tercer Mundo por el capitalismo, se ha producido precisamente porque el Partido Comunista Chino desconectó a China del capitalismo y aplicó otra ley del valor.

aun aceptando las tasas de crecimiento chino desde 1978 que ahora los capitalistas nos alaban a todo trapo como fruto maravilloso de la introducción parcial del capitalismo en China por Deng, el hecho clave es que es inesquivable que a la política maoísta, a la acción del Partido Comunista Chino hasta 1978, NO HAY MAS REMEDIO QUE APUNTARLE EL EXITO DE HABER LLEVADO A CHINA, desde la miseria y la destrucción acumuladas en 1949 por un siglo de explotación semicolonial capitalista, por la guerra de agresión japonesa que se solapa con la II Guerra Mundial y por la guerra civil que acaba con la victoria comunista, HASTA UN NIVEL QUE ¡EN 1978! ERA UNA CUARTA PARTE SUPERIOR AL QUE TARDARIA AUN DOCE AÑOS (HASTA 1991) EN ALCANZAR FRANCIA (en el caso de que la tasa haya sido del 8,5% en el período 1978-1991) O HASTA UN NIVEL SOLO UNA DECIMA PARTE INFERIOR AL QUE EL REINO UNIDO DE LA GRAN BRETAÑA TARDARIA DOCE AÑOS EN ALCANZAR (en el caso de que aquella tasa hubiera sido del 12,5%).

Es preciso que te des bien cuenta de hasta qué punto eso es un éxito excepcional. En el casi siglo y cuarto que va del año 1870 al de 1988 sólo un Estado (Japón) ha conseguido unirse, por su enriquecimiento y por el crecimiento de su capacidad de producción, al pelotón de los Estados ricos, al pelotón de los Estados que en el siglo XIX explotaban colonias y que por ello se han mantenido en la senda del enriquecimiento, del incremento de su capacidad de producción. Los casos del ingreso en ese club de Arabia Saudí y Kuwait no cuentan en realidad dada su reducida población y la excepcionalidad de sus reservas petrolíferas. Chile y Argentina que en 1870 parecía que iban a ingresar han sido excluidos. Portugal perdió su plaza como la perdió el Estado español que anda haciendo agónicos esfuerzos para recuperarla. Los datos que acabamos de repasar nos indican que ha habido otra excepción: China. QUE HA LOGRADO EL EXITO DESCONECTANDOSE DEL CAPITALISMO.” Y Mao fue la pieza clave de ese Partido comunista chino.

En el segundo itinerario de lecturas te incluyo obras de Mao tan esplendorosas y valiosas como Sobre la contradicción y Sobre la práctica. Pero en este primer itinerario te incluyo una selección de obras suyas sobre la guerra revolucionaria y China que son otro ejemplo para ti de la aplicación del materialismo histórico y de la dialéctica para el análisis de una coyuntura concreta de la lucha de clases.

1) La guerra revolucionaria. Ediciones Grijalbo S.A., Barcelona, 1974. 158 páginas. (Escrito con el título “Problemas Estratégicos de la Guerra Revolucionaria en China” en diciembre de 1936 en Yenan convertida en la capital roja).

2) Problemas de la guerra y de la estrategia. Editorial Abraxas, Buenos Aires, 1972. Páginas 7-26. (Texto fechado el 6 de noviembre de 1938. Son parte de las conclusiones presentadas por Mao en la VI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China). Los epígrafes son:

Las características de China y la guerra revolucionaria

La historia militar del Kuomintang

La historia militar del partido comunista de China

Los cambios de estrategia militar del partido durante la guerra civil y la guerra nacional

El papel estratégico de la guerra de guerrillas antijaponesa

prestar atención al estudio de los problemas militares

3) La revolución china y el partido comunista de China. Editorial Abraxas, Buenos Aires, 1972. Páginas 27-61. (Libro de texto escrito por Mao en el invierno de 1939 con la colaboración de algunos camaradas de Yenán. El primer capítulo fue escrito por los colaboradores y revisado por Mao que escribió el segundo).

Los epígrafes son:

Capitulo I. La sociedad china: La nación china. La antigua sociedad feudal. La sociedad colonial, semicolonial y semifeudal de nuestros días.

Capitulo II. La revolución china. Los movimientos revolucionarios de los últimos cien años. Los blancos de la revolución china. Las tareas de la revolución china. Las fuerzas motrices de la revolución china (La clase terrateniente. La burguesía. Los diversos sectores de la pequeña burguesía, aparte del campesinado. El campesinado. El proletariado. El lumpemproletariado). El carácter de la revolución china. Las perspectivas de la revolución china. La doble tarea de la revolución china y el partido comunista de China.

4) Sobre la nueva democracia. Editorial Abraxas, Buenos Aires, 1972. Páginas 63-115. (escrito por Mao en enero de 1940. Apareció en el primer número de la revista CULTURA CHINA fundada en Yenán en el mismo mes y año).

Los epígrafes son: ¿Adonde ha de ir China?. Nos proponemos construir una nueva China. Características históricas de China. La revolución china, parte de la revolución mundial. La política de Nueva Democracia. La economía de Nueva Democracia. Refutación de la dictadura burguesa. Refutación de la palabrería de “izquierda”. Refutación a los recalcitrantes. Los viejos y los nuevos Tres Principios del Pueblo. La cultura de Nueva Democracia. Características históricas de la revolución cultural de China. Los cuatro períodos. Desviaciones en el problema de la naturaleza de la cultura. Cultura nacional científica y de masas. 

