Mas al tratar acerca de los vascos algunos olvidan con frecuencia que si los imperialismo militaristas al servicio de las autocracias monárquicas pudieron hacer antaño en sus desmedidas ambiciones que los hijos de Bilbao sean españoles y franceses los de Bayona, no hay fuerza autocrática ni imperialista capaz de impedir que ambos pueblos dejen de ser vascos, de un a sola raza y lengua vernácula, y de un territorio bien definido. Ellos y nosotros somos hermanos, y este problema “internacional”, del que afortunadamente para ellos carecen otros pueblos españoles, deberá resolverlo Euzkadi democráticamente algún día con su autodeterminación, porque es de justicia.

La vida revolucionaria de Durruti, fue sagrada con una voluntad indomable sin límites a la inmutable causa de la liberación de la humanidad trabajadora, se asemejaba mucho a la vida de los revolucionarios rusos marxistas, cuyos destierros en las inhóspitas estepas de Siberia dieron como fruto esa obra espléndida y maravillosa que es la sociedad sin clases que realiza el pueblo ruso

San Sebastián ha sido invadida por gentes procedentes de Navarra y Aragón. Aristócratas de bajos fondos, matones profesionales que no tratan de ocultar en sus actos las lacras de su rebajada moral. Gente desconocida para las personas honradas que todavía vegetan miserablemente en aquella ciudad, desecho de la sociedad traído por los que mangonean el cotarro donostiarra para hacer masa y dar una sensación de normalidad a los extranjeros que

La mayor parte de los que lo integran vienen después de cerca de cuatro meses de campaña en la que, si no ha habido hechos de armas resonantes por lo menos, tan frecuentes como en los frentes gipuzkoanos o asturianos, tampoco ha faltado los sacrificios de la vida dura de la trinchera, la intemperie y las privaciones, salpicadas con batallas no por calladas menos cruentas como las que acompañaron a la brillante toma de Iguskiza.

El partido Comunista siempre fue, y lo es, el mejor exponente de la unidad política y sindical del proletariado. Ayer como hoy nuestro Partido, de común acuerdo con las normas trazadas por la Internacional Comunista, aplicó y aplica una política encaminada hacia el frente único y por la creación del frente popular con todos los Partidos y fuerzas sindicales del país que coincidiendo en la lucha contra el fascismo están dispuestos a organizar la resistencia armada,

El Gobierno alemán y el Gobierno italiano declaran de común acuerdo que no están dispuestos a admitir ni reconocer la existencia de una República aoviética en España, ya se trate de la península ibérica entera o de la de Cataluña. El Gobierno alemán y el italiano verían en este hecho la inmixtión de una tercera potencia que no están dispuestos a tolerar.”

Yo recuerdo, de cadete, los escalofríos de emoción que me sacudían cuando un profesor redondeaba un párrafo brillante sobre la superhombría militar integral. Él hablaba de la Patria, el Heroísmo, el Honor y el Uniforme, y cuando terminaba diciendo que la “sangre vertida por intrépidos generales del Arma ha de germinar en vuestros pechos, caballeros cadetes, como manantial inagotable de sangre roja con que abrazar la más amarrilla de los trigales de España, por la Patria y por el Rey”,

“Euzkadi Roja”, resumen a un tiempo, de los anhelos vascos y proletarios de todo el mundo, por eso es “Euzkadi” y por eso es “Roja”, al conmemorar la fecha histórica resalta la consigna actual: ¡Vencer! ¡Vencer! ¡Vencer!

«Euzkadi gorriyak», euzko-intzirien ta mundu, edo, ludi esoko beartuen bildegi erabat izanik, eta bi kingo oekatik “Euzkadi” ta “Gorri” dala, garai edestikiñ oek goraintziaz, beren adirazpena damaigu: «Garai-garai-garaitu».

Y cuando la invasión de los fascistas, exasperados por la resistencia heroica del pueblo guipuzcoana, volcó todas sus fuerzas de mercenarios sobre Irún, las milicias guipuzcoanas  escribieron la más gloriosa epopeya en Eralitz, en Puntza, en San Marcial, en Zubelzu, conteniendo durante un combate de 43 días y con 600 fusiles a un ejército de cinco mil hombres.