 

Friedrich Engels: La situación de la clase obrera en Inglaterra

(Escrito en alemán en 1845 en Barmen -Prusia Renana-. Título original Die Lage der arbeitenden Klasse in England, 1845).

Se trata, nada más y nada menos, que de la primera obra marxista de investigación sociológica “con trabajo de campo: observación participante”. La obra que evidencia que la sociología marxista nace (a diferencia de como sucede con la que alumbran los otros “padres fundadores” de la Sociología : Comte, Spencer, etc) apoyándose en una riquísima aportación de material empírico experimental.

De 1842 a 1844 Engels -nacido en 1820- trabaja en la empresa Ermen and Engels de Manchester. Y aprovecha la estancia. Como él mismo dice en su dedicatoria (“A la clase trabajadora de Gran Bretaña”):

“Trabajadores:…He vivido bastante entre vosotros para conocer algo de vuestra condición; a vuestro conocimiento he dedicado mi mayor solicitud; he estudiado, cuando me fue posible, los varios documentos oficiales y no oficiales; no me contenté con esto; quise, más que el conocimiento abstracto de mi asunto, sentí la necesidad de veros en vuestras mismas casas, de observaros en vuestra vida cotidiana, de charlar con vosotros respecto de vuestras condiciones de vida y sufrimiento, de asistir a vuestras luchas contra el poder político y social de vuestros opresores.

He hecho así: abandoné la compañía, los convites, el vino de oporto y el champaña de las clases medias, y he dedicado mis horas de ocio, casi exclusivamente, a establecer relación con simples trabajadores…”.

Fue así como Engels elaboró la obra de la que Lenin dijo que es “uno de los mejores trabajos de la literatura socialista mundial”. Además de ser también un clásico de la Sociología mundial.

Fue Lenin quien señaló que “Engels fue el primero en afirmar que el proletariado no sólo constituye una clase que sufre sino que precisamente la miserable situación económica en que se encuentra le impulsa inconteniblemente hacia delante y le obliga a luchar por su emancipación definitiva”.

Libro decisivo porque expresa el conocimiento acumulado que Engels, que ya conocía personalmente a Marx desde 1842, aportó al alumbramiento conjunto por Marx y él del materialismo histórico.

Libro decisivo y también aleccionador para la mismísima hora presente porque las condiciones descritas por Engels (¡por ejemplo las bestialidades del trabajo infantil!) pueden hoy todavía contemplarse en los países de incipiente y/o reciente industrialización, en los lugares de “deslocalización productiva” actual.

 

Karl Marx: El Capital.

(Escrito por Marx en alemán. En 1851 se propuso terminarlo “en cinco semanas”. En 1859 se dio de plazo “seis semanas”. “En los últimos días de 1865 -nos cuenta su biógrafo Franz Mehring- puso término a su trabajo, pero sólo en la forma de un gigantesco manuscrito que, en aquellas condiciones, nadie, fuera de él mismo, ni el propio Engels, hubiera podido editar. Sobre esa masa imponente fue modelando desde enero de 1866 a marzo de 1867, el primer volumen del “Capital” en su forma clásica…. En noviembre de 1866 salió el primer manojo de cuartillas con destino a Otto Meissner, un editor hamburgués… A mediados de abril de 1867, Marx entregó personalmente en Hamburgo el resto de su obra…el 16 de agosto de 1867, a las dos de la mañana, pudo por fin comunicar a Engels que acababa de dar el “tírese” al último pliego (el 49 de la obra”. Título original Das Kapital. Kritik der politischen Oekonomie. Buch I: Der Produktionsprocess des Kapitals, Verlag von Otto Meissner, Hamburg, 1867).

No voy a encomiarte El Capital. Cualquier persona culta sabe que ese libro ha supuesto para la humanidad una revolución superior a la que para Europa supuso afirmar que era la Tierra la que daba vueltas al Sol y no al revés. Estas líneas son una “guía de lectura” y no una crítica bibliográfica y lo que voy a decirte se encamina precisamente a guiar tu lectura del Libro Primero de El Capital.

Voy a hacerte una propuesta que muchos reputarán herética. Voy a proponerte, basado en mi experiencia de muchos años con muchos compañeros y compañeras, que alteres el orden de lectura de los capítulos. Sucede que al editar su obra Marx, que era cuando se dedicaba a ello un formidable propagandista, actuó más como científico que como propagandista. Y, a sabiendas, colocó al comienzo del Libro Primero sesenta páginas fundamentales pero que exigen mucho esfuerzo del lector y que, por ello, no vacilo en afirmar que han provocado que millones (quizá decenas de millones) de obreros y no obreros del mundo hayan abandonado su intento de leer El Capital y, además, se hayan hecho una idea completamente separada de la realidad sobre su contenido, perdiéndose por ello: 1) la oportunidad de enriquecimiento personal; 2) la apropiación de conocimientos; 3) el abastecimiento de argumentos para el combate; Y 4) el genuino y muy real PLACER que su lectura proporciona.

Insisto en que Marx era muy consciente de la dificultad que a sus lectores planteaba su decisión. También te insisto en que, si es cierto que conscientemente la tomó, también lo es que al hacerlo SE EQUIVOCO grandemente. En efecto, el prólogo a la primera edición comienza precisamente explicando esa dificultad. Dice así:

“La obra cuyo primer tomo entrego al público es la continuación de mi trabajo Contribución a la crítica de la economía política, publicado en 1859. La prolongada pausa entre comienzo y continuación se debió a una enfermedad que me ha aquejado durante años e interrumpido una y otra vez mi labor.

En el primer capítulo del presente tomo se resume el contenido de ese escrito anterior. Y ello no sólo para ofrecer una presentación continua y completa. Se ha mejorado la exposición. En la medida en que las circunstancias lo permitieron, ampliamos el desarrollo de muchos puntos que antes sólo se bosquejaban, mientras que, a la inversa, aquí meramente se alude a aspectos desarrollados allí con detenimiento. Se suprimen ahora por entero, naturalmente, las secciones sobre la historia de la teoría del valor y del dinero. Con todo, el lector del escrito precedente encontrará, en las notas del capítulo primero, nuevas fuentes para la historia de dicha teoría.

LOS COMIENZOS SON SIEMPRE DIFICILES, Y ESTO RIGE PARA TODAS LAS CIENCIAS.(las mayúsculas de este párrafo las he puesto yo). LA COMPRENSION DEL PRIMER CAPITULO, PRESENTARA POR TANTO LA DIFICULTAD MAYOR. HE DADO EL CARACTER MAS POPULAR POSIBLE A LO QUE SE REFIERE MAS CONCRETAMENTE AL ANALISIS DE LA SUSTANCIA Y MAGNITUD DEL VALOR. La forma de valor, cuya figura acabada es la forma de dinero, es sumamente simple y desprovista de contenido. No obstante, hace mas de dos mil años que la inteligencia humana procura en vano desentrañar su secreto, mientras que ha logrado hacerlo, cuando menos aproximadamente, en el caso de formas mucho más complejas y llenas de contenido. ¿Por qué? Porque es más fácil estudiar el organismo desarrollado que las células que lo componen. Cuando analizamos las formas económicas, por otra parte, no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos químicos. LA FACULTAD DE ABSTRAER DEBE HACER LAS VECES DEL UNO Y LOS OTROS.

Para la sociedad burguesa la forma de mercancía, adoptada por el producto del trabajo, o la forma de valor de la mercancía, es la forma celular económica. Al profano le parece que analizarla no es más que perderse en meras minucias y sutilezas. Se trata, en efecto, de minucias y sutilezas, pero de la misma manera que es a ellas a que se consagra la anatomía micrológica.

EXCEPTUANDO EL APARTADO REFERENTE A LA FORMA DE VALOR, A ESTA OBRA NO SE LE PODRA ACUSAR DE SER DIFICILMENTE COMPRENSIBLE. Confío, naturalmente, en que sus lectores serán personas deseosas de aprender algo nuevo y, por tanto, también de pensar por su propia cuenta.”

¿Lo ves? ¿Ves cómo el mismo Marx era consciente de la “dureza” de sus primeras páginas? Pero es que tenemos una prueba aún más explícita de esa consciencia. En el prólogo a la edición francesa dice Marx:

“Londres, 18 de marzo de 1872

Al ciudadano Maurice La Châtre

Estimado ciudadano.

Aplaudo su idea de publicar por entregas periódicas la traducción de Das Kapital. En esta forma la obra será más accesible a la clase obrera, consideración que para mí prevalece sobre cualquier otra.

Ese es el lado bueno de la medalla, pero veamos el reverso. el método de análisis empleado por mí, y que hasta el presente no había sido aplicado a las cuestiones económicas, HACE QUE LA LECTURA DE LOS PRIMEROS CAPITULOS RESULTE NO POCO ARDUA, Y ES DE TEMER QUE EL PUBLICO FRANCES, SIEMPRE IMPACIENTE POR LLEGAR A LAS CONCLUSIONES, AVIDO DE CONOCER LA RELACION ENTRE LOS PRINCIPIOS GENERALES Y LOS PROBLEMAS INMEDIATOS QUE LO APASIONAN, SE DESALIENTE AL VER QUE NO PUEDE PASAR ADELANTE DE BUENAS A PRIMERAS. (estas mayúsculas también las he puesto yo)

Nada puedo contra ese inconveniente sin embargo debo advertir y prevenir acerca de él a los lectores que buscan la verdad. En la ciencia no hay caminos reales, y sólo tendrán esperanzas de acceder a sus cumbres luminosas aquellos que no teman fatigarse al escalar por senderos escarpados.

Reciba usted, estimado ciudadano, las seguridades de mi devoto aprecio.

Karl Marx”

 

No te confundas. Esas páginas son esenciales y deben ser leídas y estudiadas y comprendidas. Pero no necesariamente al empezar como quiso Marx. En primer lugar porque estaría bueno que, si felizmente nos hemos desembarazado de la alienación religiosa, fuéramos a colocar a Marx en un altar y, en vez de tratarlo como lo que es “un compañero de lucha que sabía tanto como él sabía” (Wallerstein dixit), y aceptáramos todo lo que decidió y dijo salmodiando en respuesta “palabra de Dios”.

En segundo lugar porque el único modo de validar la teoría es la práctica. Y la práctica nos dice que Marx metió la pata al insistir en colocar ahí esos capítulos y al exhortar a sus lectores para que “se fatigaran escalando senderos escarpados”. porque la práctica nos dice que millones de esforzados y bienintencionados compañeros y compañeras se han roto la crisma por esos senderos abandonando la lectura iniciada. (Y, entre paréntesis, agarrando un complejo altamente pernicioso respecto de su capacidad para “leer teoría”).

Por eso te propongo “saltarte” esos capítulos al empezar a leer El Capital y seguir otro orden de lectura. Que después te señalaré.