Lo demuestra después, cuando forzado a abandonar los atajos y sendero que tantas veces recorriera esquivando la vigilancia aduanera, organiza y dirige la defensa de las montañas guipuzcoanas. En toda las acciones de importancia llevase a cabo desde el Jaizkíbel hasta el Kalamua, aparece magnífica, inconfundible, la figura del comnadante Cristóbal.

La fementida autonomía que se le reconociera en 1654 por el tratado de Pereyaslavi, y que consagrando el triunfo de Moscú sobre su rival polaco, colocaba a la naciente República  ukraniana bajo el patronato del zar moscovita, recuerda la desdichada situación en que Gipuzkoa y Bizkaia vivieran patrocinadas por los monarcas castellanos que, a través de múltiples y bien dolorosos incidentes, desembocó en la violación descarada de nuestra soberanía.

no podía ser menos de sentir una emoción digna y honda al ver alejarse camino de rudas batallas a sus mejores guerreros y entre ellos al batallón “Larrañaga”, hombres curtidos que desde el comienzo de esta fratricida contienda han dado cara al enemigo, arrebatándole primer los reductos urbanos en que fraguó sus primeros crímenes en Donosti y resistiéndole palmo a palmo, sin miedo y sin experiencia, sólo con coraje, su artera invasión, garantizando con su ardor, que hoy va acompañado de técnica experiencia, el suelo vasco que hoy disfrutamos y que ningún enemigo podrá hallar.

No ha mucho todavía se afirmaba desde la tribuna de un mitin que lo que el proletariado debe hacer con la pequeña burguesía es “agarrarla por el cuello para obligarla a caminar”, a guisa, por lo visto, de parapeto viviente que encajara los más duros golpes de la reacción y fuera desbrozando el camino de la revolución de su maraña más espesa. En realidad un y otra posición se complementan a las mil maravillas. Lo que de ellas resulta es de un esquematismo por demás pueril:

Y mientras nuestros ediles continúan, sin duda, embargados por preocupaciones de MÁS ENJUNDIA, a esta pobre gente depauperada física y moralmente, tarada en parte por la influencia perniciosa de los detritus de la podrida sociedad capitalista en plena descomposición, pero de la más elevada honradez proletaria, la mayoría sumida en las tinieblas de la más horrible de las indigencias, se le cuelga el sanbenito infamante de unos pecados que consigo llevan la penitencia.

Uno de os pecados que de siempre ha maculado el liberalismo euskeldun ha sido el empequeñecimiento y la desfiguración del gran problema de nuestra libertad patria. A principios del siglo que corremos, y ya en compañía del socialismo liberaloide de la época, sus actitud llegó al extremo de combatir y negar el derecho de nuestra independencia, intimidados por el ambiente derechista del nacionalismo creado por el escandalosos fraude histórico a que se libró el jelismo aprovechando la lenidad y dejadez de las llamadas izquierdas.

El desarrollo de las luchas económicas en Euskadi, así como en toda la península, cada día adquiere una mayor envergadura, un mayor desarrollo coronado de éxitos rotundos y eficaces para las masas laboriosas, extendiéndose en todos los ramos de la producción de manera tal que las fuerzas patronales caracterizadas por su espíritu reaccionario e intransigente se ven arrolladas por la conciencia de clase del proletariado, dispuesto a mejorar sus condiciones de vida,

De la capital de la República nos llegan noticias que nos llenan de alborozo a la par que  nos hacen vibrar de la más fuerte emoción. Ello es que en la asamblea electiva en que el señor Azaña fue exaltado a la más alta magistratura del Estado español, cuando resonaban con acento que hacían estremecer hasta las bóvedas del Palacio de Cristal, las estrofas de “La Internacional”, “El Segadors”, el “¡U. H. P.!” y el himno republicano, se oyeron sonoros agudos y cortantes como un filo, voces de ¡”Gora Euskadi Askatuta!”

 Transponemos la entrada. Nuestros pies vacilan sobre los accidentes del suelo. Hay una especie de alfombra de papel que cubre la tierra para que ésta no se desparrame por el interior de la vivienda. Observamos los huecos. Las habitaciones están separadas unas de otras por tabla y papel. A pesar de los esfuerzos que se notan para limpiarlas, su aspecto no puede ser más sangriento. Unos cuantos camastros sucios en el fondo.

¡Y que para llegar a esta sencilla y conmovedora conclusión por parte del mentor de “El Liberal" se haya pasado la vida aquel infeliz de Carlos Marx exprimiéndose el cerebro y emborronando montañas de papel! ¡Si ahora va a resultar que la República de Trabajadores de todas clases estuvo a punto de irse a pique por la sencilla y exclusiva razón de que no contaba en un momento dado con la cantidad necesaria de diputados que la defendiera!

Una interesada atracción electoral fue el motivo bastardo con el que se quiso desmerecer nuestra campaña de proselitismo entre los hombres de Solidaridad. Bastardo, claro está, no por ilegítimo sino por insincero. Si se hubieran orientado mejor los redactores de “Euzko Langille”, hubieran descubierto que era otra consigna mas valiosa y duradera la que nos acuciaba: LA UNIFICACIÓN DEL PROLETARIADO como condición necesaria para alcanzar nuestra emancipación.

 Para los camaradas anarquistas y sindicalistas de la C. N. T.; los que prácticamente vieron y comprendieron que la amnistía y otras reivindicaciones políticas y económicas de las masas populares de todo el Estado español, encerraban un factor fundamental en la lucha electoral del 16 del pasado febrero, no de tipo sentimental, sino de un valor profundamente revolucionario, incluso en la escala internacional, ya que los embates contra la reacción del fascismo vaticanista

Todas esta causas han determinado que poco a poco el derecho de los pueblos y de sus vecinos se haya escamoteado hasta llegar casi a desaparecer por completo los derechos de los Ayuntamientos sobre las corralizas, o quedando en su poder actualmente un pequeño número de éstas, sin que el tesón con que algunos Municipios y en particular sus vecinos han defendido sus derechos en lucha incluso con la Guardia civil, haya sido bastante para impedir los escandalosos despojos de las corralizas por los caciques de los pueblos de Navarra.

Las elecciones —añade Lenin— no son más que un palenque de lucha, que, además (sobre todo en una época revolucionaria), dista mucho de ser el más importante, el más esencial, del proletariado por su emancipación.” La papeleta de voto es un arma , un camino; pero, al cogerla, el trabajador no renuncia a otros caminos y a otras armas. Ni se obliga tampoco a emplear el sufragio para el fin con que lo ponen en sus manos quienes de este modo pretenden amaestrarle o desviarle de su trayectoria.

Durante los quince días que flameó victoriosa entre las ensangrentadas vertientes de los montes astures la roja bandera del poder de los obreros y campesinos, una muchachita de dieciséis años, una niña, agigantó su diminuta figura, su insignificancia física haciéndola adquirir proporciones casi legendarias, cantando, en ejemplo de inenarrable heroísmo, la grandeza épica de nuestra clase. ¿Quién no se imagina la figura pálida y desesperad de la camarada Aida de la Fuente,

Leandro Carro Hernáez es el candidato de nuestro Partido Comunista de Euskadi por la circunscripción de Vizcaya (capital). Viejo bolchevique de nuestras filas, en realidad no necesita presentación. 

Jesús Larrañaga Churruca es el otro candidato del Partido Comunista de Euskadi por la circunscripción de Guipúzcoa. El camarada “Goyerri”, al igual que el camarada Carro, es uno de nuestros militantes más inteligentes y abnegados.

“Corrían noticias optimistas —dice Sabino— sobre la intransigencia de nuestros representantes”. . .  “pero ya que se han conducido indignamente y háse consumado la inicua obra, hablaremos claro, sin respeto de ningún género y obedeciendo únicamente a nuestra conciencia de bizkainos”.

“Anduvieron allá, de la ceca a la meca, postrándose cual viles siervos a los pies de los ministros. . . como infelices penados que van a pedir indulgencia, y dejándose tratar de potencia a potencia por los empleados de Hacienda. Y toda esta rastrera bajeza con pretensiones de diplomacia, ¿para qué?”