Lo que pretendo es que descubras, leyéndolo, que en El Capital hay, por lo menos (son muchos más), dos libros. Uno es el que consiste en una gigantesca, monumental, elaboración científica y teórica que ha supuesto una apertura decisiva en el horizonte mental de la humanidad. Que en el campo de las ciencias del hombre iguala o supera a lo que en la Astronomía supusieron Kepler, Copérnico y Galileo juntos o en el de las ciencias físicas y naturales Newton, Darwin y Einstein juntos. Es refiriéndose a esa trascendencia de la aportación de El Capital que se dice que si ninguna persona culta puede hoy dejar de ser darwiniana y tiene que entender benévolamente que el relato de la creación en seis días es una metáfora poética (aunque los alienados rabíes israelíes le monten el cirio a MacDonalds por regalar figuritas de los heréticos dinosaurios que heréticamente se dice que vivieron hace sesenta millones de años). O que si ninguna persona culta puede hoy afirmar que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra y no puede ser ptolemaico y tiene que ser copernicano, tampoco hoy una persona culta puede dejar de ser marxiana. Tampoco puede prescindir de la revelación científica que Marx nos ha legado (sobre todo en El Capital) sobre el funcionamiento de la economía y de la sociedad.

Pero, junto a ese libro científicamente decisivo que hay en El Capital, cualquier lector (que escale las escarpadas pendientes de esos primeros capítulos, que supere su “barrera” o que, como yo te recomiendo, la rodee o se la salte) encuentra otro libro que está en los mismos tomos. Un libro que es una magistral descripción sociológica de los horrores y la brutalidad de la sociedad industrial inglesa del siglo XIX, de la miseria y el dolor y el sufrimiento generados por el desarrollo del capitalismo industrial inglés y que es perfectamente aplicable a la realidad de esos mismos horrores y brutalidad que HOY se están produciendo en muchas -demasiado extensas y demasiado pobladas- partes del planeta. El propio Marx advertía en el prólogo de la primera edición que podría haber escrito una descripción análoga sobre la realidad alemana “si nuestros gobiernos y parlamentos, como en Inglaterra, designaran periódicamente comisiones investigadoras de la situación económica; si a esas comisiones se les confirieran los mismos plenos poderes de que gozan en Inglaterra para investigar la verdad; si a tales efectos se pudieran encontrar hombres tan competentes, imparciales e inflexibles como los inspectores fabriles ingleses, como sus autores de informe médicos acerca de la “Public Health” (salud pública), sus funcionarios encargados de investigar la explotación de las mujeres y niños y las condiciones de vida y alimentación, etc”.

Marx realizó una hercúlea labor de paciente lectura, acopio, anotación, crítica y análisis de esos informes ingleses y los integró en El Capital. De forma que sus descripciones de la realidad inglesa no tienen la frivolidad, la superficialidad y la temeridad de los “reportajes” de los periodistas capitalistas actuales que después de cinco días en Corea del Sur nos explican con seriedad de asno solemne “Así es hoy Corea del Sur”. Sino que tienen la solidez y el aporte de pruebas materiales contrastadas y de pruebas documentales y detalladas del mejor alegato que cualquier acusador de los Juicios de Nuremberg haya hecho.

Pero si páginas y páginas y páginas y la mayoría aplastante de los capítulos de este Libro Primero son esos alegatos solidísimos de acusación de crímenes y horrores que acabo de decirte y no irresponsables, temerarios e indocumentados panfletos sucede que están escritos con el fuego, con la pasión y con la cólera del mejor escritor conocido de artículos de combate y de panfletos (probablemente Trotsky). Templados por una sutilísima pero patente para el lector ironía, por la preocupación de narrar los hechos como pruebas para una argumentación y una construcción científica y por una amplísima y profunda cultura que le permite a Marx ilustrar casi cada página con una referencia histórica o literaria (te asombrará ver cuánto Shakespeare hay en El Capital).

Leer ese otro libro que está en El Capital (que es también El Capital como lo es la construcción científica levantada sobre esos materiales) supone leer un relato vibrante, acusador de crímenes, desenmascarador de mentiras, flagelador de miserables. Supone leer un relato de aventuras no inventadas sino muy reales, chorreante de sangre y de violencia, de abnegación y de vileza, de sacrificios y de expoliaciones.

Bien. Si te he convencido ponte a leer el Libro Primero de El Capital siguiendo mi heterodoxo itinerario (es obvio que hay otros posibles pero a mí me ha funcionado éste cuando se lo he recomendado a compañeros). Empieza por el final, por los dos capítulos finales: el XXIV “La llamada acumulación originaria” y el XXV “La teoría moderna de la colonización” (en la edición de SIGLO XXI de la que te he hablado están en las páginas 891 a 967 en el volumen 3). Salta al capítulo VIII y lee los siguientes hasta el final. Y por fin vuelve a los capítulos I a VII.

Y buen viaje.

Hablemos ahora brevemente, aunque ya sabes que te los incluyo en el segundo itinerario que recomiendo, de los Libros Segundo y Tercero de El Capital publicados por Engels en 1885 y 1894 después de la muerte de Marx y gracias a un dificilísimo y meritorio trabajo sobre los manuscritos. (Título original Das Kapital. Kritik der politischen Oekonomie. Buch II: Der Cirkulations des Kapitals Verlag von Otto Meissner, Hamburg, 1885 y Das Kapital. Kritik der politischen Oekonomie. Buch III: Der Gesammtprocess der kapitalistischen Produktion Verlag von Otto Meissner, Hamburg, 1894).

 

Immanuel Wallerstein: El moderno sistema mundial

(Primera edición en inglés bajo el título The modern world-system. Capitalist agricultura and the origins of the European world-economy in the sixteenth century, Academic Press, Inc., Nueva York, 1974)

En la reseña del nº 2 de los textos que te recomiendo en este itinerario, otra obra de Wallerstein (El capitalismo histórico), ya te indiqué que “He dicho y escrito en varios sitios que estimo que Immanuel Wallerstein es el Marx del siglo XX.” y que ha corregido errores de Marx.

En efecto. No dudo en absoluto cuando afirmo que la obra de Wallerstein significa la prolongación, la corrección y la superación de la obra de Marx. Wallerstein prolonga la obra de Marx precisamente de la forma que Marx hubiera aprobado: sin miedo reverencial a la misma, corrigiéndola y superándola con los datos y los hechos que Marx equivocó o que, simplemente, fue imposible que conociera. Wallerstein formula un programa de acción sobre la obra de Marx: “Utilicemos, pues, sus escritos del único modo sensato: como los de un compañero de lucha que sabía tanto como el sabía.” Es más que evidente que Wallerstein ha cumplido ese programa.

La obra de Wallerstein muestra de modo eminente dos rasgos cruciales que también confirieron su carácter monumental a la obra de Marx: una fantástica, casi increíble, acumulación de información pertinente y una genial capacidad de crítica y de síntesis de esa informaci6n. Que son los requisitos y las palancas que permiten a ambos dar el salto creador e innovador a los hallazgos que iluminan nuestro conocimiento del mundo y de su funcionamiento en su totalidad.

Wallerstein prolonga también a Marx en su común convicción de que el conocimiento es una herramienta característica del homo faber, del hombre definido por su capacidad de transformación del mundo. “La capacidad del hombre -dice Wallerstein- para participar inteligentemente en la evolución de su propio sistema depende de su habilidad para percibirlo en su totalidad.” Y, como Marx, Wallerstein elige posición y se configura como “traidor de clase” cuando dice: “En la medida en que queramos un mundo más igualitario y más libertario, hemos de comprender las condiciones bajo las cuales estos estados del ser son realizables. El hacerlo requiere en primer lugar una clara exposición de la naturaleza y la evolución del sistema mundial moderno hasta hoy, y la gama de desarrollos posibles en el presente y en el futuro. Tal clase de conocimiento supondría poder. Y en el marco de mi compromiso sería un poder que resultaría especialmente útil para aquellos grupos que representan los intereses de la parte mayor y más oprimida de la población mundial”.

El acierto principal, el “huevo de Colón” de la obra de Wallerstein, es algo aparentemente muy simple y que estaba ya implícito en la obra de Marx: que para reconstruir la historia de la actual sociedad capitalista analizando los cambios sociales que han conducido a ella “la unidad correcta de análisis era el sistema mundial y que los Estados soberanos debían ser considerados tan sólo como un tipo de estructura organizativa entre otras en el seno de este único sistema mundial”.

Voy a resistir a la tentación de transcribirte extensas citas de El moderno sistema mundial. En dos obras mías (también en línea en esta Web) Negación vasca radical del capitalismo mundial y “Problema español”/”problema vasco”. La economía-mundo según Wallerstein y los últimos 150 años de lucha de clases en Euskadi Sur encontrarás esas extensas citas toda vez que yo, que me reclamo tan discípulo de Wallerstein como de Marx, he construido mi interpretación del conflicto que enfrenta a España con el Sur de Euskal Herria aplicando el método y los conceptos claves de Wallerstein y prolongando al siglo XIX español el análisis que Wallerstein hace en El moderno sistema mundial I y II de la evolución de España.

Sí te añadiré aquí una recomendación sobre la lectura de estos dos libros de Wallerstein. Para ella te será de extrema utilidad haber seguido la recomendación que te he hecho en esta Guía de que te consigas y tengas bien a mano en estas lecturas que te recomiendo el Atlas Histórico Mundial (Volúmenes I y II) de Hermann Kinder y Werner Hilgemann, Ediciones ISTMO, Colección Fundamentos 1, Madrid 1990 (es la 15ª edición, debe haber otras). U otra obra similar. Porque te insisto en lo que ya te he dicho aquí: que Wallerstein exhibe en estos dos tomos una fantástica, casi increíble, acumulación de información pertinente. Referida a hechos y procesos históricos de los que es posible que o no tengas ni idea o tengas una muy vaga. Y a cada paso tendrás que situarte cronológica y geográficamente. Para lo cual. como primera ayuda, te servirá ese Atlas. Te contaré como anécdota personal que yo tenía tan sólo la muy vaga idea que proporciona el Bachillerato español de los varios episodios de la Guerra del Norte que enfrentó a Suecia, Prusia y Rusia en los siglos XVII y XVIII. Y, como quiera que en el segundo tomo Wallerstein contempla con atención esa Guerra como clave para el posterior ascenso de Prusia a la condición de Estado del centro, tuve que “ponerme las pilas” y acopiarme los mínimos conocimientos necesarios para seguir el texto.

Recomendación complementaria es que no dejes de leerte las notas a pie de página “cuando tocan”, es decir en el momento en que leas la página en la que figuran (hay gente que deja la lectura de esas notas para después de haber acabado de leer el texto). Esas notas son fruto de ese fantástico trabajo de acumulación de información que ya te he mencionado. Perdérselas es perder entre un 30 y un 40% del fruto que puedes sacar de la lectura de esta obra. Te pondré un ejemplo concreto: es en las extensas notas que figuran en las páginas 295, 296 y 297 del tomo I en dónde se contiene una validísima información sobre la revolución de los Países Bajos contra los Reyes de España, caracterizando a Holanda como la primera nación verdaderamente capitalista y burguesa y explicando como es un ejemplo (el primero) de una revolución burguesa en la que una clase (la burguesía) conduce una alianza de clases en una guerra de independencia y en la creación de una nación. Y más cosas del más alto interés para los problemas de hoy de los vascos.