Merece la pena dedicarle unos comentarios que, a manera de réplica, esclarezcan una posición un tanto confusa, que si bien en el fondo responde a un sentimiento profundo de liberación de la nacionalidad vasca del tutelaje despótico del imperialismo español, no es menos cierto que las masas populares de nuestro país avasallado ven defraudadas sus esperanzas por la dirección del P. N. V. que coloca su política de acuerdo con los intereses capitalistas del

Los Bancos que en Petrogrado había que nacionalizar eran 28, sin contar el Banco Nacional, pues éste estaba ya a las órdenes de Bonch-Bruevich. Para efectuar la incautación, Bonch-Bruevich llamó una tarde a 50 comisarios del pueblo, indicándolos que se acostaran temprano para realizar muy de mañana cierta comisión, que no se les comunicó en aquél momento.

Un escritor mexicano, José Mancisidor, de legado al Congreso de escritores revolucionarios reunido en Nueva York, ha editado recientemente un libro en el que recoge y describe la impresión de su visita a la capital de Estados Unidos. En uno de sus capítulos, en el que dibuja con maestra sagacidad la figura extraordinaria de la gran revolucionaria norteamericana Ella Reeve, universalmente conocida por “Morher Bloor”, el camarada Mancisidor describe

 Negar la importancia del movimiento obrero que, hoy en día, controla en Euskadi el Partido Nacionalista, sería además de puerilidad, torpeza imperdonable en los partidos que aspiran a la urgente constitución del frente único proletario. De aquí que nuestras razones deban tender a convencer a Solidaridad de Obreros Vascos, organización de resistencia que, si por sus principios y por el Partido político que la orienta es inconciliable con nuestra táctica de lucha,

Derecho de autodeterminación significa: que un pueblo tiene derecho él mismo a disponer de sus suerte, que nadie tiene derecho a inmiscuirse violentamente en la vida de una nación, de aniquilar sus escuelas y otras instituciones, de quebrantar sus costumbres, de dificultar el empleo de su idioma, de limitar sus derechos. Tendrá derecho a separarse totalmente de otra u otras naciones a quienes estuviera unida.

Al pie del artículo que se publicó en estas mismas columnas, la pasada semana, apareció una nota de la Redacción de EUSKADI ROJA en la que se me presentaba como militante de Acción Nacionalista Vasca. Efectivamente soy de A. N. V., pero pertenezco a una organización que, aunque adherida al citado Partido, tiene autonomía propia, y se llama “Mendigoizale Eusko Ekintza” cuyo criterio, además del mío personal, quiero sustentar.

Sentemos el supuesto de que la independencia nacional de Euskadi hay sido lograda y en plano uso de sus soberanía nacional comienza el joven Estado Basco a dar sus primeros pasos.  ¿Qué orientación seguirían éstos? ¿Qué perspectivas de carácter económico y social brindaría la nueva nación a las masas populares del país?

Las palabras transcritas que sirven de subtítulo al presente trabajo han producido, al parecer, cierta perplejidad entre algunos trabajadores nacionalistas sobre la posición exacta de nuestro Partido en orden al problema nacional. Considero, pues, obligación ineludible el aventar las dudas que pudiera haber producido las mismas. Esta es la pretensión, no modesta por cierto, que me propongo al pergeñar estas mal hilvanadas líneas.

Las concepciones erróneas del anarquismo, en cuanto se refiere a los diversos problemas planteados por la lucha de clases y las contradicciones del capitalismo, representan a la postre una corriente contraria a los intereses y anhelos de las masas laboriosas, aunque superficialmente traten de encubrirse la mayoría de las veces con un barniz pseudo revolucionario.

Con el Frontón rebosante de público, tan rebosante que son pocos los actos celebrados en el mismo local que han conseguido reunir a tanto auditorio, compuesto en su mayor parte de auténticos trabajadores y de mujeres proletarias, tuvo lugar el pasado domingo, y sin ningún incidente, el mitin, el primer mitin organizado en San Sebastián, por el joven Partido Comunista de Euskadi.

Estimados ciudadanos: Los actuales ataques del Poder central, que apenas ocultan los deseo del imperialismo español de reducir a la nada las escasas libertades de Euskadi (pálido reflejo de su anterior independencia nacional) con vistas a imponer el fascistización de nuestro país, siguiendo las normas impuestas en otros países, Alemania especialmente, con el fin de ahogar todo anhelo de liberación nacional de nuestro pueblo,