En fin, acabo ya. Lee y estudia (léelo con papel y lápiz al lado) El moderno sistema mundial. Entenderás como ha nacido y crecido el capitalismo, entenderás mejor el capitalismo de hoy. Entenderás mejor el mundo en el que vives y la gente con la que tienes que luchar.

 

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desarmado (1921-1929)

(Título original: The Prophet Unarmed. Trotsky: 1921-1929, Oxford University Press, Inc., Nueva York/Londres, 1959).

En la reseña del texto nº 15 de este itinerario (15. Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta armado (1879-1921)) ya te dije que: 1) Deutscher es un excepcional historiador; 2) antes que excepcional historiador es un excelente marxista (condición precisamente de lo excepcional historiador que es); 3) Sus obras son ejemplos eminentes de esa práctica teórica de la que tanto te vengo hablando en estas páginas. Y como realizador de esa práctica estuvo también inmerso en la lucha cruda y dura.

Voy a insistirte aquí en este último punto. Desde mediados del decenio de los veinte militó activamente en el Partido Comunista de Polonia, fue el principal portavoz de la oposición en el seno del partido influida poderosamente por las ideas de Trotsky y en 1932 ganó el récord de ser el primer miembro del Partido polaco expulsado por su antistalinismo. Te lo cuento no sólo para ilustrar con otro ejemplo esa fundamental unidad de práctica y teoría que se da en los grandes teóricos comunistas sino para explicar las relaciones personales que le permitieron tener un acceso de excepcional primera mano a las experiencias de testigos y protagonistas de los hechos que narra y a los documentos en muchos casos desconocidos hasta que Deutscher los publica. Testimonios y documentos imprescindibles para poder elaborar este libro con el nivel de calidad histórica que alcanza.

En efecto, Trotsky. El profeta armado (1879-1921) abarca, en palabras del propio Deutscher en el prefacio, “los años que constituyeron en muchos aspectos, el período formativo de la Unión Soviética. Comienza con el año 1921 y las derivaciones de la guerra civil, con Trotsky todavía en la cúspide del poder, y termina en 1929 con Trotsky en camino de Constantinopla y la Unión Soviética entrando en la época de la industrialización y la colectivización forzosas. Entre esos años se desenvuelve el drama del partido bolchevique, que después de la muerte de Lenin, se vio lanzado a lo que fue probablemente la más feroz e importante controversia política de los tiempos modernos, inseguro en sus lineamientos políticos y buscando su rumbo a tientas, atrapado en extraordinarias tensiones sociales y políticas y en la lógica del sistema unipartidista, y sucumbiendo a la autocracia de Stalin. Durante todo este período, Trotsky se encuentra en el centro de la lucha como el principal adversario de Stalin, el único candidato de alternativa a la jefatura bolchevique, el partidario “prematuro” de la industrialización y la economía planificada, el crítico del Socialismo en un Sólo País y el adalid de la “democracia proletaria”.

Esa es precisamente la razón de que te recomiende la lectura de este libro. Hoy la URSS ha desaparecido por implosión (te remito a mi explicación de ese fenómeno en las 42 páginas del tercer capítulo de mi libro Negación vasca radical del capitalismo mundial también en línea en esta web) pero es imprescindible entender lo más completamente posible ese fracaso concreto de una experiencia revolucionaria que afectó a la vida de centenares si no de miles de millones de seres humanos. Una de las claves de esa explicación es la degeneración del partido comunista ruso. Y de ese tema habla precisa y luminosamente este libro.

 

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desterrado (1929-1940)

(Título original: The Prophet Outcast. Trotsky: 1929-1940, Oxford University Press, Inc., Nueva York/Londres, 1963).

La mejor presentación que puedo hacerte de este libro es transcribirte los dos primeros párrafos de su prefacio. Dice Deutscher: “Este volumen concluye mi trilogía sobre Trotsky y relata el catastrófico desenlace de su drama. En el momento del desenlace, el protagonista de una tragedia es por lo general, más que personaje actuante, sujeto de la acción. Con todo, Trotsky siguió siendo hasta el fin la antípoda activa y combativa de Stalin, su único antagonista vocal. A lo largo de aquellos doce años de 1929 a 1940, ninguna voz pudo alzarse contra Stalin dentro de la URSS; y ni siquiera pudo escucharse un eco de las intensas luchas anteriores, excepto en las degradantes confesiones de culpabilidad a que fueron reducidos tantos de los adversarios de Stalin. En consecuencia, Trotsky pareció erguirse completamente solo contra la utocracia de Stalin. Fue como si un enorme conflicto histórico se hubiese comprimido en una controversia y una lucha a muerte entre dos hombres. El biógrafo ha tenido que demostrar cómo llegó a suceder tal cosa y se ha visto obligado a analizar detalladamente las complejas circunstancias y relaciones que, al mismo tiempo que le permitieron a Stalin “pavonearse con el atuendo del héroe”, hicieron de Trotsky el símbolo y el único portavoz de la oposición al stalininismo.

Por consiguiente, junto con los hechos de la vida de Trotsky he tenido que narrar los tremendos acontecimientos sociales y políticos de la época: la barahúnda de la industrialización y de la colectivización en la URSS y las Grandes Purgas; el colapso de los movimientos obreros alemán y europeo frente al asalto del nazismo; y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Cada uno de estos acontecimientos afectó al destino de Trotsky, y en relación con cada uno él libró su batalla contra Stalin. He tenido que detenerme en cada una de las principales controversias de la época, pues en la vida de Trotsky el debate ideológico es tan importante como las escenas de las batallas en las tragedias de Shakespeare: a través del debate se revela el carácter del protagonista mientras éste avanza hacia la catástrofe”.

Sólo unas palabras sobre uno de esos “tremendos acontecimientos sociales y políticos de la época”, sobre las Grandes Purgas. He aquí un terrible párrafo de este libro sobre las consecuencias del terror de ese período que llegó hasta comienzos de 1939 y del que Deutscher nos dice que fue “equivalente al genocidio político: destruyó toda la especie de los bolcheviques antiestalinistas. Durante los siguientes quince años del régimen de Stalin no quedó en la sociedad soviética, ni siquiera en las cárceles y los campos de concentración, ningún grupo capaz de plantearle un desafío. No se permitió la supervivencia de ningún centro de pensamiento político independiente. En la conciencia de la nación se produjo un tremendo hiato; su memoria colectiva fue despedazada; la continuidad de sus tradiciones revolucionarias fue liquidada; y su capacidad de formar y cristalizar cualquier noción anticonformista fue destruida. La Unión Soviética quedó finalmente, no sólo en su política práctica, sino incluso en sus procesos mentales ocultos, sin ninguna alternativa frente al stalinismo”.

 

Isaac Deutscher: Stalin. Biografía política

(Título original: Stalin. Biografía política Oxford University Press, Inc., Nueva York/Londres, 1949).

Este es el primero de los libros que Deutscher dedicó a las biografías de los dirigentes de la Revolución Rusa (véanse en esta Guía los números 15. Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta armado (1879-1921), 24. Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desarmado (1921-1929) y 25. Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desterrado (1929-1940)). Publicado en inglés por primera vez en 1949, Deutscher le añadió después de la muerte de Stalin (ocurrida el 6 de marzo de 1953) un Post sciptum Los últimos años de Stalin, incluido en la edición que manejo y cito.

Es un libro cuya lectura es dramática para cualquier comunista por cuanto que buena parte de él es la narración de la feroz degeneración stalinista de la Revolución Rusa. Pero de lectura obligada porque los crímenes de Stalin son un hecho histórico que es preciso conocer, entender y reconocer como desviaciones de un proceso revolucionario. Los editores describían así el libro en su solapa: “En esta biografía política del hombre que gobernó a la Unión Soviética durante un cuarto de siglo, Isaac Deutscher ha cumplido la difícil tarea de enfrentarse con objetiva actitud de historiador a los grandiosos acontecimientos que determinaron el destino de millones de seres humanos. El Stalin que emerge del libro no es ni el jefe endiosado en torno al cual nació y se desarrolló el famoso culto a la personalidad ni la encarnación de todas las maldades políticas que han presentado los detractores sistemáticos del comunismo. Es un hombre dentro de una época y en él se resumen y cobran relieve humano las contradicciones, las grandezas y las miserias de todo un período histórico. En ese sentido, el protagonista de esta biografía lo es tanto José Stalin como la propia Revolución Rusa”.

En su Prefacio a una edición popular (la de Vintage Books, Inc, Nueva York, 1960) Deutscher explicaba que: “Yo terminé de escribir este libro cuando Stalin se encontraba en la cúspide de su poder y los últimos años de su mando pertenecían aún al futuro. Por necesidad interrumpí la historia de su vida y de su obra en los años 1945-46 y llegué a la conclusión de que, aunque todavía era demasiado pronto para formular “un juicio seguro sobre el hombre, sus aciertos y sus fracasos”, resultaba claro no obstante que Stalin pertenecía “a la estirpe de los grandes déspotas revolucionarios, la de Cromwell, Robespierre y Napoleón “. Stalin no era grande moral o intelectualmente, sino “por el alcance de sus empresas, la importancia de sus acciones, la vastedad del escenario que dominaba”. Revolucionario lo era “porque puso en práctica un principio fundamentalmente nuevo de organización social” y porque sobre la base de la propiedad pública y por medio de una economía planeada, industrializó y colectivizó la sociedad soviética, transformando así perdurablemente su estructura. “Finalmente su inhumano despotismo no sólo ha viciado una gran parte de sus logros, sino que aún puede provocar una violenta reacción contra éstos, en que la gente podría inclinarse a olvidar, durante cierto tiempo, contra qué reacciona: la tiranía del stalinismo o su ejecutoria progresista en lo social”.

Refiriéndome a la moda, corriente entonces, de asemejar a Stalin con Hitler, indiqué ciertamente sus similitudes, pero tuve buen cuidado de poner de relieve las diferencias: “Hitler fue el jefe de una contrarrevolución estéril, mientras que Stalin ha sido tanto el jefe como el explotador de una revolución trágica y contradictoria pero creadora…No hay una sola esfera en la que Hitler haya hecho avanzar a la nación alemana más allá del punto en que se encontraba cuando él tomó el poder. En la mayor parte de las esferas la ha hecho retroceder terriblemente… Stalin se propuso… extirpar la barbarie de Rusia recurriendo a medios bárbaros. Dada la naturaleza de los medios que empleó, buena parte de la barbarie… ha vuelto a renacer… Ello no obstante, la nación ha avanzado en la mayoría de las esferas de su existencia… Rusia es ahora la primera potencia industrial de Europa y la segunda del mundo. Su mente ha sido despertada de tal modo que difícilmente podrá adormecérsela otra vez.”

Deutscher fue quien, en otro lugar, denunció con nítida crudeza la brutalidad y la criminalidad de la desviación y degeneración stalinistas. Escribió y publicó que Stalin “utilizó todos los recursos del terror y del engaño para impedir que los obreros, y el pueblo en general, reclamaran sus derechos y su legado revolucionario… Como director de las purgas, Stalin fue el descendiente de Cromwell y Robespierre. Su terror fue mucho más cruel y repugnante que el de éstos, pues él ejerció el poder durante un período mucho más largo, en circunstancias más sobrecogedoras y en un país acostumbrado a lo largo de siglos a la bárbara brutalidad de sus gobernantes… El stalinismo, en efecto, puede describirse como la amalgama del marxismo con el primordial y salvaje atraso de Rusia”.

Deutscher ha seguido siempre la vieja regla que estipula que la verdad es siempre revolucionaria. Quiero destacarte unas páginas claves de su Stalin. Biografía política. Claves porque advierten que el comienzo de la degeneración del partido comunista ruso se produjo en vida de Lenin y como consecuencia de una decisión suya, con el voto a favor de Trotsky. Son las páginas finales del capítulo VI (213 a 218 de la edición que yo manejo y que te he reseñado aquí). En las que se relata cómo y por qué se acepta la idea de que un sólo partido debía gobernar a los Soviets y de que sólo un partido podría existir. Los párrafos clave son los que narran cómo y por qué en 1921 se prohibieron los grupos de oposición dentro del partido. Deutscher escribe que “La tarea que ahora se planteaba el bolchevismo, sin embargo, no era diferente a la de buscar la cuadratura del círculo. Para salvar las conquistas de la Revolución, tenía que suprimir el ritmo espontáneo de la vida política del país. Pero, al hacerlo, el Partido mutilaba su propio cuerpo y su propio espíritu”.

En fin, te recomiendo muy vivamente que no dejes de leer este texto.

 

Isaac Deutscher: La revolución inconclusa. 50 años de historia soviética.

(Título original: The Unfinished Revolution. Rusia, 1917-1967, 1967).

Es un texto excelente. Con aciertos especialmente notables. Por ejemplo el que subraya la importancia de la amnesia histórica inducida a la población de la URSS. Yo he insistido con alguna amplitud en mi Negación vasca radical del capitalismo mundial el peso que ese factor ha tenido en el mecanismo de implosión y hundimiento de la URSS. Deutscher avisaba sobre el asunto ya en 1967 subrayando “el hecho de que la sociedad soviética no se conoce a sí misma y está intensamente consciente de ello. La historia de este medio siglo es un libro cerrado para la intelectualidad soviética. Al igual de alguien que ha sufrido amnesia durante largo tiempo y apenas empieza a recuperarse, LA NACIÓN QUE NO CONOCE SU PASADO RECIENTE NO ENTIENDE SU PRESENTE. Décadas de falsificación stalinista han producido esta amnesia colectiva; y las medias verdades con que el XX Congreso ha iniciado la recuperación están obstruyendo el progreso ulterior.

Pero tarde o temprano la Unión Soviética deberá hacer inventario de este medio siglo a fin de que su conciencia política pueda desarrollarse y cristalizar en formas nuevas y positivas.

Esta es una situación de especial interés para los historiadores y los teóricos políticos; ofrece un ejemplo poco común, tal vez único, de la estrecha interdependencia de la historia, la política y la conciencia social… Aún en este año de aniversario, la mayoría de los dirigentes de 1917 siguen siendo no-personas; los nombres de la mayoría de los miembros del Comité Central, que dirigieron la insurrección de Octubre, siguen siendo inmencionables. Al pueblo soviético se le pide que celebre el gran aniversario, pero no se le permite leer una sola descripción de los acontecimientos que celebra. (Tampoco dispone de ninguna historia de la guerra civil)”

Hay muchos mas aciertos analíticos en estas conferencias. Por ejemplo su muy importante precisión acerca de que, en la época en que está hablando (1967) “los estratos superiores de la burocracia, de la jerarquía, del partido, los grupos de administradores y el personal militar viven en condiciones comparables a las que disfrutan los ricos y los nuevos ricos en la sociedad capitalista”. Y la aguda advertencia de que “de lo que carece esta llamada nueva clase es de propiedad. Sus miembros no poseen ni medios de producción ni tierra. Sus privilegios materiales están limitados a la esfera del consumo…. no pueden convertir una parte de sus ingresos en capital; no pueden ahorrar invertir o acumular riqueza en la forma duradera y expansiva de bienes industriales o de cuantiosos valores financieros. No pueden legar riquezas a sus descendientes”.

Deutscher completa esas afirmaciones recordando un vaticinio de Trotsky que 24 años después de ser así recordado en esas conferencias se ha convirtió en otro de los supremos aciertos prospectivos de quien lo formuló: “Trotsky vaticinó una vez que la burocracia soviética lucharía por el derecho de legar sus bienes a sus hijos y tal vez trataría de expropiar al Estado y convertirse en accionista de empresas y trusts”. Deutscher añade que “Esta predicción, hecha hace más de treinta años, no se ha cumplido hasta ahora”. Nosotros sabemos desde 1991 que ahora sí se ha cumplido.

Lee este texto. No tiene desperdicio.

 

LIBROS RECOMENDADOS:

Rosa Luxemburg: Nuestro programa y la situación política

Trotsky: La lucha contra el fascismo. El proletariado y la revolución.

Trotsky: La revolución española

Mao Tse Tung: Una selección de obras suyas sobre la guerra revolucionaria y China.

Friedrich Engels: La situación de la clase obrera en Inglaterra

Karl Marx: El Capital.

Immanuel Wallerstein: El moderno sistema mundial

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desarmado (1921-1929)

Isaac Deutscher: Trotsky. El profeta desterrado (1929-1940)

Isaac Deutscher: Stalin. Biografía política

Isaac Deutscher: La revolución inconclusa. 50 años de historia soviética.

 

Ver el documento completo en